México abandona la protección de un área libre de pesca y condena a la vaquita marina a su extinción
El Gobierno de México ha condenado a la vaquita marina a la extinción, reclaman grupos ambientalistas en todo el mundo en reacción a al desistimiento o abandono de una política de protección de un área que es el único hábitat de los últimos ejemplares de esta especie, que es endémica de este país y una de las seis especies de marsopas. La medida de establecimiento de una zona de «cero tolerancia» a la pesca las aguas del alto Golfo de California se estableció en 2015 e incluso había sido prorrogada en septiembre pasado. La población de esta especie ha sido prácticamente borrada por la pesca indirecta o accidental en redes cuyo principal objetivo es el pez totoaba. La vejiga natatoria de este pez es considerada un manjar en China, donde se vende por miles de dólares. Las mafias usan mallas en las que la vaquita marina queda atrapada y muere ahogada. En abril, grupos ambientalistas y activistas reclamaron y presionaron al gobierno para mantener las vedas y prohibiciones. El pasado miércoles 14, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, acabó por abandonar la política de protección de estas aguas, sellando el destino de la especie.
El Gobierno de México que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) puso fin oficialmente a la política de mantener una zona libre de pesca en un área del Golfo de California que es el único hábitat de los últimos especímenes que quedan de la vaquita marina (Phocoena sinus), un cetáceo considerado en estado crítico por la Unión Internacional para la Conservación de las especies (IUCN). La vaquita marina es, además, una de las seis especies de marsopas. Es una especie endémica de estas aguas. Especialistas, científicos e investigadores concuerdan en sus estimaciones, quedan menos de 15 ejemplares.
En los tramos superiores del Golfo de California, el único lugar donde viven las vaquitas, el gobierno mexicano había establecido una zona libre de pesca de «tolerancia cero» donde se prohibió el uso de redes de enmalle, donde las vaquitas marinas quedan atrapadas y mueren. La población de esta especie ha prácticamente desaparecido por pesca accidental o indirecta. En las mismas aguas se encuentra el pez totoaba, cuya vejiga natatoria es considerada un manjar en China y cuyo precio asciende a varios miles de dólares por cada kilogramo. En ese escenario, la vaquita es considerada un daño colateral.
La prohibición de pesca en esas aguas fue incluso renovada en septiembre pasado, extendiendo la veda. Pero el pasado miércoles 14 el gobierno abandonó oficialmente la política, que incentivará la fiebre por la pesca en esa región, en búsqueda del totoaba. Una fiebre que, materialmente, acabará por extinguir a la vaquita marina.
En abril de este año, como contamos en Ladera Sur, grupos ambientalistas, activistas, organizaciones conservacionistas, se manifestaron, presionando a gobierno mexicano no solo a mantener el compromiso de protección de las aguas del alto Golfo de California. Sin embargo, la medida anunciada el miércoles sustituye la zona libre de pesca de “cero tolerancia” en el Alto Golfo de California con una escala variable de sanciones en caso de que se registren reiterados avistamientos de más de 60 barcos en la región.
Debido a que México no ha sido capaz de implementar las restricciones actuales, que prohíben la presencia de embarcaciones en esa pequeña zona, los castigos de la escala variable también parecen estar condenados a la irrelevancia. Los expertos en medio ambiente señalaron que, en esencia, la medida deja al mamífero marino más amenazado del mundo expuesto a las redes agalleras en las que queda atrapado y se ahoga.
Alex Olivera, el representante de México en el Centro para la Diversidad Biológica, dijo que las reglas establecen una escala variable de respuestas a una situación que no debería de permitirse en primer lugar. Por ejemplo, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México informó que utilizará 60 por ciento de su personal de seguridad si se observan 20 barcos pesqueros o menos en la zona restringida.
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“Es una tontería. Se esperan a contar embarcaciones dentro de una zona llamada de cero tolerancia, donde no se permite ninguna embarcación”, señaló Olivera. “Están dejando abierto a decenas de embarcaciones”, se quejó agregando que se «había acabado el concepto de cero tolerancia«.
Un experto en conservación que está familiarizado con el caso, pero que no puede ser identificado por temor a represalias, comentó que las nuevas reglas “implican no proteger a la vaquita”. “Parece que la autoridad pesquera quiere llevar a la vaquita a la extinción”, señaló.
Dos barcos del grupo ecologista Sea Shepherd han trabajado con elementos de la Marina mexicana para tratar de retirar las redes agalleras de la zona, pero a menudo se ven superados en número y son atacados por los pescadores, quienes no temen en absoluto a los marinos.
Las vaquitas marinas (Phocoena sinus) están al borde de la extinción. Crédito: © Sergio Martínez
En enero, dos pescadores embistieron con su pequeña embarcación a un barco más grande utilizado por Sea Shepherd para retirar las redes. Sea Shepherd explicó que su barco, el Farley Mowat, estaba quitando las redes agalleras ilegales de las aguas del golfo, también conocido como mar de Cortés, cuando unas personas de un grupo de aproximadamente media docena de pequeñas embarcaciones de pesca empezaron a lanzar bombas molotov contra el barco, incendiando la proa y otra parte del navío.
Las redes confiscadas por los barcos de Sea Shepherd son costosas, por lo que los pescadores suelen acosar a los barcos de grupos ecologistas para tratar de recuperarlas. Los pescadores afirman que no han recibido una compensación por parte del Gobierno mexicano por la pérdida de ingresos pesqueros. Grupos representantes de pescadores no comentaron de inmediato al respecto.
El Alto Golfo de California es el único lugar del mundo donde vive la vaquita.
La Secretaría del Medio Ambiente de México había dicho que la disminución en el número de vaquitas marinas y en el tamaño del área en la que se les ha visto en los últimos años justificaba la reducción de la zona de protección que, en teoría, antes abarcaba la mayor parte del Alto Golfo.
Conocida formalmente como la ‘Zona de Refugio de la Vaquita’, el área comienza alrededor del delta del río Colorado y se extiende hacia el sur pasando por la localidad pesquera de San Felipe y cerca de Puerto Peñasco.
Pero a medida que disminuyó el número de ejemplares a unas cuantas decenas, y luego a menos de una decena, los científicos y ecologistas decidieron hacer una última defensa en la zona de ‘cero tolerancia’, un área mucho más pequeña donde se avistaron las últimas vaquitas sobrevivientes.
El número de ejemplares se confirma a través de dispositivos de escucha subacuáticos que grafican los chirridos y chillidos que los animales hacen, incluso cuando los avistamientos son cada vez más inusuales.