Astrofotografía en el desierto de Atacama, un gran maestro para aprender sobre el cielo nocturno
Nuestro colaborador invitado, el astrofotógrafo Alexis Trigo, nos comparte una galería de fotos del trabajo que ha desarrollado en el desierto de Atacama durante los últimos años. Junto a esto, nos entrega una reflexión sobre cómo este lugar permite una verdadera conexión con el cielo nocturno y da increíbles escenarios no solo para fotografiarlos, sino para reconectar con la sabiduría de los ancestros y las cosmovisiones de los pueblos indígenas en la zona, al mismo tiempo que la fotografía es un camino espiritual. Conoce aquí su trabajo.
Soy fotógrafo autodidacta, pero mi gran maestro ha sido el desierto de Atacama. Hace unos seis años que llegué a vivir a San Pedro de Atacama motivado por mi intuición (vivía en Viña del Mar, que tiene un clima totalmente distinto) y con un sueño: aprender del cielo nocturno y llenarme de esa magia que tanto hablaba la gente. Lo que incentivó mi viaje fue simplemente mi afición por la astronomía en todas sus facetas, pero con una clara inclinación por la cosmovisión de los pueblos indígenas. Esto ha sido el motor de mi trabajo fotográfico, ya que sé que hubo una conexión muy profunda de nuestros ancestros con el cielo, y básicamente busco reconectarme con esa sabiduría.
Me considero un hijo del desierto, siento que pertenezco a este lugar, el silencio del desierto es una melodía sin fin que invita a conectarse con ese vacío. La fotografía para mí es un camino espiritual, un estilo de vida, en ella encontré un lenguaje y un hogar.
La geología del desierto es impresionante, son tan diversas sus manifestaciones que, de verdad, te deja como hipnotizado. El desierto tiene millones de años de formación, es pura sabiduría, es como estar con un maestro aprendiendo constantemente.
Hay algo bien curioso respecto a fotografiar por las noches: si te alejas de la contaminación lumínica del pueblo, puedes llegar a lugares muy oscuros y en fotografía necesitamos si o sí de luz. Sin embargo, por las noches hay una suave y tenue luz que ilumina el paisaje, hasta el punto de que puede proyectar sombras muy débiles. Esa luz viene de las estrellas, de la luz zodiacal y algunos planetas que reflejan la luz del sol. Eso es sencillamente magistral. Cuando haces larga exposición puedes recolectar esa luz para conseguir más detalles del paisaje que para nuestros ojos es casi invisible de noche.
La fotografía tiene la capacidad de conectar sutilmente ciencia, arte, mente y corazón.
*Revisa más sobre Cielo Nocturno, un proyecto de astrocultura de este fotógrafo.