Son muchas las historias que existen sobre el cementerio de Punta Arenas. Quizás la más conocida sea la de Sara Braun, heredera de la fortuna y negocios de su marido, el pionero José Nogueira.

Dentro de las donaciones que ella hizo a la ciudad, se recuerda la del pórtico monumental del cementerio, donde nació un mito que se conserva hasta hoy en día. Y es que una de las condiciones que puso fue que ella sería la única persona fallecida que pasaría por ese portal.

Lo cierto es que  hoy ese ingreso se encuentra clausurado y todo visitante debe entrar por una puerta lateral, bastante imponente también.

Creado en 1894, el cementerio de Punta Arenas está considerado dentro de los más bellos del mundo. Sus avenidas de cipreses cuidadosamente podados configuran un laberinto fascinante a través del cual se descubre la historia de esta ciudad de inmigrantes.  No sólo llama la atención la preciosa arquitectura de los mausoleos, sino también las lápidas que llevan inscritos los nombres y nacionalidades de los colonos venidos de otras latitudes.  Croatas, ingleses, alemanes y tantos otros dieron un carácter especial a esta ciudad del fin del mundo.

En términos fotográficos, las  formas geométricas de las construcciones, en contraste con las siluetas perfectas de los cipreses y el juego de luces y sombras, describen un panorama estético muy inspirador.

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