De seguro lo primero en lo que piensas cuando escuchas la palabra “bosque” es en un paisaje lleno de verde, con árboles altos y frondosos y el canto de las aves como música de fondo. Sin embargo, solo basta con sumergirse en las frías aguas de nuestra costa para encontrarse con otro tipo de bosque igual de hermoso e importante. Hablamos de los bosques submarinos, frondosos espacios formados por macroalgas que, al igual que los bosques terrestres, realizan fotosíntesis y son unos increíbles reservorios de vida.

Gracias a su estructura tridimensional, los bosques submarinos proveen un hábitat único para los organismos marinos ya que atenúan la fuerza de las corrientes marinas y cambian el microclima de su entorno, favoreciendo un ambiente estable y tranquilo donde diviertes tipos de invertebrados y mamíferos encuentran protección y alimento. Asimismo, son increibles captadores de C02, una labor cada día más importante en el contexto de crísis climática.

Bosques submarinos. Créditos: ©Erasmo Macaya
Bosques submarinos. Créditos: ©Erasmo Macaya

Estos ecosistemas, que pueden encontrarse prácticamente en toda la costa chilena, desde Arica hasta Cabo de Hornos, con excepción de  playas y zonas muy arenosas, son importantísimos para la biodiversidad marina. No obstante, hoy se encuentran muy amenazados producto de la extracción descontrolada de algas que se realiza, sobretodo, en la zona norte de nuestro país.

Quizás no es algo que se sepa mucho, pero las macroalgas, denominadas comúnmente como huiros o “keps”, en inglés, poseen un compuesto llamado alginato, que se utiliza en la elaboración de muchos productos de uso común como shampoos, cremas, gel y jaleas, e incluso, se usa en la elaboración de ortodoncia y cervezas.

“El alginato que viene de los huiros chilenos es de muy buena calidad porque nuestras aguas son frías y eso hace que las algas generen estos compuestos químicos de muy buena calidad y por eso hay una alta demanda, y eso, además, ha incrementado el valor del alga. Además, hay mucha gente que está desempleada, sumado al problema de la migración, por lo que hay mucha gente que probablemente ve como su único sustento y la única forma de sobrevivir extraer estas algas y venderlas, por lo tanto, ahí hay un problema social”, señala Erasmo Macaya, Doctor en Biología Marina y director del Laboratorio de Estudios Algales de la Universidad de Concepción.

Bosques submarinos. Créditos: ©Erasmo Macaya
Bosques submarinos. Créditos: ©Erasmo Macaya

Lo cierto es que la demanda de este compuesto es cada día más alta, y Chile, un país privilegiado en costa, es uno de los mayores exportadores de algas en China, Japón y Francia. Según datos de Sernapesca, la exportación de algas en Chile representa alrededor del 20,4% del valor total de las exportaciones pesqueras y acuícolas, lo que se traduce en 618 mil toneladas y un total de US $1.257,6 millones.

Sin embargo, esta alta demanda ha llevado a que se genere una extracción masiva del algas en las costas, provocando, asimismo, un aumento en la extracción ilegal de este producto. Vale decir que en Chile, las algas que forman estos ecosistemas son principalmente el huiro flotador (Macrocystis pyrifera), el huiro palo (Lessonia trabeculata) y el huiro negro (Lessonia berteriana/ Lessonia spicata), los cuales van variando de acuerdo a la zona geográfica en la que nos encontremos.

El barreteo y la extracción desmedida de algas

La extracción de algas es una práctica que se ha realizado históricamente en Chile. No obstante, hasta hace algunos años, esta práctica estaba prohibida, por lo que los algueros y algueras se dedicaban únicamente  a recolectar las algas que quedaban en la orilla de forma natural producto del oleaje.

Bosques de algas en Cabo de Hornos. Créditos: ©Enric Sala / National Geographic
Bosques de algas en Cabo de Hornos. Créditos: ©Enric Sala / National Geographic

Así lo explica Erasmo Macaya, quien además es investigador del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile: “Antes de que tuviésemos estos niveles desmesurado y descontrolados de extracción, lo que se permitía, y entiendo que hoy en día todavía en muchos lugares se permite, es que los pescadores, los algueros y las algueras, puedan extraer estas algas que son removidas naturalmente. En los bosques marinos, normalmente hay algas que se están desprendiendo producto del oleaje o las marejadas. A eso le agregas, por ejemplo, que hay muchos organismos que viven estas estructuras de adhesión y muchos de ellos son herbívoros, entonces se alimentan de esta estructura y los van debilitando. Entonces, en la medida que se va debilitando producto de la herbívora y el oleaje, las algas se van desprendiendo y esa biomasa vara naturalmente”.

Sin embargo, durante los últimos años, producto del aumento en el precio y la demanda, se ha popularizado una práctica conocida como barreteo, que consiste en la extracción de algas mediante una “barreta” o herramienta metálica, que permite despegar el huiro completo desde el sustrato rocoso en el que habita, lo que además de degradar el sustrato, remueve el alga y gran parte de la fauna asociada que encuentra refugio en estos ecosistemas.

Esta práctica, que un principio era ilegal debido a su impacto a la biodiversidad marina, actualmente está permitida y regulada en diversas zonas del país por la Subsecretaria de Pesca y Acuicultura (Subpesca). Sin embargo, se está realizando de forma desmedida, lo que está generando un daño irreparable en estos ecosistemas.

Camiones con toneladas de algas extraidas vía barreteo en Caleta Chañaral de Aceituno, Región de Atacama. Créditos: Tamara Núñez
Camiones con toneladas de algas extraidas vía barreteo en Caleta Chañaral de Aceituno, Región de Atacama. Créditos: Tamara Núñez

“El problema hoy en Chile son los niveles de extracción, se está sacando muchísima alga vía barreteo y eso está generando, y ya hay estudios que lo están demostrando, que cuando extraes muchas algas vía barreteo, a los bosques les cuesta recuperarse, y se ha demostrado en algunas zonas de Chile central que los bosques no se recuperan después de un barreteo intenso.  Cuando tú desprendes un alga completa, si hay otras algas que rodean ese espacio que quedó vacío, es factible que otras algas puedan crecer. Pero lo que se está haciendo hoy en día vía barreteo es sacar todo, entonces no hay muchas posibilidades de que el bosque vuelva a crecer”, agrega el Dr. Macaya.

Actualmente, cada alguero y alguera debe estar inscrito en el Registro Pesquero Artesanal (RPA) y declarar la cantidad de algas extraídas. Además, el Plan de Manejo de Algas Pardas de la Región de Atacama  y el Plan de Manejo Algas Pardas de la Región de Coquimbo, elaborados por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca), establecieron que desde el año 2019 y 2020 respectivamente, la extracción de macroalgas sería bajo la medida de administración pesquera denominada cuota de captura. Es decir, una cantidad determinada de toneladas por bote y en ciertos momentos del año. Es necesario considerar, igualmente, que el régimen de áreas de manejo establece sus propias cuotas de captura: por especie, área de manejo y temporalidad (anual o bianual).

Asimismo, vale destacar que existen vedas extractivas en ambas regiones, las cuales varían por región o macrozona y por recurso. Desde la vocería institucional de Subpesca señalan que “las vedas son de carácter extractivas, es decir: se prohíbe el barreteo para las Lessonias y el segado para Macrocystis durante el periodo vedado”.

Bosques de algas en Cabo de Hornos. Créditos: ©Enric Sala / National Geographic
Bosques de algas en Cabo de Hornos. Créditos: ©Enric Sala / National Geographic

“Las algas pardas (recurso huiro negro, huiro palo y huiro flotador) en toda la macrozona norte, desde Arica y Parinacota hasta Coquimbo, se encuentran administradas mediante planes de manejo cuyo objetivo es la conservación de las praderas de algas pardas y los ecosistemas asociados, a través del uso sostenible, considerando su potencial productivo y rol ecológico. Actualmente, en Subpesca, Nicole Maturana es la encargada del área de algas de la macrozona norte”, agregan desde la vocería institucional de Subpesca.

Sin embargo, en la práctica no existe un registro real de cuántas toneladas de algas se capturan al día debido, principalmente, a las extensas costas de nuestro país, lo que hace imposible que el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), que está a cargo de la fiscalización, cubra toda el área y fiscalice a cada persona que extrae algas.

Como señalamos anteriormente, según datos de Sernapesca, la exportación de algas en Chile representa alrededor del 20,4% del valor total de las exportaciones pesqueras y acuícolas, lo que se traduce en 618 mil toneladas y un total de US $1.257,6 millones. Sin embargo, existe poco conocimiento respecto a la procedencia de estas algas y si estas fueron extraidas de forma legal o ilegal.

Lamentablemente, desde que el barreteo comenzó a ser una de las principales “pescas” del país, los bosques de algas han ido desapareciendo y con ellos, jaibas, erizos, cangrejos, peces y muchas otras especies, que antes abundaban en esos espacios, por lo que el efecto en el ecosistema marino ya se está notando.

Vale destacar, igualmente, que el barreteo no es el problema, ya que este método está reconocido como una técnica de extracción. Sino que son las grandes cantidades de algas que están siendo extraídas las que están generando la deforestación de estos maravillosos ecosistemas.

Bosques de algas en Cabo de Hornos. Créditos: ©Enric Sala / National Geographic
Bosques de algas en Cabo de Hornos. Créditos: ©Enric Sala / National Geographic

“De alguna forma se ha demonizado el uso del barreteo en la extracción de algas. Sin embargo, la ciencia y quienes estudian los bosques de huiro lo han sugerido como una técnica de extracción, o sea, no es que esté mal hacer barreteo, sino que lo que está mal son las cantidades de algas que se están sacando vía barreteo, y por lo tanto, se está generando el daño ambiental”, indica el Dr. Macaya.

Importantes reservorios de la vida submarina

Gracias a su estructura tridimensional, los bosques submarinos proveen un hábitat único para los organismos marinos y son una fuente de estudio para entender diversos procesos ecológicos que en los últimos años han generado gran interés en la ciencia. Esto debido a que los bosques de algas pueden influir en los patrones oceanográficos costeros y proveer una variedad de servicios ecosistémicos.

Los bosques submarinos son especies “fundacionales”, es decir, sientan las bases para que otras especies, a su resguardo, se puedan desarrollar. Esto gracias a que atenúan la fuerza de las corrientes marinas y cambian el microclima de su entorno, favoreciendo un ambiente estable y tranquilo donde diviertes tipos de invertebrados y mamíferos encuentran protección y alimento.

 “Los bosques marinos a nivel global son uno de los ecosistemas más productivos, o sea, se genera mucha biomasa y hay mucha vida alrededor. Son incluso más productivos que otros ecosistemas como bosques terrestres e incluso como los arrecifes de coral. En primer lugar los bosques de alga están generando mucha biomasa, la cual sirve de alimento para muchas especies. Además, esa biomasa y esas estructuras tridimensionales permiten alojar a muchas otras especies. Hay ciertos de especies que viven asociadas a los bosques marinos, ya sean peces, mamíferos marinos u otras algas que crecen bajo el bosque. Las condiciones más calmas, asimismo, permite que muchas especies puedan desarrollarse y reproducirse como el tiburón pintarroja (Schroederichthys chilensis), por ejemplo, que deposita sus huevos adosados a los huiros. Entonces hay muchas especies que dependen de esos bosques”, agrega Erasmo Macaya.

Bosques de algas en Cabo de Hornos. Créditos: ©Enric Sala / National Geographic
Bosques de algas en Cabo de Hornos. Créditos: ©Enric Sala / National Geographic

Así mismo, estos bosques juegan un rol clave para la economía local ya que generan un montón de servicios ecosistémicos que beneficia directamente a las comunidades costeras. Los huiros brindan un escenario beneficioso para la pesca ya que, al brindarle refugio a muchas especies, sustentan la pesquería de jaibas, langostas, erizos, moluscos y peces.

Cabe destacar, igualmente, que  hoy estos ecosistemas son una pieza clave para resolver la crisis climática gracias a su actividad fotosintética. Por su velocidad de crecimiento – son las plantas que tienen más crecimiento en el mundo, con un promedio de 30 centímetros anuales -, las macroalgas cumplen una función muy relevante de secuestro y absorción de grandes cantidades de carbono inorgánico, funcionando como amortiguadores de la acidificación oceánica y ayudando a la adaptación de los ecosistemas marinos a los cambios climáticos.

“También está la importancia en términos ecológicos ya que se ha reportado que los bosques marinos son importantes a capturadores de CO2 y eso en contacto con el contexto actual de cambio climático también es bien relevante”, finaliza el director del Laboratorio de Estudios Algales de la Universidad de Concepción.

1 Comentario

1 Comentario

  1. Antares Galaz

    Existe una solución basada en la naturaleza con el alga huiro negro, tiene por nombre «Proyecto quimeras Chile» me parece. Es un tema bastante interesante relacionado a esto porque el proyecto busca restaurar las algas con cepas que serían resistentes al cambio climático :)https://laderasur.com/articulos-2/

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