Si mi emoción en el eclipse de 1994 en Putre fue abrumadora, lo que viví después de 25 años el pasado eclipse del 2 de julio fue mejor aún y más enriquecedor. 25 años me han hecho madurar la técnica fotográfica, han cambiado mi lienzo de arte de lo análogo a lo digital, pero más que nada, me han hecho pulir el proceso intelectual de cómo percibimos nuestro entorno y cómo los humanos nos relacionamos con nuestro territorio y los fenómenos naturales.

Los eclipses siempre han sido objeto de admiración y asombro, y mientras más informados estamos de los detalles de cómo y por qué se producen, tanto más podemos disfrutarlos. La información es vital para que algo que es totalmente natural se transforme en un gran espectáculo y también es una tremenda herramienta de poder.

Paisaje y eclipse en vertical ©Guy Wenborne
Paisaje y eclipse en vertical ©Guy Wenborne

En la antigüedad los brujos o sabios que eran capaces de observar, leer e interpretar los ciclos cósmicos adquirían un tremendo poder si sabían predecir un eclipse de sol o de luna. Es así como montaban un gran show ante el pueblo ingenuo en que hacían ver que ellos tenían el poder de la conexión divina para matar y resucitar el sol, así eran considerados dioses y se les rendía pleitesía y obediencia. La información significaba entonces poder y saber guardar el secreto era vital para mantenerlo.

El pasado 2 de julio de este año estuve en Condoriaco con un par de amigos alemanes, Gerhard Hüdepol, ingeniero eléctrico retirado de la ESO (European Southern Observatory) y Juanito (Johann), que contaba chistes alemanes de dudosa efectividad. Gerhard fue quien semanas antes había hecho un viaje exploratorio a buscar un lugar ideal para registrar el eclipse, y fue así como dio con un lugar a 1.300 msnm en el mismo centro del 100% del paso del la luna y el sol. Apostamos todo a este lugar ya que era una buena alternativa por si estaba nublado en el valle costero, algo muy común para la fecha. Pero no fue así y  para suerte de muchos, el clima estuvo excelente en toda la región.

Guy junto a su equipo instalado ©Guy Wenborne
Guy junto a su equipo instalado ©Guy Wenborne

Me armé con 3 cámaras montadas en 3 trípodes y con 3 ópticas distintas; un 600mm, un 35mm en formato vertical y un 28mm para formato horizontal. Un equipo muy distinto al que me acompañó en noviembre de 1994 al salar de Surire donde mis herramientas eran un lente largo de 600mm, un lente de 20mm, un trípode, una cámara Nikon F4 y 20 rollos de película diapositiva de ASA 50, cuando todavía se hablaba de ASA, no de ISO, que son parecidas pero no lo mismo, sino todo lo contrario. Nada de filtros solares, solo un par de anteojos tipo eclipse.

Esta vez había decidido fotografiar el eclipse en plenitud y disfrutarlo solo si se daba la ocasión entre tanto disparo y cámaras. Estudié por semanas, construí mis propios filtros y planifiqué. De todas las fotos que tenía planificadas hubo varias que se me pasaron, pero creo que logré una gran parte. El problema fue cuando lo planificado no se cumplió y los parámetros que tenía anotados en un papelito de ayuda para las distintas exposiciones según las etapas del eclipse, no funcionaron. Fue ahí que apareció de inmediato la experiencia e instinto fotográfico de 25 años y pude resolver rápidamente. Creo fueron 10 segundos los que me di de pausa para emocionarme y estar ahí nuevamente boquiabierto, dando gracias por ser testigo de semejante espectáculo, y observar esa imagen increíble del sol negro que NO se me olvidará jamás…

Quiero agradecer a mi amigo Gerhard Hüdepol por haber aceptado mi auto invitación a unirme a su viaje, también a Cuarto Digital por los filtros FireCast y la mochila Fstop que me permitió llevar todo el equipo por 45 minutos literalmente a la punta del cerro. También a Fjallraven Chile por la vestimenta ad hoc.

Corona ©Guy Wenborne
Corona ©Guy Wenborne

En la foto se ve la corona. Compuesta por gases ionizados hiper calientes con más de 2.000.000ºC –mucho más caliente que la superficie visible del sol–, se extiende por casi 1 millón de kilómetros por sobre la superficie solar. Su estructura se hace visible debido a las ondas electromagnéticas de los 2 polos solares. Para captar estos sutiles detalles fue necesario juntar 15 fotos de diferentes exposiciones que mostraran los detalles de esta fina seda solar.

©Guy Wenborne
©Guy Wenborne

El brillo del sol que ilumina gran parte de la tierra que no está eclipsada es reflejado hacia la superficie en sombra de la luna, es una luz muy débil y difícil de registrar por estar en directo contraste con la fuente original de la luz, el Sol.

Anillo de diamante ©Guy Wenborne
Anillo de diamante ©Guy Wenborne

Anillo de diamante: el último destello de sol antes de quedar oscurecido completamente. Esta misma situación también se da cuando el sol se asoma nuevamente dando término a los 2 minutos 36 segundos de oscuridad total.

Gerhard , Juanito y Guy.
Gerhard , Juanito y Guy.
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