En 2011, un grupo de nueve jóvenes de Rapa Nui se unió con distintas inquietudes que tenían un punto de convergencia: había algo que hacer en la isla. Todos ellos son parte de las muchas generaciones que tenían que viajar al continente para formarse como profesionales, y decidieron volver a la isla para entregar su conocimiento. Pero veían como muchos se quedaban fuera para poder seguir sus caminos. A través de sus ojos, observaban cómo los saberes de la lengua y de las tradiciones se iban perdiendo. También, cómo la isla estaba pasando con una crisis ecológica: los vuelos traían todo su abastecimiento previo a la pandemia, la basura se iba acumulando y el plástico llegaba desde el mismo mar. También les preocupaba cómo eso, más otros factores, afectaba a las nuevas generaciones, donde los niños estaban pasando por diversas situaciones complejas. 

Fundadoras y profesoras de la escuela Toki. Créditos:
Créditos: Toki Rapa Nui.

De esa forma, unieron sus fuerzas e inquietudes y crearon una ONG que, según su misma página web, se enfoca en impulsar una educación integral para niños y jóvenes de la isla, protegiéndolos de vulneraciones sociales, entregándoles herramientas creativas para expresar sus emociones, educándolos en cuidado medioambiental e instándolos a valorar profundamente su cultura e idioma. Decidieron llamarla Toki, que es una herramienta de piedra que utilizaron los antiguos Rapa Nui para esculpir todo tipo de imágenes, incluyendo a los Moai. “Eligieron ese nombre porque querían ser partícipes de esculpir este futuro de la isla con la luz y sabiduría ancestral, respetando el medioambiente y protegiendo el valor social de los niños, niñas y jóvenes de Rapa Nui”, explica Pilar Huilcaleo, encargada de comunicaciones de la ONG.

Ha sido un camino lindo y retribuido en cuanto al propósito, pero no fácil.

Los distintos caminos de Toki

Cuando Mahani Teave, reconocida pianista Rapa Nui, se interesó en aprender piano, en 1992, solo había uno en la isla. Pertenecía a Erica Putney, una violinista alemana que también le enseñó a tocar. Con el tiempo, conoció a Roberto Bravo y viajó al continente a aprender. Desde Chile, viajó al extranjero a seguir con sus conocimientos. Pero en 2011 volvió a la isla, con ganas de entregar posibilidades de desarrollar talentos artísticos en un lugar donde la música era parte de la sangre. Sin embargo, al igual que cuando era joven, en Rapa Nui no había pianos, ni violines, ni otros instrumentos más. Relacionado a ese tema, los nueve fundadores -entre los que está Mahani- eligieron el primer proyecto para Toki: la creación de una escuela de música y arte. De a poco, llegaron los primeros pianos a principios de 2012 y se empezaron a dar las primeras clases de este instrumento en Rapa Nui, totalmente gratis. 

Curso de artesanías. Créditos:
Créditos: Toki Rapa Nui.

“En la organización tenemos distintas áreas y cada uno está encargado de liderar su propia área. Tenemos un área de sustentabilidad, área agroecológica, de la Escuela de Música y Artes, etc. Por mi parte en lo que es la escuela, me enfoco en fusionar y fortalecer lo más posible las distintas áreas (…) Hay un trabajo de afiatar e impulsar el trabajo que se está haciendo con una llegada más grande hacia la comunidad, integrándola más y fortaleciendo toda el área ancestral. Lo otro es ampliar la mente de los niños para que entiendan que el arte, la música y la cultura, en sus distintas expresiones, son una sola cosa. Eso se entiende de forma muy natural en la cosmovisión Rapa Nui”, dice Mahani.

Con eso en mente, la escuela de música se construyó en 2014. Toda la construcción partió desde un punto de vista sustentable, en el que el arquitecto Michael Reynolds -precursor de la Earthship Biotecture o construcciones amigables con la Tierra- visitó el lugar. “La idea mirada desde arriba es una flor abierta. La construcción consumió más de cinco años de basura generada en isla de Pascua; ocupamos latas de aluminio, botellas, plásticos, papel, cartones, neumáticos, etc. Para la construcción hicimos una academia abierta, para que toda la gente aprendiera el principio constructivo de Biotecture y después seguimos haciendo construcciones sustentables”, explica Pilar.

Escuela en construcción. Créditos:
Escuela en construcción. Créditos: Toki Rapa Nui.
Escuela en construcción. Créditos:
Escuela en construcción. Créditos: Toki Rapa Nui.

Si bien hubo que correr para conseguir juntar todos los materiales reciclables, la limpieza del terreno y organizar a los 70 voluntarios que iban a acampar en el patio, la misión se cumplió. “Fue un trabajo en equipo gigante y eso logra que sucedan las cosas y que los desafíos, por muy grandes que te parezcan, se pueden abarcar con gran cariño y, detrás de eso, hay un tremendo esfuerzo”, explica Mahani. 

Así, el trabajo por ser un Centro de Desarrollo integral donde se desarrollan distintos proyectos ha continuado. Uno de los aspectos es la educación musical para la protección social y el desarrollo de talentos en los niños, cuyo puntapié fue la creación de la escuela. Luego, según explica Pilar, también se trabaja con la sabiduría ancestral, a través de talleres, como el de la antigua escritura Rapa Nui, rongo rongo, que transmitían los antiguos sabios. A eso se suman clases de danza del Ori Rapa Nui, de cocina -la que aglutina parte fundamental de los ritos Rapa Nui- y de manualidades tradicionales, entre otras cosas. 

Este año, además, están inaugurando un espacio de Gestión y emprendimiento para el pueblo rapanui, financiado por el Ministerio de Cultura y el apoyo de la Municipalidad y otros privados, para la comunidad emprendedora de nuestra Isla. 

Curso de artesanía. Créditos:
Curso de artesanía. Créditos: Toki Rapa Nui.

Por otro lado, se ha desarrollado un ámbito enfocado en el tema agroecológico. “La autonomía alimentaria es crítica y empezamos esta labor antes de la pandemia. La isla tiene una tierra muy degradada, maltratada y en la mayoría de los hogares no se cultivaba. No podíamos estar tranquilos con esto. Si se importa la mayor cantidad de comida, eso hay que trabajarlo, por eso desarrollamos esta área de trabajos de cultivo con los principios ecológicos y de respeto por la naturaleza”, explica Pilar. Se retomaron los conocimientos ancestrales y se dedicaron a enseñar a los niños y niñas cómo se cultivaba antiguamente para no perder esa sabiduría. Por último, se adoptó un lado más activista, en el que se va a las playas a limpiar, se hacen reforestaciones, se trabaja en jornadas ecológicas y se educa sobre aquello . Sobre este punto, han desarrollado diferentes alianzas con otras organizaciones que trabajan con esos temas. Por ejemplo, Toki lleva dos años trabajando junto a la Dirección de Medioambiente de Rapa Nui para reforestar grandes paños de terreno.

Desafíos que tienen sentido

La construcción de la escuela fue un punto inicial. Pero desde entonces, los desafíos suman y siguen. Todavía falta pavimentar camino, lo que hace difícil en ingreso en días lluviosos. Eso significa buscar un plan B para enseñar, porque las clases no se pueden posponer. “A mí me desanima porque pienso que la educación debiese ser la principal preocupación en una sociedad y no hay apoyo de nadie para repararlo. Eso es grande, llevamos ocho años pidiendo a autoridades ayuda”, explica Mahani. Después hay un tema pedagógico, agrega Mahani, de que los padres entiendan la importancia de la constancia y la puntualidad, porque eso se traspasa a los hijos y se transparenta en su aprendizaje.

Pero quizás una de las dificultades más grandes tiene que ver con la mantención económica de la escuela en el tiempo. “Nosotros los primeros ocho años tuvimos clases absolutamente gratuitas para los niños, ese siempre fue el sueño que pudieran ser accesibles para todos y que el dinero no fuera un tema”. Pero luego se dieron tuvieron que instaurar un copago, ayudando a quienes tienen mayores dificultades. Nadie se queda fuera.

Pese a esto, se han mantenido en pie. “Yo creo que son los niños los que nos dan la fuerza para continuar, saber que con estas pequeñas semillas que estamos plantando en ellos, vemos sus pequeños logros y cómo eso les sube la autoestima (…). Les está cambiando la vida. Saber, por ejemplo, que normalmente los niños que están aprendiendo un instrumento son niños que no están en la calle drogándose, que son niños mucho más protegidos de lo que son los vicios o la vulneración también”, dice Mahani. 

Nueva alianza 

Este año, Toki ha recibido importantes aportes para su proyecto. Dentro de esto, formalizaron hace poco una alianza con Haka Honu, marca de ropa outdoor chilena, quienes buscan aportar en su propósito de promover la conexión y sabiduría de los pueblos originarios, su cuidado y respeto por la naturaleza. “Esta alianza se enmarca dentro de nuestros pilares de marca, donde se ubica la Educación y Cultura. A través de esto, queremos seguir promoviendo y dando un espacio para visibilizar el tremendo esfuerzo que hacen ONG como esta, que actúan desde el respeto y la admiración de los pueblos originarios, algo que compartimos desde Haka Honu”, dice Gianfranco Gattini, Brand Manager de Haka Honu. 

Al respecto, Mahani comenta que “estamos muy agradecidos por la alianza porque nos permite poder fortalecer el área tradicional de nuestras clases tradicionales y también sentimos que es importante que una empresa como Haka Honu, que tiene un nombre que es Rapa Nui, busque retribuir de alguna forma. Qué mejor forma de hacerlo que apoyando lo que son disciplinas tradicionales y así pudiendo mantener y fortalecer nuestra propia cultura. Así que estamos muy felices y agradecidos”.

Fundadoras y profesoras. Créditos:
Profesoras de la escuela Toki. Créditos: Toki Rapa Nui.

De esta forma, el trabajo sigue. El interés por los temas artísticos es algo con lo que se nace en Rapa Nui: siempre hay alguien que cante, baile o toca algún instrumento. Conectando con esto, sobre todo con cada parte de su cultura, se aporta al desarrollo social, valórico y todos los elementos que la cultura y la naturaleza aportan. Esa es la tarea que todavía sigue en pie.

*En el marco de la alianza, Haka Honu lanzó su polerón Tokerau Rapa Nui, cuyo print es inspirado en la polinesia chilena y además está compuesto 100% de poliéster reciclado, siendo parte de la línea sustentable de la Tortuga, en su objetivo por ser una marca 80% sustentable al 2025.. 

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