El proyecto fotográfico de Rolando Vidaura, implicó numerosas visitas al volcán para capturar su imponente fuerza natural, en un período que llegó hasta alerta naranja en septiembre de 2023, cuando incluso se restringió el acceso a un radio de 8 kilómetros.

Ubicado en el extremo occidental de una cadena volcánica que incluye los volcanes Quetrupillán y Lanín, el Villarrica domina el paisaje cercano a los lagos Villarrica y Calafquén. Su altitud y forma cónica lo hacen visible desde grandes distancias, mientras que su cráter abierto de 200 metros de diámetro alberga un lago de lava cuasi permanente. En lengua mapuche, el volcán es conocido como ‘Rukapillán’, que significa ‘Casa del espíritu’, destacando la importancia cultural y espiritual que tiene el pueblo Mapuche.

“Fotografiar el volcán Villarrica fue una experiencia motivada por la conexión con la naturaleza y el deseo de documentar un evento tanto científico como artístico”, comenta Rolando.

Su trabajo busca capturar la majestuosidad del volcán y sensibilizar a la sociedad sobre la fuerza volcánica. En esta galería, la belleza de la naturaleza se une a la ciencia para ofrecer una perspectiva única.

Volcán Villarrica en erupción. Créditos: Rolando Vidaurra
Volcán Villarrica en erupción. Créditos: Rolando Vidaura

Con 650.000 años de historia, el Villarrica ha presentado erupciones explosivas y efusivas, lanzando lava, cenizas y flujos piroclásticos. Su actividad constante lo ubica en el puesto número 1 del ranking de peligro volcánico en Chile. Sin embargo, gracias a sistemas de monitoreo avanzado, las localidades cercanas, como Pucón, pueden desarrollar un turismo seguro en torno a este gigante.

En estas fotografías de larga exposición, Vidaura captura el cielo estrellado como telón de fondo para las fumarolas del volcán. Una vista que el ojo humano no puede percibir en su totalidad, pero que gracias a la técnica fotográfica se convierte en una obra de arte.

“Estar cerca de un volcán activo, especialmente durante la alerta naranja de septiembre de 2023, fue una experiencia intensa y emocionante”, cuenta el fotógrafo. Las alertas volcánicas, que van desde verde hasta rojo, permiten a los residentes y turistas actuar con previsión y seguridad.

Vidaura espera que su trabajo transmita tanto la majestuosidad como el respeto que inspira el volcán. “Mi objetivo es crear una narrativa visual que capture la belleza y el poder del Villarrica. Quiero que el espectador sienta la misma conexión profunda con la naturaleza que yo sentí al tomar estas fotos”, afirma.

El volcán Villarrica es más que un atractivo turístico; es un testimonio vivo de la actividad geológica de nuestro planeta. A través del lente de Rolando Vidaura, podemos contemplar esta maravilla desde una perspectiva que combina arte, ciencia y emoción. Sus fotografías no solo documentan un fenómeno natural, sino que también invitan a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza y el poder que esta ejerce sobre nosotros.

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