De acuerdo con la mitología nórdica, los cuervos llamados Hugin y Munin ocupaban un sitio especial en los hombros del dios Odín, al que le susurraban todo lo que habían visto y escuchado en sus viajes por el mundo.

En la actualidad, gracias a estudios centrados en el Parque Nacional Yellowstone (Estados Unidos), es posible afirmar que la mitología no estaba tan alejada de la realidad como podría pensarse. La única diferencia es que ahora los cuervos no aconsejan a un dios, sino que en su lugar colaboran con una criatura mucho más modesta y terrenal: los lobos.

Los cuervos (Corvus corax) son unas de las aves más inteligentes que habitan en nuestro planeta, al punto de que son capaces de resolver problemas de mediana complejidad, utilizar elementos de la naturaleza para ese propósito, e incluso cuentan con la extraña habilidad de reconocer rostros y recordarlos. Además, son capaces de imitar sonidos, tanto de su ambiente como la misma voz humana. Esto se debe a que esta especie se encuentra dotada con uno de los cerebros más grandes que existen dentro del mundo de las aves.

Cuervos. Créditos: Justine Cotton Photography.
Cuervos. Créditos: Justine Cotton Photography.
Cuervo. Créditos: Alexas Fotos.
Cuervo. Créditos: Alexas Fotos.

«Los cuervos pertenecen a la familia de los córvidos, una familia diversa y ampliamente distribuida en el mundo, salvo en la Antártida y en el cono sur de Sudamérica, es decir que en Chile no tenemos córvidos. Esta familia se conforma por especies de gran tamaño para ser aves del orden de los paseriformes, comúnmente conocidos como “pajaritos”. Su dieta es diversa y oportunista, con algunas especies con tendencias carnívoras y carroñeras. Este es el caso del cuervo común, el más grande de todos los córvidos y distribuido por casi todo el hemisferio norte», explica Eduardo Pavez, director Proyecto MANKU, médico Veterinario y doctor en Ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias de las Universidad de Chile.

En este sentido, a lo largo del tiempo, los cuervos han desarrollado sus dotes naturales para llevarlos a un nivel mucho más alto y organizado, siendo captados dirigiendo a otros animales, principalmente lobos (Canis lupus), para poder así obtener alimento con mayor facilidad.

El método que utilizan parece sacado de una película de acción. Al igual que las fuerzas especiales utilizan drones para detectar la posición de sus enemigos, los lobos cuentan con la ayuda de los cuervos para llevar a cabo dicha tarea. Desde las alturas, volando entre las nubes y los árboles, estas aves detectan a las posibles presas, para luego realizar un llamado como forma de alertar a sus compañeros peludos de su ubicación. En ese momento los lobos hacen lo que mejor se les da, cazar, y una vez que el animal es capturado, se dividen el botín.

Cuervo volando. Créditos: Sorachita88.
Cuervo volando. Créditos: Sorachita88.
Lobos y cuervos: Créditos: Parque Nacional Yellowstone.
Lobos y cuervos: Créditos: Parque Nacional Yellowstone.

Es más, existen registros de algunos cuervos en contextos no relacionados con la caza de forma directa, como, por ejemplo, cuidando de los cachorros de la manada tal como lo haría una niñera, velando por su seguridad y jugando con ellos. Esto como forma de facilitarle a los adultos el trabajo, para que puedan así continuar con sus labores diarias, como lo es el conseguir alimento.

«Estamos hablando de dos de las especies más inteligentes del mundo animal. El lobo, como los perros, son sociables, adaptables, oportunistas y muy inteligentes. Y los cuervos, junto a algunas especies de loros, son las aves más inteligentes que existen. Tanto lobos como cuervos son capaces de relacionar situaciones y de colaborar», comenta Pavez.

«Sin duda es el hecho de que son especies inteligentes y oportunistas, no muy diferentes a los humanos, siempre dispuestas a explorar nuevas opciones y a innovar», agrega.

En esta línea, en otros lugares del mundo también se han registrado comportamientos como este. Los biólogos John Vucetich y Rolf Peterson, de la Universidad Tecnológica de Michigan, observaron alianzas muy similares en el Parque Nacional Isle Royale, ubicado en Estados Unidos. En este sitio los cuervos siempre fueron captados cerca de los lugares donde los lobos realizaban sus rondas de cacería, llegando incluso a comer junto con ellos, lo que sorprendió a los expertos, ya que esperaban que las aves fuesen ahuyentadas por los lobos.

Lobos y cuervos: Créditos: Parque Nacional Yellowstone.
Lobos y cuervos: Créditos: Parque Nacional Yellowstone.
Manada de lobos. Créditos: Andy Works.
Manada de lobos. Créditos: Andy Works.
Lobo y cuervo: Créditos: Parque Nacional Yellowstone.
Lobo y cuervo: Créditos: Parque Nacional Yellowstone.

Cuervos y lobos: una relación simbiótica

Las relaciones que se forman entre distintas especies pueden ser bastante complejas de comprender, pero también sumamente fascinantes. Una de estas alianzas es la que se forma entre cuervos y lobos, especies que, pese a ser sumamente diferentes y ubicarse en niveles distintos de la cadena alimenticia, han logrado encontrar un balance, gracias al cual ambas partes salen beneficiadas.

Se trata de una relación simbiótica no obligada, donde ambas especies pueden vivir perfectamente sin la otra, solo que simplemente deciden no hacerlo. Es una cooperación voluntaria en la que cada pieza del tablero cumple con una función determinada, apuntando a un objetivo en común, lo que demuestra un alto nivel de adaptabilidad y coevolución.

«Esta relación colaborativa entre especies o relación mutualista —como se llama técnicamente a una relación que beneficia a ambas especies, pero que no es indispensable— no es ninguna novedad. Por ejemplo, los conejos y los pequenes también colaboran. Los conejos excavan las cuevas que ocupan los pequenes para nidificar y estos vigilan y emiten vocalizaciones de alarma ante intrusos, alertando a los conejos», señala Pavez.

Lobos sociabilizando entre ellos. Créditos: Film Studio Aves.
Lobos sociabilizando entre ellos. Créditos: Film Studio Aves.
Lobos cazando. Créditos: Wikiimages.
Lobos cazando. Créditos: Wikiimages.

«De mutualismo hay muchos casos, de hecho, incluso en peces existen algunos registros. Por ejemplo, el pez payaso logró desarrollar una habilidad en la que la urticaria de la anémona no le afecta. Esta le permite vivir en ella. Entonces, él se defiende de sus depredadores, porque nadie quiere meterse con la anémona, pero la anémona gana también, porque como el mismo pez payaso se alimenta ahí, le lleva comida. También hay especies de aves que le limpian los dientes a los cocodrilos. Este último mantiene higienizada su boca y el ave se come los restos de comida. Hay otras también que le sacan los parásitos a los búfalos o a los elefantes», comenta Esteban Idalsoaga, médico veterinario y jefe del departamento de Comportamiento y Cuidado Animal del Parque Zoológico Buin Zoo.

En este sentido, es importante mencionar que los lobos son considerados como cazadores sociables, ya que siempre lo hacen en conjunto con su manada, la que está altamente organizada. Por lo mismo, estos animales cuentan con estrategias de caza colaborativas, las que les permiten derribar presas que son mucho más grandes que ellos, como es el caso de osos, caballos, alces, yaks, antílopes, y bisontes. El tamaño no es lo importante para asegurar el éxito, sino que lo es la coordinación.

«Son excelentes cazadores, porque lo hacen en manada y crean verdaderas estrategias para cazar. Esto los hace más exitoso que, por ejemplo, los felinos, como los tigres y los leones, porque en el fondo ocupan el trabajo en conjunto y eso les permite cazar animales de gran envergadura, como podría ser un bisonte, alces y ciervos, que son bastante más grandes que ellos», afirma Idalsoaga.

Lobos cazando. Créditos: Attraction Art.
Lobos cazando. Créditos: Attraction Art.
Lobos cazando. Créditos: Comstock Images.
Lobos cazando. Créditos: Comstock Images.

Por su parte, como se adelantó en un principio, los cuervos son criaturas formidables en términos de inteligencia, con habilidades cognitivas que incluso rivalizan con las de algunos primates. A esto se suma que son criaturas oportunistas y carroñeras, por lo que tienden a aprovechar todas las opciones que se les presentan con tal de conseguir alimento.

Es así como, la relación existente entre estas dos especies se basa en una serie de comportamientos que fueron observados en la naturaleza, en los cuales se registró a diversos cuervos siguiendo a una manada de lobos durante sus cacerías de forma constante. Estas aves volaban por encima o en las cercanías, barriendo los territorios desde las alturas y localizando a las presas gracias a su aguda visión y capacidad de orientación. Los lobos, por su parte, fueron capaces de reconocer las vocalizaciones y comportamientos de los cuervos, respondiendo a sus señales durante la caza.

En cada una de las ocasiones, este trabajo en equipo les permitió a los lobos obtener resultados exitosos de manera mucho más rápida y certera, contribuyendo no solo a una mejor alimentación, sino que también a un ahorro de energía. Asimismo, otras funciones de los cuervos fueron alertar a la manada de posibles amenazas presentes en el área, así como dedicarse al cuidado de los cachorros mientras que los ejemplares adultos se encontraban enfocados en la cacería.

Lobos y cuervos: Créditos: Wirestock.
Lobos y cuervos: Créditos: Wirestock.
Cuervo volando. Créditos: Manfredxy.
Cuervo volando. Créditos: Manfredxy.
Cachorro de lobo. Créditos: John Pitcher.
Cachorro de lobo. Créditos: John Pitcher.

En esta línea, aunque pueda parecer que los lobos resultan mucho más beneficiados en esta alianza, aquello no es del todo cierto, ya que los cuervos también se ven sumamente favorecidos. Una vez que los lobos logran cazar a la presa, los cuervos tienen acceso a las sobras, por lo que son proveídos con alimentos de manera constante. Además, los lobos también les ofrecen la protección que necesitan respecto de otros carroñeros más grandes. Por lo mismo, en el Parque Nacional de Yellowstone se han documentado hasta 135 cuervos individuales en un solo lugar de caza al mismo tiempo.

«Este comportamiento está bastante reportado, sobre todo en Yellowstone, donde en el fondo los cuervos han aprendido que los lobos son grandes cazadores, y han aprendido también a beneficiarse de eso. Al ser dos animales muy astutos, pueden trabajar de esta forma, en conjunto», explica Idalsoaga.

«Este tipo de relaciones mutualistas son muy comunes entre los carroñeros, por ejemplo, nuestros tiuques, traros y caranchos, que son ecológicamente equivalentes a los cuervos en Chile, llegan muy luego a una carroña, se mueven en torno a ella, llamando la atención de los grandes carroñeros. Los cóndores que acuden perforan el cadáver y permiten a los pequeños carroñeros acceder a las piltrafas. De lo contrario, solo pueden acceder a las partes blandas, ya que sus picos no son tan fuertes como los de los cóndores. Este es solo un ejemplo de los muchos que hay, y se acerca bastante a lo que se describe entre cuervos y lobos», afirma Pavez por su parte.

Lobos comiendo. Créditos: Debra Carr Photography.
Lobos comiendo. Créditos: Debra Carr Photography.
Cuervo. Créditos: Justine Cotton Photography.
Cuervo. Créditos: Justine Cotton Photography.

De esta forma, esta relación no solo genera un impacto en la vida de ambas especies, sino que también en el ecosistema que comparten. Esto se debe a que, al mejorar la eficiencia de la caza, se ven afectadas las poblaciones de los herbívoros, como es el caso de ciervos y alces, lo que a su vez genera un efecto de dominó en el resto de la cadena alimenticia, por lo que la vegetación y otras especies también se ven afectadas por esta colaboración.

Sin embargo, esto último no es necesariamente negativo, por el contrario, ya que este proceso ayuda a acelerar la descomposición de los cadáveres, lo que resulta mucho más higiénico y beneficioso en lo que respecta al manejo de los residuos. Asimismo, se produce un reciclaje de los nutrientes de forma mucho más rápida, lo que mejora la calidad de los suelos, generándose un impacto positivo en el desarrollo de las plantas y, por tanto, en todo el ecosistema.

Cuervo. Créditos: Justine Cotton Photography.
Cuervo. Créditos: Justine Cotton Photography.
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