Glaciar el Morado: colores que inspiran
Nada como partir un domingo temprano a subir cerros cerca de Santiago. El destino: el Cajón del Maipo. La idea: llegar lo más alto que pudiera en un paseo por el día. El «Cajón» es uno de esos lugares que tenemos a mano y que pocos se dan el tiempo de conocer.
La ascensión al Glaciar el Morado no es difícil, requiere de ganas y contar con el equipo básico (zapatos, algo para el frío, agua y comida). El paisaje sorprende a cada instante; un paisaje monumental y sinuoso hacen de este ascenso algo de gran interés. Las distancias y la ansiedad por llegar de pronto hacen que el trayecto parezca más largo de lo que realmente es.
La vegetación que acompaña los cursos de agua, sin ser exuberante, llama la atención y en ciertos momentos toma mayor importancia que el cerro que las recibe. Especies que crecen con dificultad en las laderas dan ese toque sensible a la piedra y alientan el paso. Los colores ocres, gises, verdosos, algunos púrpuras hacen de este lugar un cuadro lleno de matices y una extensa paleta de colores que no cansa de asombrarnos.
El glaciar se viste ceremonioso entre las cumbres y lo transforma en un lugar único, donde pareciera que la gente llega, más allá del cansancio físico, a un lugar donde se respira el descanso de algo sagrado.
Para saber cómo llegar, aquí la información de nuestros amigos de Andes Handbook.