Los parques nacionales son mucho más que la protección de la diversidad biológica.  En rigor, las áreas protegidas, las cuales pueden ser parques nacionales u otras categorías de manejo, proveen una serie de beneficios fundamentales para el bienestar de la sociedad. Por ejemplo, está la recreación a través del ecoturismo  y el deporte; su uso para la educación al aire libre, las artes y protección del patrimonio cultural; e incluso el tratamiento de enfermedades a través de terapias de naturaleza como son los llamados baños de bosque; y por supuesto la mitigación de los efectos del cambio climático. Este amplio rango de posibles usos sociales de las áreas protegidas, sustentan el bienestar  humano y son la base para el desarrollo sostenible.

©Fundación Áreas Protegidas
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Siguiendo desde la función social que cumplen estos espacios, existen diversos ejemplos a nivel mundial que reflejan el potente vínculo existente entre la sociedad  y las áreas protegidas. Por ejemplo, Costa Rica y Colombia usan el ecoturismo como una estrategia de desarrollo ampliamente reconocido por sus propios habitantes. Por otro lado, Estados Unidos ha promovido a sus parques nacionales como la “mejor idea de América”, generando  un sentido de pertenencia sumamente potente. Luego,  Australia  a  través  de  la campaña “Parques  Saludables,  Gente Saludable”, ha posicionado a las áreas protegidas como una fuente de salud, que por lo demás, permite el ahorro de alrededor de $200 millones de dólares en gastos para tratamientos médicos en su población.

No obstante, en el caso de Chile, que cuenta con 105 Áreas Silvestres Protegidas del Estado administradas por la Corporación Nacional Forestal (CONAF), sumado  a las más de 300 áreas bajo protección privada (Ministerio de Medio Ambiente y Así Conserva  Chile, 2013), el vínculo entre las personas y las áreas protegidas aún es débil. Se carece de un sentido de pertenencia potente que reconozca el rol de estos espacios para la prosperidad de la sociedad chilena.

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Programa de Pequeños Guardaparques de la Fundación Áreas Protegidas de Chile en conjunto con CONAF ©Fundación Áreas Protegidas

En este mismo sentido, aún no se visualiza ampliamente  a las áreas protegidas como una estrategia de integración social. Poco se habla sobre la importancia de las áreas protegidas como promotores de salud, a pesar de estar presentes en todas las regiones del país.

Las áreas protegidas de Chile requieren de un reconocimiento  social masivo. Se necesita promover la visita a las áreas protegidas como un hábito de salud y bienestar, como una tradición social, como un orgullo nacional.

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Santuario El Cañi, Región de la Araucanía ©Fundación Áreas Protegidas

Tenemos una enorme oportunidad de generar y  fortalecer el vínculo  entre las personas  y las áreas protegidas.  Una oportunidad para promover la vinculación de distintos actores del territorio.  Una oportunidad de integración de distintos segmentos de la sociedad, desde niños hasta adultos mayores.  Sin duda, una oportunidad  para maximizar los beneficios que las áreas protegidas pueden proveer a la sociedad.

Celebrar a las áreas protegidas, es celebrar también a las y los guardaparques que las protegen. Es impulsar el sano orgullo de nuestra flora y fauna nativa. Las áreas protegidas deben y merecen ser uno de nuestros orgullos nacionales,  el sello de un desarrollo ecoturístico  responsable  y uno de los pilares del desarrollo sostenible de Chile.

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