El primer destino se encuentra a 200 kilómetros de San Pedro, en dirección a la frontera con Argentina. Es el salar de Aguas Calientes, un lugar que parece pintado a mano y capturado por Nicolás Amaro, quien complementa su imagen con la descripción que enlazamos aquí.

“El Arte Rupestre evidencia los atributos geográficos, políticos, culturales o sociales que significa ese lugar específico del paisaje para la sociedad que lo habita”, nos describió Florencia Aninat en su publicación acerca de las piedras dibujadas.

Este artículo es un viaje a un pasado desconocido, sin data precisa, pero que nutre la imaginación al situarnos en el mismo lugar en donde habitaron y dejaron su legado los nativos de la zona. Una suerte de museo abierto de arte rupestre, entre quebradas y aleros de las regiones de Antofagasta, Coquimbo y Aysén.

Este viaje arqueológico contempla lugares como la quebrada de Ayquina, localidad ubicada a 74 kilómetros de Calama hacia la cordillera y que desemboca en el Río Salado; la quebrada de El Médano, al norte de Tal Tal, Nocui a 25 kilómetros de Salamanca y en las cuevas del Río Pedregoso, 20 kilómetros al sur del lago General Carrera.

Toda la completísima e interesante descripción sobre este poco concurrido viaje cultural, se puede leer aquí.

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