El recorrido para crear Geoparques en Chile: apuntando a la conservación del patrimonio geológico y el desarrollo local
Los Geoparques son zonas reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación Ciencia y Cultura (UNESCO), que se consideran lugares con un patrimonio geológico de relevancia internacional y que implican la participación e involucramiento de las comunidades locales. En Chile, solo Kütralkura cuenta con este reconocimiento internacional, aunque existen diversas iniciativas que buscan conseguirlo a futuro. Aquí, junto a un grupo de geólogos y encargados de proyectos de Geoparques del país, abarcamos el recorrido para trabajar por los territorios y la conservación del patrimonio geológico local.
Hace dos años fue quizás para muchos la primera vez que escucharon hablar de un Geoparque. En ese entonces, Kütralkura, en la Región de la Araucanía, se transformó en el primero de Chile en ser reconocido a nivel global por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Así como Kütralkura, existen 169 Geoparques que son parte de la Red de Geoparques Mundiales de la UNESCO. Este organismo los define como “áreas geográficas únicas y unificadas donde los sitios y paisajes de importancia geológica internacional se gestionan con un concepto holístico de protección, educación y desarrollo sostenible”. Algo que se logra involucrando a las comunidades locales.
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En Chile existen diversos proyectos -algunos se pueden conocer en Geoparques de Chile– que pretenden ser Geoparques a futuro. Entre ellos, el Cordón del Caulle, Pillanmapu, Valle de Petorca y el Cajón del Maipo. Todos ellos trabajan bajo los lineamientos internacionales de la red de Geoparques, los cuales se basan en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Paulo Urrutia, geólogo y fundador del proyecto Geoturismo Chile, comenta sobre su importancia: “amplían la visión de conservación enfocado únicamente en la biodiversidad, sino que hay que hacer una política de gestión integrada y ahí los Geoparques agarran este rol de ser modelos de gobernanza”.
Una primera etapa como Parque Geológico en el Cordón del Caulle
Un complejo volcánico de 27 kilómetros de extensión es, en simple, lo que describe al Puyehue – Cordón del Caulle. Este es el atractivo principal del sueño de poder crear un Geoparque en la zona, que actualmente se encuentra en una primera etapa de levantar un Parque Geológico en la Región de Los Ríos.
Para esto, se realizó un trabajo de identificación de geositios, es decir, lugares de interés geológico que vale la pena preservar, ya sea por su valor para la ciencia geológica -lo que permite entender algún elemento registrado en la historia de la Tierra – o, como algunos geólogos consideran, por otros valores como los educativos, los culturales o recreativos.
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En este sentido, explica Ángel Beroiza, gerente de la Corporación Regional de Desarrollo Productivo Los Ríos, uno de los impulsores del proyecto, el vulcanismo y la presencia de glaciares han sido clave para el desarrollo del Proyecto Parque Geológico.
“Con esto se invita a la gente a leer la Tierra y los procesos de glaciación que dieron origen a la Selva Valdiviana. El vulcanismo dio origen al tipo de suelo de la Región de los Ríos, a todos los lagos presentes, etcétera. De ahí la importancia de relevar estos agentes modeladores (glaciares y volcanes) y cómo han incidido en este entorno natural que nos permite vivir”, explica Beroiza.
Este trabajo tiene una estrecha relación con el Parque Nacional Puyehue, ya que este abarca una parte de él en la Región de los Ríos que no tiene acceso público. Por esto, el Gobierno Regional, junto a otras instituciones, decidieron comprar un terreno de 400 hectáreas para garantizar este derecho, y donde se pretende levantar el Parque Geológico. “Todavía no hablamos de Geoparque, además de porque éstos los reconoce UNESCO, se habla de territorios más amplios, con una gobernanza, planificación estratégica, etcétera (…) Entonces por ahora buscamos poner en valor el patrimonio geológico, con miras en el futuro a establecer un Geoparque en la Región de los Ríos y porqué no incluir a la Araucanía y Los Lagos, pero es una segunda etapa”, explica Beroiza.
Así, se ha trabajado e invertido en un proyecto de diseño -que incluye señaléticas, equipamiento, senderos y metodologías lúdicas de aprendizaje, entre otras cosas- además de desarrollar estrategias para el fomento de turismo de montaña en la región, junto con estrategias de concientización para la comunidad local. “Lo que estamos buscando también es la dinamización de las economías locales de las comunas que están en el sector andino de Los Ríos”, dice Beroiza.
Proyecto de Geoparque valle de Petorca
El cuento dice que, en una fiesta en el pueblo de Hierro Viejo, en Petorca (Región de Valparaíso) apareció un desconocido. Vestía de negro y bailaba tan bien que una mujer exclamó: ¡Ave María Purísima! Cuando dijo esa frase, al desconocido la ropa le empezó a humear. Así, se dio cuenta de que era el Diablo. Él se sorprendió y arrancó por el cerro. Subió la escalera de roca y la invirtió para que nadie lo siguiera.
Lo que se cuenta a través de esta historia es el cuento detrás de un elemento geológico, que se le conoce como Escalera del Diablo. Es un dique volcánico, una especie de “raíz de volcán” que transmite energía desde las profundidades de la tierra hasta la superficie. De cierta forma, un relato local que hace relación de que el Diablo va al infierno y desde ahí sale un volcán. Una mezcla de mundos que es parte del relato de los geositios -entre los que se incluyen las Venas del Diablo o los que están dentro del Valle de Pedernal- de la zona del proyecto de Geoparque Valle de Petorca, que actualmente abarca a la comuna de Petorca y espera incluir, en un futuro, el resto de las comunas del valle.
Vladimir Vicencio, geólogo y presidente de la fundación Escalera del Diablo, que impulsa el proyecto, dice: «Esperamos que a futuro este territorio hermoso e integral, tenga más oportunidades que solo las que entrega la agroindustria en la zona. Esto en base al valor del patrimonio, invitando a su cuidado y protección».
“En un principio los Geoparques solo eran importantes si eran de interés geológico y con el tiempo se dieron cuenta de que existían más valores. Aquí estamos pensando qué modelo de gestión sería el más adecuado, cosa que organizaciones locales, cercanas al lugar de interés, puedan ellos hacerse cargo. Esos significarían controlar el acceso, la capacidad de carga, la limpieza, que la gente que visita el lugar (…) Queremos diversificar y que las comunidades se hagan cargo de sus riquezas. Eso involucra que se produzcan estos sistemas de gestión hacia los geositios que hemos seleccionado, que actualmente son cerca de 30″, explica Vicencio.
Pillanmapu: proyecto de Geoparque en la Región del Maule
En la Región del Maule está el Proyecto de Geoparque Pillanmapu, que abarca las comunas de Romeral, Molina, Curicó, San Clemente, Colbún y Linares, en la Región del Maule. Un total de 12 mil kilómetros cuadrados, que incluye áreas protegidas como la Reserva Nacional Radal 7 tazas, Alto de Lircay y Los Bellotos del Mellado.
Entre sus geositios, destacan algunos que, al oído, pueden resultar familiares. Hablamos de la laguna El Maule -que tiene conductos volcánicos, coladas de lava- y el valle los cóndores, donde está quizás una de las mesetas basálticas más conocidas de Chile: la cárcel. Se trata así, de un lugar con historia geológica, como la que nos cuenta el volcán Quizapú, que en 1932 tuvo una de las mayores erupciones del siglo XX.
Emil Stefani, geólogo y coordinador científico del proyecto Geoparque Pillanmapu, explica que cuando decidieron -junto a Rodrigo Pérez, también geólogo y coordinador técnico del proyecto- trabajar en la Región del Maule se dieron cuenta de un patrimonio geológico desconocido por la población. Junto a esto, observaron que las actividades económicas de la zona, como las hidroeléctricas y forestales, no necesariamente apuntaban a un desarrollo sostenible.
Al mismo tiempo, existían distintas organizaciones trabajando desde el territorio en diferentes aspectos de los Geoparques, pero que existía una desarticulación entre todos ellos. Desde ahí empezó el trabajo y el principal desafío para ellos: la articulación y la gobernanza.
Así, han trabajado con Marco Valenzuela, un coordinador territorial para involucrar a los locales y también crearon una Red de Amigos del Geoparque (RAG), que incluye a la misma población local. Por otro lado, están en el proceso de nombrar embajadores de cuenca para tener un representante por territorio que sea los oídos y la voz del proyecto en el territorio, levantando las preocupaciones de la comunidad dentro del mismo lugar en el que viven, en relación con el Geoparque.
Aspirando ser un geoparque en el Cajón del Maipo
El último proyecto de esta lista nos lleva a la Región Metropolitana, específicamente a la comuna de San José de Maipo, la más extensa de este territorio. Si nos enfocamos en su patrimonio geológico, dice Camilo Vergara, gestor del proyecto Geoparque Cajón del Maipo y Cofundador de la Fundación de Desarrollo Sostenible del Cajón del Maipo, en este lugar hay tres volcanes activos: el Tupungatito, el San José y el Maipo.
“Es interesante que desde el punto de vista geológico este lugar permite comprender la historia de la Cordillera de los Andes; los últimos 166 millones de años de la historia de Chile central están registrados en las rocas del Cajón del Maipo. Por ejemplo, hubo un océano poco profundo, después con el tiempo esa situación cambió y se comenzó a formar la Cordillera de los Andes, y ya en tiempos más recientes podemos ver los efectos de los glaciares que avanzan y retroceden”, explica Camilo.
Así este proyecto ha sido impulsado por diferentes organizaciones que han compartido la información existente que han recopilado en el libro “Geodiversidad, Patrimonio Geológico y Geositios del Cajón del Maipo”. Junto a eso, dice Vergara, se han desarrollado actividades de educación, turismo (y geoturismo), además de la aplicación de estrategias de conservación del mismo patrimonio. “Es difícil, pero se está trabajando por al menos promover la valoración de la región. La conservación requiere compromisos políticos de alto nivel, más que solo local, que es lo que hemos podido trabajar”, explica Camilo.
El reconocimiento de la UNESCO
La Red de Geoparques Mundiales de la UNESCO se formó en 2004, y se transformó en un programa UNESCO a partir de 2015. Manuel Schilling, geólogo, miembro de la Sociedad Geológica de Chile y Coordinador Científico del Geoparque Mundial UNESCO Kütralkura, explica que formar parte de la red no implica que se de una protección, sino más bien una especie de “sello de calidad”. Tampoco este organismo entrega fondos para los geoparques. Algo similar a otras figuras como las Reservas de la Biósfera o los Patrimonios de la Humanidad. De esta forma, los lineamientos serían especies de “sugerencias” en pos del desarrollo sostenible de los territorios.
A esto se suma que en Chile los Geoparques no están reconocidos por la legislación, aunque la declaración UNESCO sí requiere que los sitios de interés geológicos estén protegidos. No necesariamente todo el Geoparque, pero sí zonas que pueden ser áreas protegidas. “Quizás no es tan necesario que esté definido en la legislación por ser un reconocimiento internacional, pero sí sería bueno que se pudiera mencionar, por ejemplo, en el proyecto del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas. Lo que tenemos que avanzar es en la protección de nuestro patrimonio geológico”, dice Schilling.
Lo que sí entrega este reconocimiento es el poder pertenecer a una red de colaboración con otros Geoparques y expertos que han pasado por el proceso. Dan visibilidad, la oportunidad de pertenecer a grupos de trabajo y responsabilidad del Estado al tener que patrocinar a través de la Comisión de Nacional de Cooperación con la UNESCO. En este sentido, Urrutia explica que los geoparques llegan a un escenario con un modelo de alianzas transversales entre los territorios, organismos del Estado y redes internacionales para proponer formas de conservación más inclusivas y transversales.
Al mismo tiempo, existe la Red de Geoparques Mundiales para América Latina y el Caribe (o Red GeoLAC), de la que Kütralkura es parte de sus ocho miembros. Patricia Herrera, coordinadora del Geoparque Kütralkura, comenta que el reconocimiento de la UNESCO hace dos años marcó un hito: “Cuando un proyecto de Geoparque se postula y envía el expediente que solicita la UNESCO de modelo de gestión y gobernanza, el hito de lograrlo significa un compromiso de los distintos actores que participación desde el Comité de Gestión, liderado por una Asociación de Municipalidades Cordilleranas (AMCA)”.
En este sentido, más allá de solo conseguir el reconocimiento hay que mantener el trabajo, los compromisos y la articulación de actores para mandar el expediente a revalidación. En este caso, dice Herrera, este trabajo se enviará a finales de año, incluyendo una posible expansión del parque incluyendo las comunas de Lautaro, Cunco y Currarehue. Estas se sumarían a las ya incluidas Melipeuco, Curacautín, Lonquimay y Vilcún.
Desde los proyectos de Geoparques consultados, parten desde la base de la importancia general de los Geoparques, más allá si los proyectos son declarados como tal. Desde el Cajón del Maipo, Vergara señala que la importancia de hacer un Geoparque es avanzar al desarrollo sostenible del territorio, involucrando a todos los actores en una acción conjunta en un trabajo de largo aliento.
Desde Pillanmapu apuntan a que una vez obtenido el reconocimiento es como una primera validación que entrega apoyo técnico y logístico necesario para continuar el trabajo. Desde Cordón del Caulle, Beroiza dice que se involucra a las personas en la importancia de proteger los ecosistemas y ser parte de este proceso. Y desde Valle de Petorca, Vicencio dice que puede entregar visibilidad, cobertura y contactos, pero la postulación debe ser una decisión de la comunidad local: “Si la Asamblea Territorial lo define, entonces le damos el vamos. En ese caso tenemos nuestro plan de gestión desde acá, de abajo hacia arriba”.
Es que, justamente, tal como menciona Herrera, de Kütralkura, “sin trabajo de territorio no hay nada”, pero es todo un proceso. “Los geoparques no son un producto, son procesos de largo trabajo, de involucramiento de la comunidad, de encuentros y desencuentros, así que mientras más actores participen a nivel local para cumplir la consigna, el enfoque holístico que se planifica desde abajo”.
Son así un modelo de gobernanza, desde la comunidad local, que apunta no sólo al resguardo del patrimonio geológico, sino a repensar la conexión naturaleza humano, el desarrollo de actividades educativas combinadas de lo turístico que abarquen geodiversidad, biodiversidad y cultura, respetando el entorno y fomentando la ciencia para el desarrollo sostenible.