El pasado 7 de abril de 2021 fue aprobado por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad de Chile la creación de tres nuevos santuarios de la naturaleza que conformarán la Red de Turberas de Chiloé, la cual abarca una superficie total aproximada de 278 hectáreas que son parte del Plan Nacional de Protección de Humedales 2018-2022, específicamente para Chiloé.

Turberas, Chiloé ©Cortesía Ministerio del Medio Ambiente
Turberas, Chiloé ©Cortesía Ministerio del Medio Ambiente

Entre los elementos de conservación presentes en estas áreas, destacan la red hidrológica superficial y subterránea asociada a las turberas, las comunidades de musgos, líquenes y hepáticas, especies de flora como coihue y mañío, entre otras, y especies de fauna presente como las aves chucao y rayadito, la ranita de Darwin , el zorro chilote, el pudú y el huillín. Las propuestas contaron con el apoyo de la ONG Cecpan (organización sin fines de lucro, abocada a la conservación de los recursos naturales e ideológicos de la isla de Chiloé y los archipiélagos australes) y propietarios, en colaboración con el Ministerio del Medio Ambiente de Chile.

Turberas, ©Cortesía Ministerio del Medio Ambiente
Turberas, Chiloé ©Cortesía Ministerio del Medio Ambiente

“Estas  áreas ubicadas en tres comunas de Chiloé representan una muestra relevante del ecosistema de turberas situado en el archipiélago, que se traduce en la entrega de importantes beneficios para la comunidades locales como son la provisión y purificación del agua, y a nivel global las turberas constituyen ecosistemas muy eficientes en la  captura y almacenamiento de carbono”, afirmó la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt.

El Santuario de la Naturaleza turberas de Aucar se ubica en la comuna de Quemchi y cuenta con 27,5 hectáreas aproximadas. Las turberas de Púlpito se encuentran en la comuna de Chonchi, y destacan por contar con la mayor cantidad de hectáreas aproximadas de la red, acercándose a las 243 hectáreas. En cuanto a las turberas de Punta Lapa en la comuna de Quellón, estas cuentan con una superficie aproximada de 7,5 hectáreas.

La vital importancia de las turberas 

Las turberas constituyen sistemas de vital importancia debido a los procesos hidrológicos y ecológicos que mantienen. Ejemplo de ello, es la recarga de acuíferos subterráneos que funcionan como los únicos reservorios de agua de Chiloé. Asimismo, las turberas son reconocidas por retener el doble de carbono de toda la masa forestal del planeta, y por ser refugio de diversas especies de flora, fauna y fungi. Son “súper humedales” claves para combatir el cambio climático regulando el CO2 atmosférico, con soluciones basadas en la naturaleza.

Turberas, Chiloé ©Cortesía Ministerio del Medio Ambiente
Turberas, Chiloé ©Cortesía Ministerio del Medio Ambiente

Las turberas son producto de un proceso de miles de años: hace 13.000 años, post glaciación, grandes masas de agua acumuladas con musgo del género Sphagnum permitieron la acumulación de materia orgánica que se convirtió en extensas turberas. Su principal componente es el musgo Sphagnum magellanicum, llamado comúnmente como pompón, que permite la absorción de agua. Lamentablemente, a causa de la extracción permanente de este material para actividades humanas, las turberas se han visto amenazadas, afectando la salud del medio ambiente.

También existen turberas antropogénicas, denominadas así por haber nacido a partir de una perturbación humana. Ejemplo de estas es una turbera ubicada el norte de la Isla De Chiloé, donde un bosque fue devastado por un incendio hace más de 100 años, deparando en 16 hectáreas de humedal que hoy constituyen una de las turberas de la Isla.

Los principales servicios ecosistémicos que entregan son de aprovisionamiento de agua dulce, almacenada para uso doméstico, industrial y agrícola, de bioquímicos, con la extracción de medicinas y otros materiales desde plantas y musgos presentes; y de materiales genéticos para la resistencia de patógenos en plantas. También, de regulación del clima, siendo grandes aportes a la regulación del cambio climático global; y de regulación hidrológica, mitigando desastres naturales, depurando las aguas y controlando su contaminación. Además, aportan al ámbito cultural con fines educacionales, de investigación, recreativos y de turismo, junto con ser un esencial soporte de hábitat para la biodiversidad y de control contra la erosión del suelo.

 

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