Como todo viaje al interior de nuestra cordillera, lo primero que sorprende es el imponente paisaje geográfico, y junto con este, los rastros de esas sobras cargadas de esfuerzo que Los Andes termina por devastar. En este caso, las ruinas del Ferrocarril Transandino, que se internaba por las laderas del valle Río Juncal para salvar la pendiente que hoy recorre la clásica cuesta Los Caracoles, que lleva a Portillo. Este es el escenario de entrada al Parque, vale la pena detenerse a mirar estos vestigios y recrear mentalmente este Ferrocarril que recorría desde los Andes hasta Mendoza y que dejó de operar hace no tanto tiempo atrás; 1984.

Luego de adentrarse aproximadamente 10kms por el valle, se llega a la recepción del parque. En época deshielos, desde que abre el parque en Octubre hasta entrado Diciembre, es probable que haya que dejar el auto a 200 mts de las instalaciones, ya que el estero Barros Negros crece considerablemente, dándote la bienvenida.

©Francisca Salza
©Francisca Salza

El Parque Andino Juncal es una reserva privada enfocada a la conservación ecológica y al turismo sustentable. El recorrido principal que ofrece, desde el sector los “hornitos” en el acceso, hasta el glaciar Juncal Sur, es un trekking de 8km apto para todo amante de la naturaleza, que recorre desde los 2.500 msnm hasta aproximadamente 3200 msnm, a los pies del glaciar.

El recorrido es un sendero de pendientes suaves a lo largo del cual hay que cruzar varios arroyos que descienden de las cumbres del valle. Uno de los grandes atractivos son las dos vegas que se encuentran antes de llegar al “Estero de los Monos de Agua”, límite sur del predio. Estas vegas, extensos humedales emplazados al fondo del valle, son el escenario principal para avistar varias especies de aves. Destaca el jilguero cordillerano (Sporagra uropygialis), con su contrastado plumaje amarillo y negro. En general todas las aves pequeñas del parque son curiosas y acompañan de cerca el recorrido, dejándose ver y fotografiar. También se deja ver el magnífico cóndor (Vultur gryphus) moviéndose a través de las corrientes de aire que ascienden por el valle.

Aves libres

El Parque Juncal fue declarado sitio Ramsar el 22 de Mayo del año 2010, una gran noticia para las aves que habitan los humedales del valle. La denominación Ramsar es una categoría intergubernamental de protección de humedales, que promueve planificar el uso sostenible de los humedales de valor Internacional, esto por la rica concentración de aves y otra especies que congregan los ecosistemas húmedos. Este corresponde al segundo sitio Ramsar de la V región y se integra una lista mayor que comprende en orden cronológico el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter (Valdivia), los Salares de Surire, Huasco y Tara (Tarapacá y Antofagasta), el Sistema Hidrológico de Soncor en el Salar de Atacama, el Complejo Lacustre Laguna del Negro Francisco y Laguna Santa Rosa (Atacama), Humedal el Yali en Santo Domingo (Valparaíso), Laguna Conchalí (Coquimbo), Bahía Lomas en Tierra del Fuego (Magallanes), los Salares de Aguas Calientes y Pujsa (Antofagasta), y por último el Juncal. La lista es larga, hay que comenzar a recorrerlos.

©Francisca Salza
©Francisca Salza

Luego de las vegas el sendero se dispera en la morrena, masa de áridos que fueron acumulados por el movimiento de avance del glaciar, y luego de esta; a mojarse los pies con las frías aguas de deshielo del “Estero de los Monos de Agua”, que debe su nombre a un conjunto de cerros que alimentan el estero; Mono Blanco, Mono Verde, Mono Morado y Mono Negro. Luego de cruzar el estero comienza una leve ascensión para luego de unos 30 minutos divisar el Glaciar Juncal Sur, que se descuelga de una gran masa de hielo que conecta los glaciares La Paloma, Alto del Plomo, y otras más. Si se sigue por el sendero puedes no darte cuenta y estar caminando sobre el hielo, ya que en general los desprendimientos de áridos cubren la masa de glaciar en su parte inferior.Es importante volver antes de que el estero comience su crecida, a eso de las 3 de la tarde, de lo contrario el estero te puede sorprender con un fuerte y peligroso caudal.

Una vez de vuelta en el campamento “los hornitos”, prender un fuego al interior del hotel “mil estrellas”, una ruina de piedra sin cubierta que enmarca vistas a un cielo generoso en estrellas. Junto a una comida reponedora y la compañía de los demás vivitantes del parque, el tiempo deja de ser importante y la noche de año nuevo llega sin conteos ni relojes, sino más bien cuando nosotros decidamos. Una buena manera de comenzar el 2016, al ritmo de la naturaleza.

Y para terminar, qué mejor que dormir en uno de los tres hornos de fundición de una antigua estructura que hoy están habilitados como refugio, dándole nombre al lugar.

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