Chañaral de Aceituno: el Galápagos chileno

En la región de Atacama, justo al norte del límite con la región de Coquimbo, está la caleta Chañaral de Aceituno y la Isla Chañaral, al frente de la Caleta, ambas forman parte de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt.

Esta caleta de pescadores, donde en invierno no quedan más que un puñado de hombres de mar, en verano se enfrenta a un panorama totalmente distinto; miles de turistas llegan cada temporada para salir con los pescadores que, entre los meses de noviembre y marzo cambian las redes y anzuelos por cómodas butacas y binoculares, para realizar avistamientos de cetáceos con turistas, en particular de ballenas y delfines.

Todas las temporadas, se pueden avistar ballenas fin, azules y jorobadas. La primera, el segundo cetáceo más grande del planeta y el más común de ver en la reserva. La ballena Azul, no necesita introducción y las ballenas jorobadas son las que regularmente se pueden ver saltando fuera del agua, frente a la Caleta o cerca de Isla Chañaral.

La Isla, a su vez es un lugar lleno de fauna. Hay colonias de piqueros, lobos comunes o de un pelo y lobos finos o de dos pelos que viven en la Isla. Es muy común ver chungungos, distintas especies de cormoranes, delfines o pingüinos de Humboldt que anidan en la Isla. Incluso, con un poco de suerte se puede ver una hembra de elefante marino que llega casi todas las temporadas a una playa de la Isla.

Chañaral de Aceituno, es probalmente uno de los mejores o el mejor ejemplo de gestión de turismo comunitario en Chile. Durante la temporada de avistamientos, los pescadores se organizan para funcionar en turnos, llevando a los miles de visitantes que llegan cada año a hacer avistamiento de fauna marina en los alrededores de la Caleta y la Isla.

Si esta temporada te das una vuelta por la zona, recuerda respetar tanto a la fauna como a la gente local. Sin botar basura, haciendo poco ruido cuando vayas en el bote y llevándote solo fotografías y buenos recuerdos del lugar.