De colores rojos, blancos o incluso amarillos, esta flor silvestre crece en distintos lugares de nuestro país, dándose principalmente en las zonas centro y norte, en donde se pueden apreciar sus distintivas características, las que varían dependiendo de su género. El lirio de la paz, de la calma y de la renovación esconde una leyenda que da vida a su nombre y que pocos conocen. ¿Quieres saber de qué se trata?

@Cristian Pardo
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El nombre detrás de la flor silvestre

Cuenta la leyenda que en tiempos remotos de la Independencia, en el Monte Patria, era reconocida por su belleza una mujer indígena de quien todos los hombres se enamoraban, pero ninguno lograba conquistar el corazón de la joven Añañuca.

Un día, al pueblo llegó un joven minero que arrastraba grandes añoranzas de encontrar el tesoro que tanto buscaba. Sin embargo, al ver a Añañuca, sus sueños se desvanecieron y ambos se enamoraron completamente, decididos a casarse. Comenzaron su vida juntos, sin ningún infortunio que pudiera sacarlos de su estado de felicidad.

Sin embargo, una noche en los sueños del joven minero se le apareció un duende que le señalaba el lugar en donde podría encontrar el tesoro que tanto estuvo buscando. Sin dar aviso alguno, el joven partió en su búsqueda.

Pasaron los días y los meses, la gente del pueblo rumoreaba que el minero había sido víctima del espejismo de la pampa o de un temporal, causando su desaparición  o su muerte. Atrapada en una profunda tristeza, Añañuca siempre estuvo a la espera del retorno de su esposo hasta que finalmente, un día sus fuerzas se desvanecieron y murió.

A la mañana siguiente en un día lluvioso, la gente de la comunidad condujo los restos de la joven a su sepultura en medio del valle porque consideraron que ella así lo hubiera querido. A la salida del sol, en el lugar en donde yacía el cuerpo de Añañuca se desplegaba una alfombra de hermosas flores rojas. Es por eso que la leyenda asegura que la joven indígena se convirtió en flor como un gesto hacia su esposo en señal de que siempre permanecerán juntos.

La gran familia de las Amarilidáceas

Las amarilidáceas son una familia de plantas herbáceas, perennes, bulbosas o rizomatosas que están compuestas por alrededor de 73 géneros y aproximadamente 1.600 especies.

La añañuca proviene de esta gran familia y de acuerdo a lo que nos informa la jefa del Área de Botánica del Museo Nacional de Historia Natural de Chile, Gloria Rojas, en Chile se puede manifestar en varios colores y particularidades, que dependerán del tipo de especie de la cual estamos tratando.

Por ejemplo, la añañuca de la Gloria (Rhodophiala advena), de origen chileno,  luce flores de fuertes colores rojos y algunas tonalidades amarillas. Una flor muy frecuente que se puede encontrar por la quinta región, mayormente en los cerros asoleados de la costa y cuya floración ocurre entre diciembre y marzo.

@Cristian Pardo
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La añañuca de la Cordillera (Rhodophiala rhodolirion), en cambio, muestra colores rosados y se encuentra más en las provincias centrales durante los meses de enero y febrero.

@Cristian Pardo
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Por lo general, estas flores no son difíciles de encontrar en su zona de crecimiento. Pueden llegar a alcanzar unos 20 a 40 centímetros de altura, con umbelas de 3 a 7 unidades. Sus flores en un comienzo toman una forma de embudo que poco a poco se van abriendo de acuerdo a su época de floración.

Sin embargo, tal como asegura Rojas, algunas de las especies de la Añañuca podrían sufrir futuros peligros de conservación debido, por ejemplo, a las construcciones de vivienda en donde se limpian los terrenos para edificar.

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