El Archipiélago de Chiloé es un lugar especial. Su clima templado ayuda a que exista un ambiente de bosque nativo único en el mundo, rico en biodiversidad biológica, en que habitan más de 35 especies de aves y 150 especies nativas de mamíferos, entre terrestres y marinas. Esto es lo que se ha dedicado a fotografiar Rister Ojeda, llevando su cámara a cada uno de sus paseos, esperando ese encuentro fortuito que quizás pueda suceder, bajo su propio punto de vista.}

Yagua chica y su cría Créditos Rister Ojeda
Tagua chica y su cría Créditos Rister Ojeda

“Creo que lo más maravilloso es lo que rodea a toda la fauna de la isla. Todos los lugares tienen su magia, pero acá el clima hace que las especies se muevan en muchos lugares, como humedales, lagunas, bosques y playas. De repente estás caminando, escuchas una rama y hay un pudú. O de la nada se cruza una güiña, pero esos momentos son difíciles de captar en fotografía”, dice Rister, quien dice que además menciona que la misma geografía del lugar hace muchas veces difícil poder lograr las fotos.

Él empezó a salir con su cámara en 2011, pero su dedicación a la fauna fue desde 2018 con la fotografía de aves. “Empecé a hacer mis primeros registros fotográficos en Chiloé y comencé con estudios de fotos y fauna en general, como sus comportamientos y apariciones con gente y amigos entendidos en el tema. Entonces, Chiloé es un lugar mágico para esto y me gusta el desafío que implica, porque hay especies que se pueden encontrar en otras partes de Chile, pero en Chiloé son poco frecuentes”, dice.

Zorro chilote Créditos Rister Ojeda
Zorro chilote Créditos Rister Ojeda

Por eso, la mayoría de sus encuentros con la fauna han sido enriquecedores, como los que comparte en estas fotografías. “Cada fotógrafo tiene su propia manera de fotografiar, a mi me gusta poner en contexto a la especie con su entorno. Las personas que conocen a estas especies saben que no es fácil encontrar a una especie dentro de un punto, caminando en un humedal, saliendo de un río o en un lugar al que no es fácil llegar. Eso me gusta que esté reflejado en la fotografía”, comenta.

En ese sentido, cuenta que una de las experiencias más enriquecedoras que ha tenido es con un zorro de Darwin (Lycalopex fulvipes), endémico del sur de Chile. Como Rister vive cercano a los parques Tantauco y Tupuhueico y es amigo de los guardaparques, conversa con ellos para ver qué hacen estos zorros y en qué lugares podría verlos. Teniendo su mapa en mente, fue al parque por lo menos 10 veces y, en una de ellas, se topó con un zorro descansando. “El zorro se levantó y estiró después de su siesta. Se acicaló un poco, se dio una vuelta, olfateó y volvió al mismo sitio. Entonces fue un momento maravilloso que es difícil que se repita y lo atesoro”, recuerda.

Por otro lado, un encuentro fortuito fue en Dalcahue, cuando vio una güiña (Leopardus guigna) arriba de un poste y se comunicó con un centro de rehabilitación, ayudando a su posterior rescate. Esas fotos luego se difundieron por redes sociales. Es que parte de su amor por la fotografía también se relaciona con la conservación. “La foto puede ayudar a mostrar a las especies en su ambiente natural, destacando la belleza de cada especie, mencionando su estado y amenazas, etc. Más allá de esto, es importante que un porcentaje de la venta de las fotos vaya al aporte o instituciones que trabajen con estas especies”, explica.

Güiña en poste Créditos Rister Ojeda
Güiña en poste Créditos Rister Ojeda
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