Chiloé, la gran isla, tuvo una existencia separada y semi olvidada durante siglos. Eternamente dominada por las lluvias, estuvo cubierta de espesa selva. El hombre se instaló en el archipiélago desarrollando actividades propias de la tierra y el mar, y para esto eligió los sectores más calmos y con aguas interiores más protegidas.

Debe ser esa una de las razones de por qué la zona de Ancud hacia el sur, y toda su costa Pacífica, se mantiene hasta el día de hoy con poca población humana. Eso la hace muy salvaje e interesante, como el sector de Duhatao, con escasos lugares habitados, mucha vegetación y vida salvaje. Es muy fácil llegar desde Ancud.

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