Sector los Cóndores: uno de los últimos tesoros de la zona central
Escondido al interior de Quebrada de Alvarado en Limache, se encuentra un lugar denominado «Los Cóndores» que alberga pozones de agua cristalina y una vegetación que pareciera haber escapado de la mano del ser humano. Hoy nuestro colaborador Hernán Blanco, nos invita a conocer este tesoro natural.
ACTUALIZACIÓN: El acceso al sector de Quebrada los Cóndores se encuentra cerrado al público. Esta medida fue tomada por los dueños de este predio privado y comunidades aledañas, para proteger el sector y su flora y fauna, luego de que muchas personas dejaran a su paso basura y realizaran fogatas destrozando la vegetación y aumentando el riesgo de incendios.
Es como estar en el sur. Pozones de aguas cristalinas y de tamaños que permiten refrescarse holgadamente, pataguas grandes –bien grandes—, bellotos, e incluso canelos se encuentran en este lugar junto a la demás flora y fauna típica de la zona central de Chile.
La Quebrada de los Cóndores ubicada en la región de Valparaíso, es un reflejo de la gran disyuntiva que tenemos en nuestro país en muchos ámbitos: ¿Tomamos atención y conciencia, y cuidamos el tesoro que tenemos para que lo podamos disfrutar nosotros y nuestros hijos? o –inconscientes y atrapados por los beneficios del corto plazo— nos “dormimos” y dejamos que estos lugares se vayan destruyendo de a poco (y a veces no tan lentamente).
El lugar es propiedad de la comunidad de Quebrada de Alvarado, cerca de Olmué, algo poco común ya que no muchas veces se da que estos lugares pertenezcan a una comunidad. Y a pesar de su indiscutible belleza, esta quebrada se ha transformado en un problema para la comunidad. Hay lugareños que llevan sus animales (vacas y cabras, principalmente); otros vecinos instalan sus mangueras para sacar agua; durante el verano hay un gran riesgo de incendios forestales; y entre los turistas abundan quienes –no muy interesados en caminar y conocer— se instalan en carpas y dejan su basura por todas partes. ¿Suena conocido? Claro que sí.
Por lo mismo, y como una medida de emergencia para su protección, la comunidad cerró el acceso al lugar. Y si bien el cierre del acceso no ha funcionado del todo –siempre hay alguna manera de ingresar-, al menos se dificultó la llegada en vehículos. El tema de fondo, evidentemente, va mucho más allá de simplemente impedir o dificultar el acceso. Es necesario que la comunidad –los propietarios directos, pero también la comunidad de potenciales usuarios (responsables)— conozcan y aprecien lo que significa este lugar. Y en un plano más concreto, es fundamental que la comunidad vea que existen posibles beneficios –no menores y seguramente en el mediano y largo plazo-, de cuidar este lugar. Los usos del lugar cambiarán: ya no será posible, por ejemplo, dejar entrar animales domésticos, ni sacar indiscriminadamente agua, pero tal vez será posible trabajar en el desarrollo de una infraestructura básica, capacitarse y ocuparse como guía del lugar, y entregar así servicios a los visitantes.
Todo esto le puede dar otro sentido a la propia comunidad y al territorio: no se debe olvidar que muy cerca de la Quebrada de los Cóndores está el Parque Nacional La Campana, que es una Reserva de la Biósfera. Y si a este lugar se le da la importancia que merece, claramente nos regalará mucho sentido –un sentido de apreciación y conexión con la naturaleza— a todos nosotros. Como en muchas otras dimensiones de nuestra vida, lograr hacer este tipo de cambio –en pos del cuidado responsable de este tesoro— requiere grandes esfuerzos, especialmente en términos de ponernos de acuerdo y aunar voluntades.