Parque do Ibirapuera y el paisaje de Sao Paulo, Brasil
Jose Ignacio Alonso nos cuenta sobre el principal parque de la ciudad de Sao Paulo: el Parque do Ibirapuera.
Desde hace un tiempo viene sonando la idea de vuelos “low cost” dentro de Chile y para conexiones entre países sudamericanos. El eventual desarrollo de esta idea parece muy interesante, por la nueva frecuencia de visitas que podría originarse entre sudamericanos que quieren -y cada vez más, querrán- conocer en un tiempo acotado, o quizá dosificado, el paisaje y la cultura de sus países vecinos.
Brasil ofrece siempre la otra cara de la región, con muchas alternativas. Considerando su área metropolitana, Sao Paulo es la ciudad más grande de América con casi 21 millones de habitantes. La Cidade que nao para, como la llaman sus habitantes, está importantemente formada en base a inmigrantes japoneses, italianos, portugueses y de muchos otros orígenes. Sin duda hay infinitas cosas que se podrían decir sobre esta magnífica capital.
Pero una ciudad que nunca para debe, al menos de vez en cuando, poder «respirar»…
En el centro de la megalópolis paulistana encontramos el Parque do Ibirapuera, un gigantesco pulmón verde pensado en un inicio a imagen y semejanza de las grandes ciudades del primer mundo y sus parques, como Bois de Boulogne de París o el Central Park de Nueva York. Pero los brasileros siempre tienen la personalidad suficiente para ser auténticos más allá de sus referentes foráneos. En lengua Tupí, Ibirapuera significa “troncos podridos”, ya que la zona del parque corresponde a un área lacustre precolombina.
El actual parque tiene una área de 1,584 km² y por lo mismo internarse en él permite viajar por distintas maravillas, entre las que destacan la arquitectura de Oscar Niemeyer y el simple hecho de poder perderse en un bosque que al mismo tiempo está en el núcleo de una monstruosa y ajetreada ciudad.
La recomendación es arrendar una bicicleta para poder recorrerlo en su mayor extensión y detalle posible, aunque también se puede conocer a pié o practicando algún deporte. Existe una gigantesca explanada techada llamada Marquise que conecta los hitos principales del parque, diseñada también por Niemeyer, donde hoy los jóvenes practican piruetas en sus skates. Llama la atención la práctica de artes marciales orientales, especialmente de Tai-Chi, que logra una sintonía perfecta con el entorno y reúne a muchos adeptos.
El parque fue inaugurado en 1954, para la celebración de los cuatrocientos años de la fundación de la ciudad. Fue encargado a un equipo liderado por Oscar Niemeyer y que contaba en sus comienzos con el célebre paisajista brasilero Burle Marx. El Museo Afro merece mención aparte, por el gran diseño de Niemeyer y el hecho de haber sido previamente la municipalidad paulista. La famosa bienal de Sao Paulo se realiza también al interior de este parque, en otro edificio de Niemeyer que ya en si mismo es una atracción.
Destacan también un jardín japonés que se considera una réplica paulista del palacio Katsura de Kyoto y un auditorio, diseñado por Niemeyer, en donde, por ejemplo, se proyectan películas al aire libre que son al mismo tiempo musicalizadas por la orquesta filarmónica de la ciudad. De fondo y lejanas las luces de la inmensa ciudad hacen buena compañía.
Sin duda lo más interesante es la vida misma de los paulistas que llenan el espacio de cualquier lugar con gran maestría. Más allá de la típica imagen del brasilero y en especial la del carioca, que suele vivir la samba como un ritmo vital, el paulistano ha sabido vivir en la selva de cemento y en la selva natural al mismo tiempo, estéticamente y sobre todo sabiéndose de grandes espacios públicos. El arte callejero es excepcionalmente interesante en Sao Paulo y sin duda constituye un tema distinto y en si mismo. De todas formas, éste convive de forma muy armónica con el espacio del gran parque, tal vez por el salvajismo de ambos. En el interior del parque existen rincones que naturalmente –dada la inmensa extensión- han sido dejados mas de lado, sin embargo el paulista ejerce una soberanía mimetizada, con cierta gracia y exuberancia, lo que puede verse también en muchos otros lugares de Sao Paulo.
Otro lugar muy destacable en relación a su arquitectura patrimonial y su paisajismo es la pinacoteca del estado de Sao Paulo y el Jardim Da Luz, parque de la estación ferroviaria Da Luz que se encuentra al otro lado de calle, sitios que vale la pena conocer absolutamente.
Tema a parte en esta ocasión es la vida urbana y sus alternativas en cuanto a la ciudad misma. De todas formas, y en relación a sus áreas verdes por supuesto, en una de sus principales avenidas, la avenida Paulista, está el parque Trianon, con una densa y al mismo tiempo domesticada flora tropical muy impresionante de ver.
El parque Trianon, frente al Museo de Arte de Sao Paulo (MASP); la estación Da Luz junto a su parque y a la pinacoteca; y por último el gran Parque do Ibirapuera son tres polos muy interesantes y emblemáticos en cuanto al paisaje y la cultura de la capital brasileña, que si duda vale la pena conocer.
Para entender el espacio realmente, si no se experimenta en persona, lo mejor es recurrir a un video y qué mejor que un paulista sobre ruedas como guía.
El espacio de la Marquise do Parque Ibirapuera, diseñado por Oscar Niemeyer.