Una semana parece, y es, muy poco tiempo para recorrer los más de mil kilómetros que recorre la ruta 7 en la Carretera Austral. Sin embargo, una ruta bien armada y organizada, asesorada por nuestros amigos de Ruta 7, logró que conociéramos una buena parte de ella (el tramo Coyhaique – Cochrane), e hiciéramos varios de los más lindos paseos. Les dejo acá la ruta, datos y experiencias de un viaje que haría una y mil veces.

Tomamos el vuelo Santiago – Balmaceda un sábado por la mañana, y luego de dos horas y cuarto, sorprendidos con la cercanía, estábamos saliendo del aeropuerto para recibir al que sería nuestro nuevo compañero: un Jeep 4×4 Jimny que habíamos arrendado desde Santiago la semana anterior.

Sin perder más tiempo, partimos directamente hacia Puerto Río Tranquilo, nuestra primera parada.

Puerto Río Tranquilo (2 noches) 

Diría -casi con orgullo- que hicimos el récord de demora en hacer los cerca de 190km del tramo Balmaceda – Río Tranquilo porque paramos en cada curva de la ruta. ¡Qué paisajes más espectaculares! La carretera nos estaba esperando con caminos abarrotados de lupinos amarillos y morados.

©Lupinos
Lupinos ©Antonia del Río

Una vez dentro de la Reserva Nacional Cerro Castillo nuestros ojos buscaban atentos a los huemules que tanto anunciaban los carteles. Justamente, en el mismo lugar donde los había visto en un viaje que realicé el año anterior, había un huemul que parecía ser juvenil alimentándose cerca del bosque. Como buenos exploradores íbamos equipados con binoculares y nos detuvimos a mirarlo desde lejos. Él no parecía saber que estábamos ahí.

Huemul ©Antonia del Río
Huemul ©Antonia del Río

Luego de cruzar por la icónica “Cuesta del Diablo”, seguimos hacia Villa Cerro Castillo donde paramos a almorzar “Donde la Sole”. Esta fue una recomendación de muy buenos churrascos que encontramos en nuestra guía Chile Outdoor Copec 2020, creada por Ladera Sur.

Por haber organizado nuestro viaje con tan poco tiempo de anticipación (5 días), no había gran oferta de alojamientos en Río Tranquilo y alojamos a 48km de ahí en un lugar que resultó buenísimo: Pared Sur en Puerto Guadal. Tienen domos y zonas de camping con muy buenas instalaciones y vistas increíbles al Lago General Carrera. Desde aquí hicimos, con el tour operardor Valle Leones, dos tours imperdibles:

Glaciar Exploradores

Nada se compara con la experiencia de estar en un glaciar. Caminar a paso firme clavando los crampones por grietas y montículos hasta llegar a hielo limpio y lo único que ves es 82km2 de blanco. Es realmente sobrecogedor ingresar dentro de cuevas de hielo, apreciar la textura que forma el agua en este estado, y escuchar como el hielo cruje a tu alrededor.

Cuevas Glaciar Exploradores ©Antonia del Río
Cuevas Glaciar Exploradores ©Antonia del Río

Pero no está exento de cierta sensación de angustia, ya que en solo unas horas se alcanza a apreciar como corre y corre el agua, como se desprenden pedazos de hielo en la laguna del fondo: como se derrite. “El año pasado en esta misma fecha hacíamos este mismo tour, pero caminando 24 metros más arriba”, decía el guía. Se estima que el glaciar exploradores va a dejar de existir de acá a 8 años.

Glaciar Exploradores ©Antonia del Río
Glaciar Exploradores ©Antonia del Río

Santuario Capillas de Mármol

Un clásico e imperdible. Formaciones rocosas paradas en la mitad del lago que han sido carcomidas y erosionadas por miles y miles de años de agua y viento, dejando al descubierto los más lindos colores, texturas y dibujos. Hay botes que te llevan, pero me parece que la forma correcta de hacerlo es en kayak, que te permite acercarte en silencio mientras la corriente te arrastra lentamente por un túnel y al mirar hacia arriba casi puedes ver el paso de los siglos en la piedra.

Capillas de Marmol ©Antonia del Río
Capillas de Mármol ©Antonia del Río

No hay que tener miedo, solo hay que remar media hora y habrá un guía que te acompaña. Ideal si tomas el tour de más temprano para tener mayor posibilidad de conocer el Chelenko (“Lago de las tempestades”, como llaman al Lago General Carrera) calmado cual taza de té y además ir con menos personas.

Parque Patagonia (2 noches)

Seguimos nuestra ruta hacia el sur, por lo que fue mi tramo favorito de todo el recorrido. Partimos bordeando el lago Bertrand que brillaba silencioso invitando a sus pequeñas playas vacías. Al rato paramos en la Confluencia del río Baker y el río Neff, donde la potencia del río Baker y el choque de los colores de ambos ríos te deja sin habla.

Confluencia Baker/Neff ©Albert Barr
Confluencia Baker/Neff ©Albert Barr

Hacia el sur la ruta 7 acompaña desde la altura el río Cochrane que serpentea por varios kilómetros.

Luego de una rápida parada a almorzar en Cochrane (en la Taberna Tehuelche) y abastecernos de agua y comida, volvimos hacia el norte e ingresamos al Valle Chacabuco; al Parque Nacional Patagonia.

Parque Patagonia ©Antonia del Río
Parque Patagonia ©Antonia del Río

Ahí, inmediatamente te sientes dentro de un safari, como si fuera una película. Habían decenas de guanacos alimentándose y corriendo por sanos pastizales. Alojamos en el camping “Los West Wilds”, parte de las instalaciones que dejó el trabajo de Tompkins que realmente destacan a nivel mundial. Desde los materiales que ocuparon, cada detalle que pensaron, ¡las duchas hasta tenían paneles solares! Un lujo.

Este parque ofrece circuitos de bicicleta, senderos de distintas extensiones (nos habían recomendado el trekking al Lago Chico) pero quisimos simplemente sumirnos en su vida salvaje. En el camping y en el tramo que recorrimos de 50km hasta casi la frontera con Argentina, vimos guanacos, chingues, caranchos, cóndores, y visones bebes.  De hecho, había uno albino (aunque ojalá no estuvieran ahí ya que los visones son una especie invasora muy dañina, pero esa es otra historia).

©Antonia del Río
Chingue ©Antonia del Río

En nuestro recorrido llegamos hasta el Mirador Douglas Tompkins que vale 100% la pena. Un camino malo, pero llegas a un mirador donde inesperadamente ves el Lago Cochrane y la cima nevada del Cerro San Lorenzo, el segundo más alto de la región.

Mirador Douglas Tompkins ©Antonia del Río
Mirador Douglas Tompkins ©Antonia del Río

Tampoco se pueden ir del parque sin haber visitado el Museo del Parque. Sinceramente de los mejores museos que he estado en mi vida. Pasando por temas de sobrepoblación, el impacto del humano sobre la tierra, el cambio climático, los efectos en la biodiversidad, la importancia de los parques nacionales. Para salir realmente inspirado.

Chile Chico (2 noches)

Nuestra siguiente parada era la reserva Jeinimeni en el Parque Nacional Patagonia, al cual se puede llegar por dentro del parque por el sendero Áviles de aproximadamente unos 16km, pero nosotros manejamos por fuera del parque y alojamos en Chile Chico en un camping muy bueno llamado “Lo del Ale”. Recorrimos la Reserva Jeinimeni en un día, manejando por casi dos horas hasta la caseta de Conaf. Uno creería que los colores del agua a esta altura ya no te impresionarían, pero el color del agua del Lago Jeinimeni te dejaba perplejo.

Lago Jeinimeni ©Antonia del Río
Lago Jeinimeni ©Antonia del Río

Hay un sendero de cerca de 30 minutos que comienza con un bosque de coigues y luego asciende para detenerse en tres miradores que te permiten vislumbrar casi todo el lago.

Volvimos al auto y nos devolvimos por el mismo camino, y a los 30km, donde hay unos containers blancos, comienza el trekking al tan esperado Valle Lunar.

Junto con un ruso y una alemana que conocimos en el camino, partimos caminando por un sendero repleto de neneos, que se iba encajonando a medida que nos rodeábamos por enormes piedras. Era curioso pensar que hace poco estábamos en un bosque patagónico y ahora parecía que nos habíamos transportado a San Pedro de Atacama; el paisaje había cambiado radicalmente. Al poco rato de caminar desde lejos se empezaba a ver una gigante piedra solitaria en medio de la pampa. La llamada “Piedra Clavada” mide alrededor de 40 metros, tomó esa forma por miles de años de viento.

Piedra Clavada ©Antonia del Río
Piedra Clavada ©Antonia del Río

Al llegar a la cima, a través de corrientes de viento fuertísimas veíamos un conjunto extraño de rocas de distintos colores y formas, con el Lago General Carrera de fondo (incluso la parte argentina de él). Rápidamente quisimos bajar para acercarnos a ellas, y en cada tramo teníamos ángulos distintos de este curioso valle rocoso. No es casualidad que las antiguas comunidades hayan elegido este lugar tan místico para asentarse: en dos partes del sendero se pueden ver manos de tehuelches de hace más de siete mil años estampados en las paredes.

Cuando ya creíamos haberlo visto todo, alguien dijo “pero aún no llegamos al Valle Lunar”. No podíamos creer que este sendero todavía tuviera más que mostrarnos. Nos apresuramos y efectivamente llegamos a la parte más impresionante del sendero, cuando a esta mezcla de colores se integraban piedras y suelos blancos, tal como uno se imagina la luna. Es lo más extraño y sobrecogedor, diría que lo que más me gustó del viaje.

Valle Lunar ©Antonia del Río
Valle Lunar ©Antonia del Río

Villa Cerro Castillo (1 noche)

Al día siguiente teníamos reservado el ferry (ahora administrado por la concesionaria Naviera Austral) a las 8AM, que navegó por 2 horas y cuarto, cruzando el Lago General Carrera y nos dejó en Puerto Ibáñez. Por sugerencias de Ruta 7, tomamos el camino interno que va hacia Villa Castillo pasando por distintas paradas como los Saltos del Río Ibáñez, el Lago Tamango y vistas hacia el Cerro Castillo y su cordón montañoso. Lamentablemente se nos puso a llover en el camino y cerró las vistas, pero disfrutamos recorriendo la ruta con una buena lluvia, y más todavía cuando llegamos a un domo cálido de “Turismo al Galope”, a los pies del Cerro Castillo (también tenía instalaciones y sitios de camping).

Al día siguiente partimos al trekking más demandante de nuestro viaje: al Mirador del Cerro Castillo. 14km que se hacían en aproximadamente 7 horas por la gran pendiente. Es caro, hay que pagar $14.000 por persona, pero valen totalmente la pena. El sendero inicia cruzando un bosque y luego arbustos bajos que tuvimos la suerte de que estuvieran florecidos e hiciera una belleza de camino. Los últimos 2 km son en roca y en gran pendiente con fuertes vientos, donde ya no ves el cerro, pero sabes que estás cerca, casi lo sientes. Detrás de ti, vista panorámica al valle.

©Antonia del Río
Trekking Cerro Castillo ©Antonia del Río

Y de a poco empiezas a ver la cornisa del cerro y se asoman las gigantes piedras conteniendo metros y metros de nieve que lentamente gotea hacia un lago calipso. Entre fuertes vientos cada montañista se adueña de una roca y se sienta escondido a admirar.

Cerro Castillo ©Antonia del Río
Cerro Castillo ©Albert Barr

Al término manejamos hacia Coyhaique para despedir la carretera con buenas cervezas locales en el Mama Gaucha, y jurarle que vas a volver, porque sabes que falta mucho más por ver.

Coyhaique (1 noche)

Mapa de la ruta realizada con los hospedajes recomendados en esta nota
Mapa de la ruta realizada con los hospedajes recomendados en esta nota

Datos y tips:

1 Comentario

1 Comentario

  1. Erika Riquelme

    Muy buena ruta, recomendaciones , todo lo explicado. Quiero hacer la misma ruta, aproximadamente en pesos ¿ cuanto sale? Con arriendo de jeep.
    Felicidades

    Gracias

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