La Isla Doña Inés, en el río Imperial, Región de La Araucanía, es el hogar de unas criaturas fascinantes: los escarabajos bioluminiscentes. Nuestro colaborador invitado Rolando Vidaura fue testigo de su espectáculo y logró registrarlo con su cámara.

Popularmente, a estos pequeños y brillantes escarabajos se les ha conocido como luciérnagas en Chile. Suelen iluminar la superficie de la isla durante las cálidas noches de verano durante unas pocas horas. “Fue un momento mágico, difícil de explicar con palabras”, es parte de lo que señaló Vidaura.

Créditos: Rolando Vidaura
Créditos: Rolando Vidaura

Según explica el biólogo, entomólogo, académico del Departamento de Ciencias Biológicas y Biodiversidad de la Universidad de Los Lagos y director del Laboratorio de Ecología y Conservación de Invertebrados, Rodrigo Barahona, los escarabajos bioluminiscentes presentes en la isla son pertenecientes a la familia Elateridae y no Lampyridae, de la cual las luciérnagas son parte.

Créditos: Rolando Vidaura
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Para poder diferenciarlos, Barahona ha señalado que los dos géneros que pueden producir luz propia en Elateridae (Phanophorus y Nyctophyxix) lo hacen desde dos “linternas” que tienen a ambos lados del tórax. Mientras tanto, en Chile, solamente las hembras de Lampyridae que son larviformes pueden generar bioluminiscencia, y lo hacen en la parte terminal o en la punta de su abdomen.

¿Cómo se produce la luz? Estos maravillosos insectos realizan un proceso en el que mediante la absorción de oxígeno, y su combinación con una enzima llamada luciferasa, se produce suficiente energía para crear luminiscencia sin apenas generar calor. Barahona detalla que este proceso recibe el nombre de bioluminiscencia, que es “la capacidad de los seres vivos de poder emitir luz propia por estos mecanismos químicos”. 

Créditos: Rolando Vidaura
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Siendo un efecto que puede variar en sus intervalos y en el número de destellos dependiendo de la especie, Barahona también comentó que existen varias razones por las cuales estos insectos pueden efectuarlo: “Se usa principalmente para atraer a las potenciales parejas en la época reproductiva. No obstante, también se hipotetiza que puede ser defensa ya que incluso algunas larvas (en el caso de las luciérnagas) pueden usar la bioluminiscencia como mecanismo para avisar a los predadores de que no son apetitosas”.

Créditos: Rolando Vidaura
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A pesar de que no existe un estudio en el que se detalle la distribución de estos insectos en Chile, en la plataforma de ciencia ciudadana iNaturalist Chile se han registrado avistamientos de Phanophorus y Nyctophyxix en las regiones del Maule, Ñuble, Biobío, La Araucanía y los Ríos.

Por su parte, Vidaura señaló que aunque había escuchado de este fenómeno poco conocido hace un par de años, recién en enero pudo planificar la visita a la isla con el único objetivo de documentarlo: “No emiten sonidos, solo luz. Y eso es precisamente lo que los hace tan especiales. Imagina estar de noche, rodeado de árboles, y de pronto comienzan a volar pequeñas luces a tu alrededor. Era como estar dentro de una escena de película”, señaló Vidaura.

Créditos: Rolando Vidaura
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Según apunta un estudio publicado por la revista Sciencie of the Total Environment, la contaminación lumínica, la destrucción de su hábitat y el uso de pesticidas son los probables factores que han afectado en la disminución de estos insectos en Norteamérica y probablemente el mundo, aunque es difícil de definir debido a la gran cantidad de especies existentes. 

“Lamentablemente, cada vez tienen menos espacios para habitar, y me preocupa que esta maravilla natural pueda desaparecer en unos años más si no se protege su entorno”, asegura Vidaura.

–¿Sabías de la presencia de estos escarabajos en Chile antes de ir a la isla?

– Sí, ya había escuchado sobre ellos, pero no tenía claridad de dónde encontrarlos con certeza. Sabía que era algo muy poco común, y eso también me motivó aún más a ir.

Créditos: Rolando Vidaura
Créditos: Rolando Vidaura

En tus redes sociales te concentras más en la fotografía de paisajes y en la astrofotografía ¿Qué te hizo querer tomar imágenes de estos escarabajos?

-Ver por primera vez en mi vida un insecto que emite luz naturalmente me pareció algo casi mágico. Me generó una curiosidad profunda. Además, me gusta compartir fotografías que transmitan sensaciones reales. Saber que este fenómeno ocurre solo una vez al año y que muy poca gente lo ha visto, me impulsó a capturarlo para que más personas pudieran sentir algo similar a lo que sentí yo estando ahí.

¿Cómo fue el proceso de tomar las fotografías y qué sentías mientras lo hacías?

-Primero hablé con las personas locales para entender mejor los horarios y lugares donde aparecían. Luego, al atardecer, empecé a buscar encuadres interesantes, haciendo pruebas previas antes de que anocheciera. Eso me ayudó a estar preparado, ya que una vez que los escarabajos comienzan a salir, el tiempo es muy limitado, unas dos horas como máximo. Cuando finalmente aparecieron, me sorprendí. Ver cómo algo tan pequeño podía generar luz me dejó sin palabras. Me tomé un momento para observarlos, para entender sus movimientos. Fue una experiencia muy sensorial, de mucho asombro, y también de paciencia.

De todas las imágenes, ¿cuál destacarías más y por qué?

-Sin duda, la que más me marcó fue una en la que aparezco sentado, con los ojos cerrados, rodeado por los escarabajos brillando a mi alrededor. Ese momento fue como una pequeña meditación: estar quieto, consciente de que estaba viviendo algo que había soñado por años, sabiendo que quizás no volvería a repetirse. Cuando vi el resultado, fue simplemente emocionante.

Créditos: Rolando Vidaura
Créditos: Rolando Vidaura

¿Por qué decidiste hacer tomas de larga exposición?

– La larga exposición me permitió capturar el movimiento de la luz, generando esos trazos que parecen dibujos en el aire. Además, ayuda a que la cámara registre más luz, permitiendo que los destellos de los escarabajos se reflejen también en el entorno árboles, pasto, etc. lo que da una sensación más completa de la escena.

Tengo entendido que la luz no la emiten continuamente, sino que por intervalos. ¿Fue eso un problema a la hora de tomar las fotos, o existieron otros desafíos diferentes?

-Sí, su luz es intermitente, pero lo bueno es que el intervalo no es tan breve, así que con exposiciones de entre 15 a 30 segundos ya se pueden lograr trazos interesantes. El verdadero desafío fue su movimiento constante. A veces estaban justo frente a mí, y un momento después ya estaban volando en otra dirección. Como necesitaba usar trípode, esto implicaba mover todo el equipo una y otra vez para seguirlos. Requiere paciencia, pero es parte del encanto del proceso.

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