¿Los confundes? Torres del Paine y Monte Fitz Roy, dos macizos similares, pero con diferencias
Si bien estos dos macizos corresponden a formaciones geológicas diferentes, y se encuentran en lugares distintos, lo cierto es que, debido a su parecido geomorfológico, tienden a confundirlos con bastante regularidad. No obstante, son bastante diferentes, a pesar de que tienen un origen y composición sumamente similar. Entérate de todos los detalles en este artículo de Ladera Sur.
Sin duda, la Patagonia es uno de los lugares más hermosos del mundo. Y es que posee unos espectaculares paisajes -en los que destacan glaciares, bosques subantárticos, lagos color esmeralda, caídas de agua y formaciones rocosas únicas- que enamoran a cualquiera. Chile y Argentina comparten este alucinante pedazo de tierra al fin del mundo, que ha sido establecido internacionalmente como capital de trekking por sus impresionantes montañas, las cuales están marcadas por la actividad volcánica y el hielo patagónico.
Dentro de estas montañas destacan dos imponentes macizos, que cuentan con una geomorfología única que deja atónitos a los visitantes y que han permitido dilucidar la historia geológica de la región, que involucra una serie de complejos procesos geológicos puntuales que ocurrieron durante millones de años en este territorio. Hablamos del complejo ígneo El Chaltén, compuesto por el Monte Fitz Roy -también conocido como Cerro Chaltén- y el Cerro Torre; y el macizo Paine, el cual comprende las cumbres Paine Grande, Los Cuernos del Paine, Fortaleza, Escudo, Cerro Almirante Nieto y las famosas Torres del Paine.
Si bien estos dos macizos corresponden a formaciones geológicas diferentes, y se encuentran en lugares distintos, lo cierto es que, debido a su parecido geomorfológico, tienden a confundirlos con bastante regularidad. No obstante, son bastante diferentes, a pesar de que tienen un origen y composición sumamente similar.
El monte Fitz Roy o cerro Chaltén es una montaña de 3405 m.s.n.m. ubicada al oriente del campo de hielo Patagónico Sur, en la frontera entre Argentina y Chile. Se encuentra dentro de dos parques nacionales: el Parque Nacional Bernardo O’Higgins en el lado chileno y el Parque Nacional Los Glaciares en el lado argentino.
Este imponente monte, incesantemente batido por los legendarios vientos patagónicos, debe su nombre a Robert Fitz Roy, capitán del Beagle, la famosa embarcación que transportó a Darwin en su paso por Sudamérica. Sin embargo, su nombre original, usado desde tiempos inmemoriales por los pueblos originarios, es Chaltén, que en tehuelche quiere decir «montaña humeante”. Esto debido a que la cima constantemente se encuentra cubierta por nubes, por lo que para los antepasados más que un cerro, era un volcán.
Por su parte, el Macizo Paine, también conocido como cordillera Paine, es un pequeño pero sobresaliente grupo de montañas ubicado en el Parque Nacional Torres del Paine, a 150 km al norte de la ciudad de Puerto Natales, en la Región de Magallanes. Su nombre procede de la palabra en mapudungun payne, que significa «color azul celeste». Si bien en la zona no se habló la lengua mapuche, el nombre le fue dado por el baqueano Santiago Zamora, quien exploró la zona alrededor del año 1870.
Procesos diferentes con un origen en común
Como mencionamos anteriormente, estos dos macizos corresponden a formaciones geológicas diferentes, sin embargo, poseen un origen y composición sumamente similar. Ambos macizos poseen una historia geológica parecida que involucra una serie de complejos acontecimientos, los cuales incluyen períodos de tranquilidad en que el mar avanzó sobre áreas continentales, tiempos de intensa actividad volcánica y épocas en que los hielos se extendieron mucho más allá de sus límites actuales.
“En realidad son como lo mismo desde una perspectiva general: Ambos son granitoides, ambos son intrusivos de trasarco -es decir, que están emplazados detrás del arco volcánico- y ambos forman complejos ígneos, es decir, no son una sola cosa, son muchas cosas juntas. Además, su exhumación y su proceso erosivo son similares, porque son erosiones glaciares, entonces han generado geoformas bastantes parecidas. Como son rocas muy duras, se erosiona todo lo que esta alrededor de ellas, pero ellas no, les cuesta más erosionarse porque son granitoide y, por tanto, son muy resistentes”, señala Juan Enrique Bostelmann, destacado paleontólogo chileno y Encargado de la Unidad de Paleontología y Biocronología del SERNAGEOMIN.
Cabe destacar que ambos macizos son formaciones intrusivas, es decir, se crearon cuando una fuente de magma generó una intrusión entre las rocas sedimentarias preexistentes, las cuales se formaron hace aproximadamente 90 millones de años, en el fondo del mar. Asimismo, estas formaciones sufrieron procesos erosivos bastante similares, ya que ambas fueron erosionadas por la fuerza del hielo patagónico, que, en su momento, cubrió casi la totalidad de la región.
La gran diferencia, es que estas dos formaciones intrusivas tienen edades distintas y cuentan con señales geoquímicas diferentes. Como puntualiza el paleontólogo: “Los intrusivos del complejo ígneo del Chaltén -el monte Fitz Roy es parte de lo que se llama el complejo ígneo del Chaltén- son un poquito más antiguos que Torres del Paine, tienen 16.8 millones de años. Torres del Paine tiene 12.5. Ósea, tienen 4 millones de años de diferencia”.
Respecto a la diferencia geoquímica, que se refiere a la constitución química de la roca, el paleontólogo agrega que “Torres del Paine se generó en un momento en que la corteza continental estaba muy debilitada, era delgadita, entonces su magma ascendió rápido por la corteza y tuvó menos contaminación que la que tuvó el monte Fitz Roy, que se generó en una corteza de arco. Entonces, la señal geoquímica de Fitzroy es bien parecida a la del arco volcánico, del batolito patagónico, mientras que Torres del Paine tiene una señal geoquímica que decimos transicional, tiene compuestos más alcalinos”.
Otra diferencia entre ambos macizos es el proceso erosivo al que se vieron expuestos. Por un lado, el monte Fitz Roy posee un grado de erosión que dejó expuesta en su totalidad a la roca plutónica, que corresponde al intrusivo, mientras que Torres del Paine aun cuenta con restos de la roca marina que hospedo al intrusivo.
“En el caso del monte Fitz Roy, toda la roca que contenía al intrusivo está completamente erosionada, no queda nada, solo los cuerpos plutónicos expuestos. En el caso Torres del Paine, queda un pedacito de la roca marina que hospedó el intrusivo, esa roca negra que tiene encima, el lacolito, que son pedacitos del fondo marino del Cretácico superior. Es una roca mucho más antigua que el intrusivo mismo, tiene 90 millones de años. Esto tiene que ver con que el monte Fitz Roy, el complejo ígneo El Chaltén, está en el centro del campo de hielo, entonces, la erosión glaciar ha sido mucho más intensa. Esa es la diferencia de generación”, aclara Enrique Bostelmann.
Finalmente, el paisaje que vemos hoy en ambos macizos fue transformado por glaciares, que durante distintas glaciaciones -cuyo máximo fue hace aproximadamente 18 mil años- y su continua acción erosiva, dieron forma a los valles y a las montañas, dejando al descubierto el intrusivo que permanecía oculto bajo la superficie. “Lo que pasa es que esos productos se generaron bajo la superficie entonces si nosotros los vemos en la actualidad tienen que haber pasado dos cosas, uno es que se alzaron, se levantaron, y otra es que la roca que lo contenía se erosiona”, concluye el Encargado de la Unidad de Paleontología y Biocronología del SERNAGEOMIN.