África: al encuentro con los gorilas
Después de viajar dos meses por África, nuestra colaboradora, Constanza González, destaca una experiencia única que vivió en la República Democrática del Congo internada en la selva del Parque Nacional Virunga: el momento en el que pudo compartir con una familia de 9 gorilas. Aquí su increíble relato.
Estar frente a frente con una familia de gorilas es una experiencia que te deja atónito, completamente presente, y sin palabras. Por lejos, de los momentos que más me han marcado en la vida. Tú los miras y ellos te miran, se acercan, y están ahí. Nosotros somos los invitados y ellos los dueños de casa.
¿Dónde están los gorilas?
El ADN de los gorilas es un 98% idéntico al de los seres humanos. Y es posible notar a simple vista esta similitud. La manera en que se comportan, sus caricias y miradas. Los gorilas viven en familias de varios integrantes. Van cambiando de lugar constantemente y se alimentan principalmente de hojas y tallos de bambú.
Según datos de WWF (World Wildlife Fund), quedan alrededor de 880 gorilas de montaña en el mundo y de estos, más de 400 viven en el Parque Nacional Virunga, en la República Democrática del Congo (D.R.C) y unos 300 en Bwindi, Uganda. Esto, gracias a los esfuerzos de conservación que se han realizado durante los últimos 12 años, aumentando la población en un 14% en Virunga, así como un 12% en Bwindi.
El Parque Virunga
El parque Virunga está ubicado en el corazón de África, en la República Democrática del Congo (D.R.C) y es uno de los parques más antiguos y grandes de todo el continente. Posee 7.800 km2 y delimita con la frontera de Ruanda y Uganda.
En 1979 Virunga fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, debido a su rica biodiversidad, que incluye bosques, sabana, zonas pantanosas, altas montañas, volcanes, entre otros. En el territorio también habitan muchos animales como los chimpancés y el llamado “Okapi”, que sólo existe en aquel lugar, una especie que es parecida a la cebra pero más relacionado a la familia de la jirafa. Además, es posible ver elefantes, leones y una gran diversidad de aves.
Otras de las atracciones del parque Virunga es el volcán Nyiragongo, de alrededor de 3.470 metros de altura, el cual es posible visitar realizando un trekking de unas 6 horas, donde podrán disfrutar de una espectacular vista a uno de los cráteres de lava más grande del mundo.
Una triste historia con un futuro promisorio
Lamentablemente, la historia de este país africano ha estado marcada por revueltas y conflictos, lo cual ha afectado en gran medida su población y sus animales. El parque Virunga fue fundado en 1925 por el Rey Alberto I de Bélgica, llegando a ser el primer parque nacional del continente. Desde sus orígenes, el objetivo principal fue proteger a los gorilas de montañas que estaban siendo asesinados por diferentes razones, muchos de ellos para ser trasladados a zoológicos de países europeos.
El Congo es uno de los países más pobres del mundo, pero con mayor riqueza. Han sufrido la invasión de colonizadores europeos y hoy en día asiáticos, en busca de oro, petróleo, tungsteno, cobalto y coltán siendo este último clave para el desarrollo tecnológico.
Hoy, gracias a los esfuerzos realizados por la Administración del parque Virunga, en conjunto con la cooperación de organizaciones internacionales, han logrado desarrollar programas de protección que a la vez permiten el ingreso de turistas al lugar. El proyecto “Virunga Alliance” busca generar estabilidad en el parque, creando puestos de trabajo para las personas que allí habitan. Además, están apostando por un desarrollo sustentable de los recursos naturales del lugar, que les permitan generar más oportunidades y de manera sostenible en el tiempo.
Cara a cara con los gorilas
Poder ver a los gorilas en su hábitat es una experiencia única.
Es 24 de diciembre y ya nos encontramos en Goma, ciudad fronteriza del Congo con Ruanda, donde pasaremos la noche. Cruzar la frontera de Ruanda hacia el Congo te deja sin palabras, puedes notar desde un primer momento que te enfrentas a otra realidad. Luego del genocidio que hubo en Ruanda en 1994, miles de personas se refugiaron en Goma, y también huyeron a las montañas, dentro del parque. A diferencia del Congo, Ruanda se ha podido reconstruir junto al apoyo de organizaciones internacionales, logrando una estabilidad política que les ha permitido desarrollar la economía, abriéndose a la inversión extranjera.
El Congo es diferente, y lo puedes ver. Las personas tienen una mirada profunda y que revela un sufrimiento, una condición permanente. Pasamos la noche en el hotel, nos dicen que no es muy seguro salir, a pesar de que es una noche muy especial, decidimos quedarnos y pasar Nochebuena ahí. Eso era lo de menos, el nerviosismo y emoción de ver a los gorilas era tan grande que no podíamos creerlo. Era el mejor regalo que podríamos haber querido.
Ya llevábamos dos meses viajando en África, donde es posible ver diferentes realidades, muchos contrastes, pero a la vez una fuerza y alegría de las personas que te hacen sentirte vivo. Valoras y agradeces por lo que te ha tocado vivir y aprendes de ellos, de su humildad, de su fortaleza.
Son las 6.00 am y nos pasa a buscar el guarda parques en un jeep típico de safari. Luego de alrededor de dos horas de camino de tierra en muy malas condiciones, nos estacionamos. Los guardaparques no son como los de otros parques, aquí andan armados, con metralletas, te sientes protegido pero a la vez extrañado. Además, están muy informados de todo, se nota que han sido capacitados y que están dispuestos a defender a muerte sus tierras de quienes traten de amenazar a sus gorilas. Y es que desde que comenzó el conflicto en Virunga, han sido asesinados alrededor de 140 guardaparques en 15 años.
Desde aquí partiremos el trekking, pero antes debemos conversar con otro guardaparques, quien nos explica las características del lugar y de la familia de 9 gorilas que visitaremos. Nosotros iremos con alguien más nos dicen, alguien que viene en camino. Para nuestra sorpresa ¡llega un chileno! Muy contentos lo recibimos e iniciamos nuestra caminata por la selva congolesa. Tres chilenos en el Congo un 25 de diciembre.
Caminar en esa selva es una aventura, estuvimos en senderos pequeños, llenos de arbustos y árboles con lianas, ruidos de pájaros, todo verde, todo rico en vida. Nuestra emoción es tanta, que no paramos de observar para todos lados y estar muy alerta ya que en cualquier minuto podemos toparnos con los gorilas. Luego de caminar alrededor de una hora y media, los guardaparques sacan el machete y comienzan a abrir caminos. No entendemos el francés que hablan, pero nos dicen que debemos seguir buscando, pero ahora dentro de la selva, abriendo camino.
Después de un rato de caminata, nos hacen una seña de que estamos muy cerca de los gorilas. Luego de unos minutos, sentimos un movimiento en los arbustos y vemos a un gorila enorme que está de pie y se da vuelta rápidamente. ¡No podemos creer que estemos tan cerca!
Seguimos caminando y llegamos a un espacio abierto, con árboles de bambú en el centro, un lugar protegido, un respiro en la selva. Ahí están los gorilas, frente a frente. Estamos en su hogar y ellos nos miran con una calma que parece que no fuese real.
Los gorilas viven en familias. En este caso, podemos notar que hay varios machos, los impresionantes “silverback”. Hay uno muy grande, que está con su pequeño hijo, el cual se nos acerca y juega como si fuera un niño de dos años, conociendo el mundo, jugando con las ramas. Él camina y se sube arriba de la espalda de su papá, luego se acerca a nosotros y nos mira, como si nos conociéramos.
Los gorilas del parque están acostumbrados a las personas, ya que reciben visitas a diario por lo que es muy raro que haya un ataque de parte de ellos. Me llama la atención su paz, su calma. Ellos están descansando y no les importa que nosotros estemos ahí. Se dan vuelta, bostezan, saben perfectamente lo que está pasando. Nos miran y observan, nosotros les sacamos fotos y a la vez me surgen miles de pensamientos. Somos tan parecidos. Te dan ganas de acercarte, de tomar al pequeño gorila y jugar con él. Lamentablemente, somos una amenaza para ellos, ya que son muy sensibles a nuestras enfermedades, por lo que debemos mantenernos a un metro de distancia.
Estuvimos ahí una hora, hasta que los guardaparques nos hacen una seña de que ya es momento de partir. Nadie quería moverse, no te cansas de estar mirándolos, observándolos, compartiendo de cierta complicidad única. Nos despedimos, con una mirada. Para ellos, solo somos un grupo más de personas, para nosotros, esta es una experiencia que te cambia la vida. Una experiencia de felicidad máxima, de conexión con los animales, con la naturaleza, con la existencia.
Cómo visitar Virunga
Se puede visitar el Parque Virunga por el día o bien organizar diferentes actividades. El permiso para ir a ver a los gorilas vale $400 dólares por persona. Te recomiendo que te contactes directamente con los administradores del parque o bien buscar otras agencias turísticas.
Además, puedes ver el documental “Virunga” de Netflix, dirigido por Orlando von Einsiedel y producido por Leonardo DiCaprio. Este documental muestra la lucha que se ha llevado a cabo para proteger el parque, a través de una investigación periodística y mostrando la impresionante naturaleza del lugar.
Si quieres tener más información respecto al Parque Virunga, puedes ingresar aquí.