Lolol, Pumanque, Paredones y Marchigüe. Cuatro comunas del valle de Colchagua, en la Región de O’Higgins de Chile, que forman un recorrido de tradiciones e historia desde el campo al mar. Un destino descrito como un paisaje secano costero de la zona central de Chile, que invita a conectarse con el pasado y los atractivos presentes del lugar, y que busca visibilizar la Universidad Austral con el apoyo del Gobierno Regional de O’Higgins.

Lolol, Rincón de Ubilla ©Cortesía Universidad Austral
Lolol, Rincón de Ubilla ©Cortesía Universidad Austral

“Es un territorio que complementa sus actividades diarias con el turismo y forma un corredor natural desde los pueblos más al interior hacia paredones. Estas cuatro comunas estaban aisladas de la contingencia turística y ahora forman parte de un destino que recibe visitantes y que se beneficia de su cercanía con Santa Cruz y Santiago”, dice Andrés Contreras, miembro del equipo de la Universidad Austral.

Se trata así, de un lugar que destaca por su patrimonio arquitectónico, heredero del conocimiento precolombino y colonial. Cuatro zonas que mantienen huellas de hasta 200 años al pasado. Son saberes, sabores, prácticas, tradiciones y actividades que atraen a más de algún visitante y que son retratadas por sus mismos habitantes.

Desde la costa: Bucalemu y la comuna de Paredones

Paredones es la conexión con el mar. Bucalemu es su localidad costera, conocida, por un lado, por las actividades acuáticas que se pueden realizar en la zona. Hablamos de una playa reconocida para quienes gusten de practicar surf, windsurf o kayak.

Bucalemu ©Josefa Rodríguez
Bucalemu ©Josefa Rodríguez

Por otro lado, en su caleta una actividad tradicional es la extracción de sal marina, que se realiza con métodos de la época prehispánica: es natural, sin alteraciones químicas, a través del saber salinero y el uso de mareas. La sal es obtenida por evaporación de agua con tecnologías de bajo impacto. Si nos expandimos a otros lugares de la comuna de Paredones que practican esta actividad, destacan lugares como Boyeruca y lo Valdivia.

Además, esta comuna destaca por la presencia de humedales, los cuales son un destino para quienes gusten de observar y fotografiar aves. Contreras destaca los que están en la cercanía de las salineras de Lo Valdivia.

De hecho, todos los años durante febrero en Paredones se celebra la “Fiesta del Salinero”, enmarcada en el proceso de cosecha de la sal. Se trata de un legado del pasado que se sigue practicando y una muestra de las huellas de culturas ancestrales.  Es que, según relatos de la comunidad local, estas tierras fueron habitadas por los picunche, conocidos por los quechua como promaucaes (o guerreros) durante sus exploraciones por el Camino del Inca que conectaba esta tierra con el Tiwantisisuyo.

Piedra del Sol, San Pedro de Alcántara, Chile ©Marco Antonio Correa Flores/ Wikimedia Commons
Piedra del Sol, San Pedro de Alcántara, Chile ©Marco Antonio Correa Flores/ Wikimedia Commons

Lugares como el petroglifo Piedra del Sol en San Pedro de Alcántara son un vestigio precolombino de los incas, siendo un recordatorio del Camino del Inca en la región. Es un gran bloque de piedra arenisca con la figura del sol, característico para visitar en este lugar.

La zona de mayor antigüedad y valiosa en términos arquitectónicos y patrimoniales del pueblo es una zona típica desde 1974. Esto incluye lugares como las iglesias de San Pedro de Alcántara, de Alhué o El Monte, entre otros lugares. Se trata de un poblado que se estableció a finales del siglo XVII con la llegada de los franciscanos a la zona.

En relación este tipo de construcciones otro lugar a visitar es la misma ciudad de Paredones, que también destaca por su casco histórico y lugares como la Parroquia Nuestra Señora de las Nieves de Paredones, construida en 1884.

Si hablamos de su valor gastronómico, cabe agregar la producción de aceite de Oliva, quínoa precolombina y cocina del mar.

Hacia el campo y Lolol

Camino a la cordillera, está el poblado de Lolol. Aquí uno de los mayores atractivos es su casco histórico y calles de adoquines. Caminar por la plaza, la iglesia de la Santísima Navidad de la Virgen de la Merced (construida en 1916) o por el edificio histórico de la Municipalidad de Lolol es viajar a la colonia con nuestras mentes y las construcciones. De hecho, en 2003 el pueblo de Lolol se declaró Zona Típica por su arquitectura y tradición huasa. También se puede disfrutar un café en estas construcciones en un lugar tradicional como en el «Café casa del artesano de Lolol».

Viña Lololinos ©Cortesía Universidad Austral
Viña Lololinos ©Cortesía Universidad Austral

En relación con lo anterior, la producción de vinos es un atractivo para muchos que vienen a conocer las viñas de la zona. Entre estas, destacan la producción de vino orgánico en viñas como Lololinos. También está la viña Cangrejos, que se enfoca en la elaboración de la cepa país y elegido en 2018 como el mejor vino campesino del Catad’Or Wine Awards. Al igual que la primera, en esta también se trabaja la producción de vino orgánico, que aprovecha solamente las lluvias de primavera.

Muestras de arte más actual se pueden ver en el “valle de los artistas”, que es otro lugar para visitar, un proyecto de pintores, escultores y otros artistas, y que tiene un parque de esculturas a 17 km de Lolol hacia el sur.

Conectando comunas y recordando la historia de Chile: una visita a Pumanque

Raíces ancestrales y el nombre de Manuel Rodríguez son parte de las conexiones históricas que caracterizan a la comuna de Pumanque. Habitado por los Picunche antes de la llegada de los españoles, su nombre se traduce del mapuzungun como cóndores.

En esta tierra de cóndores resuena también un nombre del proceso histórico del proceso de independencia de Chile. Los secretos de la zona apuntan a que en esta tierra vivió el hijo de Manuel Rodríguez y falleció su mujer Francisca de Paula Segura y Ruiz. Actualmente su legado se inmortaliza en una estatua en la entrada al pueblo.

Iglesia Pumanque y estatua Manuel Rodríguez ©Cortesía Universidad Austral
Iglesia Pumanque y estatua Manuel Rodríguez ©Cortesía Universidad Austral

Pero más allá de eso, al igual que el resto de las comunas de esta área, las huellas de la colonia se mantienen en su arquitectura. Casas de adobe y tejuelas son una clara muestra de eso y la plaza del pueblo, con la característica Parroquia Nuestra Señora del Rosario, donde fueron inhumados los restos de la familia de Manuel Rodríguez.

Es también lugar de tradiciones. Fiel al campo la cultura huasa se hace presente a través de la semana pumanquina en verano, una celebración de Chile central enfocada en lo anteriormente comentado y la cultura. A esto se suma la gastronomía local con productos típicos de la zona: cazuela de campo, pastel de choclo o cordero con quínoa, entre otros.

Más al norte hacia Marchigüe

Marchigüe es pueblo de molinos de viento. Desde comienzos del S.XX en esta zona se usaron molinos para extraer agua en pozos en una época que abundaba. Hoy son un vestigio de una actividad del pasado que adorna algunas casas locales y que acompañan otras prácticas como la artesanía en barro marchiguano. Rústica y ambientada en el paisaje cultural del valle de Colchagua, ésta llega a ser parte de la identidad de la zona.

Esto se acompaña de sus viveros de flora nativa. Se puede comprar tierra orgánica, flores, árboles y plantas. Entre ellos, destacan el vivero Babilonia, que ocupa energía solar para el riego, y “Las Vertientes” que produce diferentes especies de plantas nativas.

Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes Halcones, Marchigüe, Chile ©Marco Antonio Correa Flores
Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes Alcones, Marchigüe, Chile ©Marco Antonio Correa Flores

Ahora, al igual que en las otras comunas, la arquitectura y huellas de la colonia se mantienen presentes. Un ejemplo es la Hacienda Histórica de Marchigüe, que es una remodelación de una antigua construcción jesuita del siglo XVIII. Esto se acompaña de la característica parroquia Nuestra Señora de la Merced en Alcones, que fue construida a fines del siglo XIX y reconstruida después de los terremotos de 1985 y 2010. Sobre esta última, se desarrolla una fiesta patronal en septiembre.

Teniendo todo esto en cuenta de las cuatro comunas del secano costero, se puede conocer la historia y patrimonio de una zona que además fue afectada por el terremoto de 2010, botando casas y construcciones de adobe, lo que llegó a la reconstrucción de algunas. Es que, tal como dicen un testimonio local, pese a este hecho, la cultura y el patrimonio se mantienen gracias a sus habitantes: “Vemos cómo conviven las ruinas estructurales con las edificaciones que aún se mantienen erguidas. Esto muestra las secuelas del terremoto luego de 10 años, aún no ha sido posible borrar las huellas visibles en el palimpsesto. Esas huellas que también quedan en la memoria, pero que se desvanecen en la resiliencia cotidiana de sus habitantes”.

*Para llegar hasta la Ruta de Pueblos de Campo y Mar se debe ir en dirección a San Fernando, en la Región de O´Higgins por la Ruta 5 Sur, tomar la Ruta 90 a la costa, en dirección a Santa Cruz. Desde ahí se viaja por la carretera I-72 a Lolol. Si se desea ir a Paredones (Bucalemu) se puede seguir por esa misma ruta. Desde ahí se toma la carretera I-60 a Pumanque (27 minutos en auto). Una vez listo el recorrido ahí se toma la ruta I-72 y Ruta 90 a Marchigüe (28 minutos en auto). Desde ahí se puede volver a Santa Cruz por la Ruta 90.

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