En julio de 2018, 17 investigadores del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) se adentraron en los mares australes para estudiar el impacto del calentamiento global en Océano Austral. Durante nueve días, los científicos recorrieron desde el Estrecho de Magallanes hasta el canal Beagle para tomar muestras de agua, abarcando 460 kilómetros.

El candidato a doctor, M. Palacios, realiza mediciones de parámetros fisiológicos de los bosques de huiro con un instrumento llamado Diving-PAM. 
El candidato a doctor, M. Palacios, realiza mediciones de parámetros fisiológicos de los bosques de huiro con un instrumento llamado Diving-PAM. ©Eduardo Sorensen

Se trató de una de los mayores muestreos oceanográficos de los fiordos australes, un área aún poco estudiada, cuyos resultados permitirán identificar por ejemplo cómo los gigantescos bosques de huiro en la zona, que brindan refugio, son áreas de reproducción y zonas alimentación para cientos de organismos, se ven afectados por la descarga de agua dulce y sedimentos, al igual que la fauna que los rodea.

Flabeilina falklandica, nudibranquio o babosa de mar, molusco desprovisto de concha muy común en los ecosistemas marinos de la Patagonia.
Flabeilina falklandica, nudibranquio o babosa de mar, molusco desprovisto de concha muy común en los ecosistemas marinos de la Patagonia. ©Eduardo Sorensen

Estos bosques submarinos de algas pardas que en 1834 fueron comparados por Charles Darwin con bosques tropicales por la gran cantidad de organismos que viven asociados a él, están conformados por la especie Macrocystis pyrifera conocida comúnmente como huiro o sargazo, que puede llegar a medir hasta 90 metros de largo, duplicando el tamaño de la ballena azul. “En condiciones óptimas, los bosques de huiro pueden lograr tasas de crecimiento de hasta 50 cm diarios. En los ecosistemas marinos su importancia es tal que se consideran los centinelas de cambio climático”, asegura el ingeniero en acuicultura y estudiante de doctorado de biología marina del Centro IDEAL, Mauricio Palacios.

La centolla (Lithodes santolla) es un crustáceo  habitual de los ecosistemas marinos patagónicos, siendo una de las especies comerciales más importantes de la región de Magallanes.
La centolla (Lithodes santolla) es un crustáceo  habitual de los ecosistemas marinos patagónicos, siendo una de las especies comerciales más importantes de la región de Magallanes. ©Eduardo Sorensen

En la expedición se analizó la fisiología y diversidad de los bosques subacuáticos en dos zonas del fiordo Yendegaia: uno donde existe mayor influencia de agua dulce y sedimentos producto de los deshielos de glaciares como el Stopanni y Bower, y otros donde el efecto es menor. “Los bosques submarinos en Fiordo Yendegaia representan un laboratorio natural que puede ayudar a comprender los efectos del cambio global en estos importantes organismos”, aseguró el Dr. Erasmo Macaya, jefe de la tercera expedición del Centro IDEAL.

Bosques submarinos formados por Macrocystis pyrifera (huiro o sargazo). Son considerados los más diversos y más productivos de la tierra.
Bosques submarinos formados por Macrocystis pyrifera (huiro o sargazo). Son considerados los más diversos y más productivos de la tierra. ©Eduardo Sorensen

En total fueron 25 estaciones oceanográficas con más de 460 kilómetros de obtención de datos, equivalente a la distancia que hay aproximadamente entre Punta Arenas y El Calafate, Argentina.

Felipe Pizarro (UMAG) y Dr. (c) Mauricio Palacios (centro IDEAL), durante actividades de muestreo poblacional de los bosques de alga gigante (huiro) en Fiordo Yendegaia, canal Beagle.
Felipe Pizarro (UMAG) y Dr. (c) Mauricio Palacios (centro IDEAL), durante actividades de muestreo poblacional de los bosques de alga gigante (huiro) en Fiordo Yendegaia, canal Beagle. ©Eduardo Sorensen
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