Santuario de la Naturaleza Quebrada de La Plata: Un tesoro de la Cordillera de la Costa
En una microcuenca del cordón montañoso de la Cordillera de la Costa, entre colinas, pequeños afluentes hídricos y rocas de origen sedimentario y volcánico, en el extremo poniente de la comuna de Maipú, se encuentra Quebrada de La Plata, la cual es un Santuario de la Naturaleza desde noviembre de 2016 que destaca por la diversidad de ecosistemas que protege, la flora y fauna propia de lugar, y el patrimonio histórico y cultural que posee. En este artúculo de Solange Lobos Hernández para nuestros colaboradores de la Red de Santuarios de la Naturaleza de la Región Metropolitana, te contamos más sobre este importante lugar, su historia y las distintas labores de conservación que realizan en el sector.
Los saberes locales narran que luego de la Batalla de Maipú (5-abr-1818) grupos de las fuerzas realistas se internaron en la quebrada intentando escapar, y para aligerar su carga enterraron sus tesoros en el lugar. Asimismo, antiguos relatos de visitantes daban cuenta de la presencia de minerales brillantes en las rocas de una caída de agua, haciendo creer que el agua traía plata. De estos sucesos se cuenta que deriva su nombre actual “Quebrada de La Plata”.
El Santuario de la Naturaleza Quebrada de La Plata tiene una superficie de 1.110,7 hectáreas y es resguardado por la Universidad de Chile a través de la Facultad de Ciencias Agronómicas, quiénes están a cargo de estas áreas desde 1933 como parte de la Estación Experimental “Germán Greve Silva”. A partir de esta época, Quebrada de La Plata toma importancia científica siendo utilizada como laboratorio natural y docente para los estudiantes de la Universidad.
Este pequeño espacio de la región protege formaciones características del bosque esclerófilo de la zona central de Chile con alrededor de 628 especies, entre flora (317), fauna vertebrada (120), líquenes (100), hongos (91) y 15 órdenes de artrópodos, entre otros, motivo por el cual es parte del Sitio Prioritario para la Conservación de la Biodiversidad “El Roble”.
Su forma de quebrada otorga la presencia de diversos ecosistemas siguiendo las características topográficas del lugar. Es así como al inicio del Santuario nos llaman la atención las primeras formaciones vegetacionales dominadas por espinos, junto a antiguos quebrachos y guayacanes que conforman una población de gran relevancia al estar el guayacán catalogado como especie “vulnerable” y proveer hábitat a múltiples especies de aves, roedores y réptiles gracias a su denso dosel. Inmersos en esta área, a su vez, podemos maravillarnos con polvorines o bunkers sumergidos en las laderas del cerro que datan de los años 70’, y miradores naturales hacia la ciudad y la Cordillera de Los Andes.
Al adentrarnos en la quebrada nos encontramos con laderas que presentan variadas especies de valor ornamental, las cuales durante la primavera cubren el Santuario con flores, de diversos colores y aromas, destacando entre ellas mariposas del campo, soldaditos, orejas de zorro, ortigas, añañucas y huillis.
Luego, hacia el sur, nos atrae un ecosistema de ladera de exposición norte dominado por especies arbustivas y suculentas, como huañil, romerillo, colliguay, quisco y chagual, junto a algunas especies arbóreas como espino, litre y quebracho. A su vez, en la parte alta, nos complacemos al observar formaciones xerofíticas con especies adaptadas a condiciones de mayor aridez, exposición al sol y generalmente asociadas a afloramientos rocosos, como cactáceas y suculentas. Asimismo, nos podemos deleitar con la presencia de reptiles como la iguana chilena y el lagarto nítido; aves como el pequén, la gallina ciega y la tenca; y mamíferos como el lauchón orejudo de Darwin, los cururos y la yaca.
Hacia el norte, por su parte, nos cautiva un ecosistema de ladera de exposición sur dominado por especies arbóreas como quillay y litre, con peumo y maitén en zonas más húmedas, y bollén, tevo y colliguay en las más secas, demostrando su menor exposición al sol y el mayor contenido de humedad que posee esta ladera. Además, podemos escuchar el encanto de aves como el pitio, el tucúquere, y el fío fío, y ver mamíferos como los murciélagos colorado, gris y orejas de ratón.
Finalmente, en el fondo de quebrada, nos deslumbramos con el bosque higrófilo, un ecosistema de fondo de quebrada constituido por especies características de zonas más húmedas como el peumo, el maitén, el chequén y el voqui, acompañadas de reptiles como la lagartija esbelta; anfibios como el sapo de rulo; aves como el rayadito, el carpinterito y la viudita; y mamíferos como el ratoncito de pelo largo y el quique.
De esta forma, estos ecosistemas interactúan constantemente entre sí y con el paisaje que les rodea, entregando una serie de servicios ecosistémicos tanto a las personas que habitan en sus cercanías como a la ciudadanía de las provincias que le rodean (Santiago, Melipilla y Talagante). Entre estos, destaca la captura de material particulado y la regulación atmosférica, la regulación del ciclo hidrológico y la recarga de acuíferos, la provisión de hábitat para diversas especies y los beneficios por sus valores estéticos, recreaciones, culturales y de esparcimiento.
Al igual que la mayoría de las áreas protegidas de la zona central de Chile, a pesar de su intrínseco valor e importancia socioecológica, el Santuario de la Naturaleza Quebrada de La Plata no está exento de perturbaciones. Históricamente, estos ecosistemas se han visto afectados por incendios forestales, producción de carbón, extracción de tierra de hoja, ganadería y explotación minera, siendo esta última actividad la que desencadenó entre los años 2012 y 2015 un fuerte movimiento social para expulsarla debido a la explotación y extracción ilegal de minerales en la quebrada.
Ante esta situación, la Universidad de Chile junto a diversos actores institucionales y comunitarios realizaron la solicitud de declaración como Santuario de la Naturaleza para proteger Quebrada de La Plata. Lamentablemente, el mismo día en que el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad aprobó su declaración como Santuario de la Naturaleza, Quebrada de La Plata fue perjudicada por un incendio forestal que afectó el 79% de su superficie (875 ha).
Como respuesta a este siniestro se conformó la Mesa de Trabajo interinstitucional y multidisciplinaria por el Santuario de la Naturaleza Quebrada de La Plata con diversas instituciones (Consejo de Monumentos Nacionales, Ilustre Municipalidad de Maipú, Ministerio del Medio Ambiente a través de la Secretaria Regional Ministerial del Medio Ambiente de la RM y el proyecto GEF “Corredores Biológicos de Montaña GEF/MMA/ONU-Ambiente”, Corporación Nacional Forestal), organizaciones (Organización Ambientalista Defensa de la Quebrada de La Plata, Asociación por la Conservación y Restauración de la Naturaleza) y representantes a nivel triestamental de las tres facultades de Campus Sur de la Universidad de Chile (Facultad de Ciencias Agronómicas, Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias, Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza), quiénes iniciaron un proceso de recuperación del área mediante la elaboración de un Plan de Restauración Socioecológica y, posteriormente, un Plan de Manejo desarrollado bajo los Estándares Abiertos para la Práctica de la Conservación.
En la actualidad, Quebrada de La Plata protege ocho objetos de conservación: el bosque de puemos, refugio de diversas especies, con un valor ecológico, cultural, estético y paisajístico; la red hídrica, superficial y subsuperficial, sustento para la mantención de diversos procesos ecológicos y la provisión de hábitat para distintas especies; la fauna con movilidad reducida, considerando a aquellas especies vulnerables que frente a perturbaciones no se pueden desplazar con facilidad, como reptiles, anfibios, micromamíferos, entre otros; el suelo y el subsuelo, valorizándolo como un cuerpo que soporta la vida y es fuente de recursos esenciales en diversos ámbitos; el guayacán, como especie endémica en categoría de conservación “vulnerable” y que sustenta una población significativa en el Santuario otorgando nutrientes y hábitat a otras especies; el ecosistema ladera de exposición norte y el ecosistema ladera de exposición sur, cada uno con características intrínsecas a su topografía que otorgan ecosistemas de matorral y bosques; y el patrimonio natural y cultural, entendido como los bienes tangibles e intangibles, naturales o ambientales, de interés científico, histórico y/o cultural presentes en el Santuario, dentro de los cuales se encuentran hornos caleros, polvorines, caídas de agua, miradores naturales, historia y saberes locales.
Dentro de estos objetos destaca el guayacán, especie vulnerable con gran presencia en la parte baja del Santuario y que se exhibe en nuestro logo. Esta singular especie se presenta tanto en climas áridos como semiáridos, extendiéndose desde la costa hasta la cordillera entre las regiones de Coquimbo y O’Higgins en parches aislados con poca conectividad entre sí. Es un árbol de crecimiento lento, no obstante, en zonas con alta disponibilidad de agua su tronco gris cenicienta puede alcanzar los 6 metros de altura con una copa de 20 metros de diámetro.
En los lugares que habita, el guayacán realiza levantamiento hidráulico, es decir, sus largas raíces se introducen a través del suelo hasta las capas subterráneas de agua, transportando desde las profundidades agua y minerales hasta la superficie. De esta manera, crea un hogar con sombra, humedad, nutrientes y menor temperatura que permite el crecimiento de otras especies a su alrededor, creando lo que se conoce como una “isla de fertilidad”.
Si bien esta especie es característica de zonas con menor disponibilidad de agua, este recurso es fundamental para el cumplimiento del rol ecosistémico del guayacán, su regeneración y la mantención de la biodiversidad asociada. Los guayacanes adultos son capaces de resistir a la sequía, botar sus hojas y mantenerse vivos con sus raíces, sin embargo, esto implica que no produzcan ni germinen nuevas semillas, por lo que en general solo se observan ejemplares adultos naturalmente. Por lo anterior, expertos proyectan que su población se podría reducir en un 40% en 36 años. A esto, se le suman las amenazas antrópicas a las que se ve expuesto como los proyectos inmobiliarios, la actividad agrícola y la minería.
Quebrada de La Plata, asimismo, percibe diversas amenazas que afectan su estado de conservación. Como menciona María Muga, Presidenta de la Organización Ambientalista Defensa de la Quebrada de La Plata, los motoqueros dejan el terreno hecho pebre, haciendo nuevos senderos donde no se debe, resaltando la principal amenaza de la actualidad “el motociclismo”, junto con otras actividades recreativas y deportivas incompatibles con la conservación del Santuario, ya que las personas hacen ingreso ilegal a este a través de diversos puntos, destruyendo los cercos perimetrales y causando una degradación significativa a los ecosistemas. Sumado a estas amenazas, existen también la caza, la invasión de especies exóticas, los incendios forestales, las pertinencias mineras y el cambio climático, los cuales aumentan su impacto en un contexto de sequía y escasez hídrica prolongadas en donde el bosque esclerófilo se ha visto fuertemente afectado, observándose en muchas zonas de Chile Central la presencia de árboles adultos secos de especies características como el quillay, visibilizando, a su vez, el estado de vulnerabilidad en el que se encuentran estos ecosistemas.
Es así como para asistir el proceso de recuperación de Quebrada de La Plata, la administración junto a la Mesa de Trabajo del Santuario, han implementado desde el año 2017 diversas acciones de restauración y conservación, las cuales aspiran a aumentar la capacidad de resistencia y recuperación de estos ecosistemas frente a la amenaza de perturbaciones naturales y antrópicas. Dentro de las acciones que se están realizando en el Santuario se encuentran: acciones de restauración ecológica como reforestaciones, obras de conservación de suelos, control de erosión y cosecha de agua, manejos silvícolas, colecta de semillas y propagación de especies forestales nativas, de seguridad y vigilancia como la habilitación de infraestructura (miradores, baño, torres de vigilancia y cercos perimetrales) y la incorporación del Santuario en la Ordenanza Municipal de Protección del Medio Ambiente (2019) de la comuna de Maipú como un área de protección oficial con uso exclusivo de preservación y conservación, que permite el desarrollo de actividades compatibles con estos usos y prohíbe la circulación de vehículos motorizados ajenos a las labores de vigilancia y conservación, entre otros ítems, de investigación tanto en proyectos de la Universidad como en colaboración con otras instituciones, y de educación ambiental y docencia como visitas de educación ambiental guiadas, talleres, ferias ambientales, memorias de título y prácticas profesionales. En relación a este último punto, es importante destacar la creación de un programa de educación ambiental inclusivo, que surgió de la necesidad de democratizar el conocimiento y promover una educación ambiental e integral al aire libre, de forma accesible e inclusiva para todas las personas, independiente de su género, capacidad, origen u edad. Este programa se realizó junto a adultos/as mayores, migrantes y personas con diversidad funcional, además de la asesoría de profesionales y académicos/as de diversas áreas.
La implementación de estas acciones a través de una colaboración interinstitucional y multidisciplinaria ha permitido involucrar a diversos actores en el proceso, desarrollando un trabajo con un mismo objetivo en común bajo un enfoque territorial, adaptativo y colaborativo. En este sentido, recalcamos la dificultad que tienen las áreas silvestres protegidas privadas de obtener financiamiento, ya que debido a su naturaleza privada no reciben subvención del estado, existiendo además muy pocos fondos para cubrir los requerimientos necesarios de una adecuada gestión que permita responder a los desafíos actuales, en una región cada vez más poblada y, en consecuencia, con mayor presión de uso sobre sus áreas naturales.
Bajo este escenario, prevalece la necesidad de implementar estrategias a diversas escalas, no solo local, para la restauración, protección y conservación de las áreas silvestres protegidas, especialmente aquellas que rodean la cuenca de Santiago y brindan un sin número de beneficios a gran parte de la población del país. Es por ello que desde el Santuario de la Naturaleza Quebrada de La Plata y como parte de la Red de Santuarios de la Naturaleza de la Región Metropolitana, hacemos un llamado a visitar las áreas silvestres de manera responsable, respetando sus requerimientos de cuidado y protección, como no acceder en vehículos motorizados ni con mascotas, llevarse su basura, entre otros, y a sumarse y colaborar en iniciativas de conservación y cuidado del medio ambiente en sus territorios, realizando acciones que promuevan la sensibilización, participación y vinculación con la naturaleza. Como dijo Eduardo Galeano “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.