Salmoneras © Álvaro Vidal
Salmoneras © Álvaro Vidal

SEÑOR DIRECTOR

Periódicamente las salmoneras protagonizan desastres ambientales. Escapes de salmones, contaminación de fondos marinos, eventos de mortalidades masivas de salmones. Esto último ocurre hoy en Los Lagos y Aysén. Una floración de microalgas ha resultado en cerca de 4.000 toneladas de salmones muertos. Poco se ha dicho sobre los impactos ecosistémicos. Autoridades e industria apuntan al cambio climático, descartando otros factores, como la contaminación que generan las propias salmoneras que alimenta la proliferación de este tipo de microalgas.

La incompatibilidad de esta industria con la preservación de los mares es evidente y ni siquiera se salvan las áreas protegidas. Un trágico ejemplo ocurre en la Reserva Nacional Kawésqar, en Magallanes. En esta área existen 67 concesiones salmoneras otorgadas y otras 61 en trámite. Más aún, siguen ingresando nuevos proyectos a evaluación ambiental, pese a su incompatibilidad legal y al riesgo ambiental que significan. Existen numerosos antecedentes científicos sobre estos riesgos, incluyendo un reciente informe elaborado por las instituciones que representamos enviado a Conaf, institución a cargo de elaborar el Plan de Manejo para dicha reserva.

No podemos esperar que la salmonicultura se autorregule, aun tomando en cuenta las millonarias pérdidas económicas que estos desastres implican para ella. Es urgente que se ponga freno a la expansión de la industria en los sensibles ecosistemas marinos del sur del país.

Estefanía González
Greenpeace

Florencia Ortúzar
AIDA

Gabriela Burdiles
FIMA

 

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