María Rosa, estudiante de octavo básico de la Escuela Oasis del Desierto, en el poblado de Pintados, quiere fotografiar las estrellas, el cielo y la luna que nos rodea. Quiere conocer, a través del lente de su cámara fotográfica, lugares más allá de la Región de Tarapacá. Quiere explorar, compartir y poder expresar a través de su propia mirada los tesoros del mundo.

©María Rosa Chinche
©María Rosa Chinche

Ella es uno de los muchos talentos escondidos de norte que inspiraron y fueron parte del impulso de la iniciativa “Mi Ojo Fotográfico”, un taller teórico-práctico que buscaba conectar a los niños con la identidad, cultura, patrimonio, flora y fauna de la Región de Tarapacá, que se desarrolló durante cinco meses entre 2019 y 2020. Un proyecto para mostrar, desde el propio ojo juvenil, su sentimiento de pertenencia, participación y creación con la zona en que viven. 

Y resultó ser mágico.

©Gabriela Meneses
©Gabriela Meneses

El origen del proyecto

El poblado de Pintados es una antigua estación de ferrocarril que ahora se conoce más por los geoglifos, declarados como Monumento Arqueológico en Chile y que están en la carrera para ser postulados como Patrimonio de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Inmerso en la Pampa del Tamarugal, este pequeño pueblo tiene un enorme potencial, compuesto por los niños que viven ahí.

Sergio Grez, publicista, productor y naturalista, se dio cuenta de esto hace unos años, cuando era parte del proceso para que los geoglifos fueran declarados Patrimonio de la Humanidad. Para tener la validación por parte de la comunidad, la Escuela Oasis del Desierto se acercó al proyecto. En esa instancia, Grez conoció a la directora Carolina Candia y a sus estudiantes, a los que describe como “niños con ganas de conocer el mundo increíble”. Según cuenta, ellos se acercaban a él mientras sacaba fotos y le preguntaban sobre lo que hacía.

©Cortesía Sergio Grez
©Cortesía Sergio Grez

Una inquietud que notó y conversó con la directora, con quien empezó a plantearse la idea de crear un taller de fotografía. Así surgió “Mi Ojo Fotográfico”. 

En poco tiempo, la directora consiguió el apoyo económico de la Corporación Municipal de la Comuna de Pozo Almonte, a la que pertenece Pintados: les dieron cámaras, equipos y apoyo logístico y monetario para realizar expediciones a poblados cercanos. 

Desde el ojo de un niño

“La idea principal de todo esto es que los niños se introduzcan en una especie de proyecto de National Geographic, donde ellos fueran los fotógrafos de la Región de Tarapacá. Si bien es un lugar importante a nivel internacional, tampoco está bien documentada a nivel de fotografía, entonces resultaba interesante que los niños documentaran su geografía, cultura, patrimonio y naturaleza. Pero al mismo tiempo, queríamos que los niños descubrieran un mundo más allá”, dice Sergio Grez. 

©Betzabeth Gutierrez
©Betzabeth Gutierrez

Así, la iniciativa se desarrolló desde octubre de 2019 hasta febrero de 2020. Cinco meses con dos grupos de niños de la escuela. Además de algunas clases teóricas de historia e importancia de la fotografía, realizaron distintos viajes a lugares icónicos de la región como Tarapacá, Mamiña, Iquique, Humberstone y Santa Laura, Pica y Victoria. Un proceso en el que también apoyó Ximena Zamorano, asistente de producción y documentación del proyecto. 

Según Grez, para los niños también fue significativo porque muchos de ellos no conocían lugares cercanos a su pueblo: “Para ellos fue una verdadera expedición, viajamos a lugares hermosos y rincones escondidos. Fue algo hermoso, los niños desataron una creatividad impresionante con las fotografías de arañas, insectos, flora, paisajes y arquitectura. O sea, se desarrollaron en todos los ámbitos teóricos que vimos en clases”.

©Yeni Valencia
©Yeni Valencia

De hecho, para Nayaret, alumna de la Escuela Oasis del Desierto, quien también participó en el taller, la experiencia fue “muy bonita porque pudimos salir, ver otros lugares, sacar fotos, aprender más de la foto y compartir con compañeros y profesores. Fue muy divertido”. 

Algo que, de acuerdo a lo que explica Grez, para los padres también fue muy importante: “Cuando comenzó el taller era todo muy de novela. Por ejemplo, íbamos a buscar a un niño en furgón y la mamá nos llevaba melones y sandías. Entonces se generó un nexo distinto, donde la educación es más personalizada. La confianza de los padres es fundamental. Ellos estaban motivados, les gustaba la idea de que sus hijos hicieran algo distinto. Cuando vieron la exposición final no lo podían creer porque eran fotos impresionantes”. 

©Helen Liendro
©Helen Liendro

Los planes para el futuro

Uno de los valores del proyecto, fue justamente incorporar una mirada desde los niños, una mirada distinta. De acuerdo con Grez, es extremadamente importante que los jóvenes sean los que den a conocer los tesoros de la región en que viven porque ellos son los herederos del lugar y quienes van a mostrar el mundo con sus ojos. “Generalmente el humano tiende a perder ese nivel de valoración por las cosas que nos rodean, por la edad, por eso es importante que, a través de los niños las personas generen ese nexo: que se sientan orgullosos de su tierra, de sus paisajes. Que los sientan suyos, como parte de su vida”, dice.

©Cortesía Sergio Grez
©Cortesía Sergio Grez

Por esto, comenta que lo ideal en un futuro es que este proyecto se pueda realizar en muchas escuelas para generar lazos del niño con su entorno. Post pandemia, busca seguir con el proyecto dentro de Pintados, pero también llegar a más lugares o el extranjero. 

Así, este puede ser el nacimiento de pequeños grandes fotógrafos del norte de Chile. Algunos de los alumnos, en especial los que tenían interés previo en la fotografía, desean dedicarse profesionalmente a ella, también viendo su importancia a lo largo de la historia. Y también, a nivel personal y social. Como dice Nayaret, ser fotógrafa es algo que está en sus opciones para cuando sea profesional.

Anabella Chinche
Anabella Chinche
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