Huillín, el amenazado rey de agua dulce de Chile
Reconocidos por su gran tamaño y su habilidad innata para desplazarse ágilmente a través de los cuerpos de agua del sur de Chile, el huillín (Lontra provocax), también conocido como gato de río, es una de las dos nutrias nativas que habitan en nuestro país. Este animal, depredador tope de los ríos y lagos de la Patagonia, alguna vez habitó desde Rancagua hasta Tierra del Fuego. Sin embargo, la caza furtiva durante el siglo XX, la destrucción de su hábitat y las enfermedades introducidas han reducido considerablemente sus poblaciones, al punto que hoy la especie se encuentra en peligro de extinción, con poblaciones muy fragmentadas y difíciles de ver. Aquí te contamos todos los detalles.
“Esperemos que el mítico huillín, nadador solitario de los lagos australes, siga dejándonos sus inequívocas señas cerca de los puentes, caminos y senderos de nuestros parques australes, que muchos turistas ignoran y que nosotros descubriremos con la alegría de saberlo allí, aún sin que podamos verlo.” – Juan Carlos Chebez, 1994
Cuentan los relatos que antiguamente podía verse de forma regular desde Rancagua hasta Magallanes, nadando ágilmente por los ríos y lagos patagónicos en busca su alimento favorito, los camarones de río (Samastacus spinifrons), en medio de la vegetación ripariana. Sin embargo, en la actualidad es muy difícil ver a este carnívoro acuático, ya que su población y área de distribución han disminuido drásticamente.
En el pasado se encontraba desde el río Cachapoal, en la Región de O’Higgins, hasta la Región de Magallanes, habitando continuamente los lagos, ríos, estuarios, canales y fiordos del territorio. Sin embargo, hoy la especie se considera extinta entre las regiones de O’Higgins y Bío Bío y está en peligro de extinción desde La Araucanía, en el río Toltén, hasta Magallanes, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Hablamos del huillín (Lontra provocax), una de las dos nutrias nativas que habita en nuestro país. En el sur de Chile se conoce como “gato de río” y para el pueblo mapuche simbolizaba vida y fertilidad. Sin embargo, la caza furtiva durante el siglo XX, la destrucción de su hábitat y las enfermedades introducidas, le hicieron perder cualquier rango casi sagrado que pudiera ostentar.
Se estima que actualmente ya no queda ni un 10% del total de huillines que había hace 200 años, lo que ha encendido las alarmas de la comunidad científica y de organizaciones no gubernamentales que luchan para conocer más de esta particular nutria de río y evitar así su extinción.
El mes pasado el Consejo de Ministros aprobó el primer plan de Recuperación, Conservación y Gestión (RECOGE) de esta especie, el cual busca incrementar en un 10% los sitios de ocupación en ambientes de agua dulce y marinos en 15 años. Mientras los estudios y los esfuerzos de conservación avanzan, algunas amenazas retroceden. Sin embargo, el problema continua.
Sobre el huillín
También conocido como nutria de río o gato de río, el huillín es una especie de mamífero carnívoro de la familia Mustelidae que habita en ambientes marinos y de agua dulce en el sur de Chile y algunos territorios aislados de Argentina. Desde la costa hasta los 300 m.s.n.m.
Esto último, como explica Gonzalo Medina Vogel, médico veterinario y Doctor en Ecología Silvestre, quien lleva 37 años estudiando al huillín, “tiene que ver con la fuerza del torrente porque ellos depredan principalmente camarones de río, que no son muy resistentes a torrentes fuertes. Entonces si no hay camarones, tampoco hay huillines”.
Posee un pelaje aterciopelado café oscuro en la zona superior de su cuerpo y de un color canela claro en el vientre. Tiene cuerpo alargado, cabeza aplanada y orejas pequeñas. Además, posee membranas interdigitales en sus patas que le ayudan para desplazarse fácilmente por el agua. Es un nadador por excelencia.
Es la nutria más grande de Chile. “Puede llegar a medir más de un metro, desde la punta de la nariz a la punta de la cola, llegando casi al metro y medio. Un macho puede llegar a pesar 15 kilos”, agrega Gonzalo Medina, quien también es investigador líder y profesor titular del Centro de Investigación en Sustentabilidad (CIS) de la Facultad de Ecología y Recursos Naturales de la Universidad Andrés Bello.
Es un animal solitario, excepto en el periodo reproductivo en que se lo puede observar en parejas. Ocasionalmente se le observa en grupos de hasta tres individuos que, por lo general, corresponden a hembras con crías.
En los ríos y lagos sureños el huillín es el depredador tope, como en espacios terrestres lo son los zorros, los gatos silvestres y el puma (Puma concolor). Como depredador tope, el huillín come una gran diversidad de especies que van desde pequeños peces y crustáceos como la carpa común (Cyprinus carpio) y el camarón de río (Samastacus spinifrons), hasta anfibios como la rana chilena (Calyptocephalella gayi).
Vale decir que su dieta cambia dependiendo del lugar donde habita. En el mar se alimenta principalmente de peces, jaibas y erizos de mar, mientras que en el agua dulce se alimenta principalmente de crustáceos. También se le ha documentado alimentándose de salmones introducidos (Oncorhynchus tshawytscha).
Por otra parte, al ser depredador tope, el huillín tiene una gran extensión territorial. Las hembras pueden tener un ámbito de hogar de alrededor de 10 kilómetros longitudinales, mientras que los machos pueden tener un ámbito de hogar de más de 20 kilómetros. Sin embargo, tiene un hábitat que es lineal, no bidimensional, como es el caso de otros carnívoros terrestres.
“Es una especie que, si bien es acuática, necesita de la tierra para sus madrigueras, las hace en cuevas, entre rocas, algunas con entradas bajo el agua, otras no. Es capaz de alejarse del agua varios metros. Puede llegar a caminar distancias importantes para cambiar de un curso agua a otro. De hecho, tiene un ámbito de hogar que puede superar los 20 kilómetros longitudinales de un río. Las hembras pueden tener un ámbito hogar de 9 kilómetros en un río. Los machos pueden tener más de 20 kilómetros, con patrones de dispersión, siguiendo el curso de agua de un río, de más de 60 km, ósea, sus territorios son bastante grandes”, agrega el médico veterinario.
Su hábitat lo comprenden las aguas y riberas de ríos, lagos y esteros con abundante vegetación y restos leñosos. Sin embargo, desde Chiloé, debido a la existencia de amplios sistemas estuariales que incluyen fiordos y canales, la presencia de huillín se extiende al ámbito marino.
Como explica el Dr. Medina, a diferencia del chungungo (Lontra felina) el huillín sólo habita aguas estuariales y canales protegidos no expuestos al Océano Pacífico. “El huillín, a diferencia del chungungo, necesita estar cerca un cuerpo de agua dulce entonces tampoco habita todo el ambiente marino en forma continua, si uno revisa los registros de huillines en la costa siempre está cerca de un cuerpo de agua dulce. En la zona de Aysén, por ejemplo, se han visto huillines que suben hacia los lagos, pero tampoco pueden estar muy lejos del mar, porque necesitan ese alimento del mar”.
En el sector más austral, fundamentalmente en el Estrecho de Magallanes y Tierra del Fuego, sólo habita en los canales del litoral Pacífico hasta la Isla de Los Estados en Argentina. No se distribuye uniformemente o de manera general, más bien se asocia a las presas y a un ambiente con refugios en forma de raíces.
Vale mencionar, igualmente, que en Chile esta especie ha sido exterminada de gran parte de su área de distribución no marina, debido a la perturbación y destrucción de su hábitat (vegetación ribereña), la contaminación de los ambientes dulceacuícolas y la modificación de los cursos de agua. Por ello, sus poblaciones de agua dulce actualmente se encuentran muy fragmentadas.
“Es una especie que ha disminuido su distribución en el ambiente agua dulce en un 90%, su hábitat era sobre todo los meandros del Valle Central y los humedales la cordillera de la costa, los cuales fuimos destruyendo de una manera atroz (…) El huillín comparte con nosotros el mejor de los territorios de Chile, por lo que su disminución lo convierte en uno de los mejores ejemplos de cómo hemos ido destruyendo el paisaje de Chile”, explica el Dr. Medina.
A esto se le suma la caza a la que esta especie se vio expuesta durante décadas, hasta la década de 1970 aproximadamente, por su pelaje aterciopelado y sumamente tupido. “La caza fue importante hasta mediados de los 70. Después no fue importante porque simplemente era muy difícil matar un huillín, o sea, prácticamente ya no quedaban. Las poblaciones de huillín que existían entre Puerto Montt y Palena entre el año 1950 y 1975 fueron totalmente eliminadas, las cazaron todas. También en las Guaitecas fue un lugar donde cazaron mucho huillín y probablemente lo que uno ve es ese registro, que quedo ese gap, en que no hay unión en sus poblaciones”, puntualiza Gonzalo.
Si bien, actualmente la especie se encuentra protegida y se prohíbe su caza, con el tiempo han llegado nuevas amenazas, tales como la trasmisión de enfermedades por parte de especies introducidas, los ataques de perros sin supervisión y la salmonicultura.
A partir del año 2007 el huillín tiene dos estados de conservación según su distribución: desde la Región de Los Lagos al norte está En Peligro (EN). En Aysén y Magallanes su clasificación es Insuficientemente Conocida ya que, a pesar de que existen sospechas importantes para considerarla como amenazada, no existe la información suficiente para discernir si está en peligro o es vulnerable.
A nivel internacional la especie está clasificada por UICN en la categoría “En Peligro” y está listado en Apéndice I de la Convención de Tráfico Internacional de Especies en Peligro de Flora y Fauna Silvestres (CITES).
La nutria con menor diversidad genética del mundo
Las nutrias son una subfamilia de mamíferos placentarios carnívoros pertenecientes a la familia de los mustélidos (Mustelidae). Actualmente, existen trece especies de nutrias en el mundo, repartidas en siete géneros, presentes en casi todo el mundo. En Chile, habitan dos de estas especies, el chungungo (Lontra felina) y el huillín, las cuales, evolutivamente hablando, son las más recientes en aparecer en el mundo de toda esta subfamilia.
Un estudio publicado en la prestigiosa revista Current Biology en agosto del 2022, secuenció los genomas de todos los linajes de esta subfamilia y entregó luces respecto al origen evolutivo de las nutrias de todo el mundo.
La brasileña Juliana Vianna, doctora en Ciencias Biológicas especializada en genética de vertebrados, fue parte del estudio y nos cuenta que las nutrias habrían llegado a Sudamérica tras el surgimiento del istmo de Panamá, que unió Norte y Sudamérica, y que permitió que las nutrias cruzaran hacia el sur donde se pudieron diversificar, hace al menos 3 millones de años.
“El género Lontra, que son las tres especies de nutria que están en Sudamérica -exceptuando la nutria gigante (Pteronura brasiliensis)-, la nutria neotropical (Lontra longicaudis), el huillín (Lontra provocax) y el chungungo (Lontra felina), llegaron a Sudamérica desde Norteamérica, cómo muchas otras especies de carnívoros, por el istmo de Panamá y es súper interesante porque de todas las nutrias del mundo, el huillín y el chungungo fueron los que tuvieron la divergencia más reciente, es decir, son las especies más recientes”.
La Dr. Vianna, quien también es académica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, investigadora del Instituto Milenio Biodiversidad de Ecosistemas Antárticos y Subantárticos (BASE), subdirectora del Instituto Milenio Centro de Regulación del Genoma (CRG) y coordinadora del proyecto 1000 Genomas Chile, explica que los ancestros del huillín y el chungungo se habrían separado hace unos 430 mil años, pasando estos últimos del río hacia el mar.
“El chungungo tiene adaptación muy reciente al ambiente marino. Es muy diferente, por ejemplo, de la nutria de Norteamérica (Enhydra lutris), que pertenece a un género que divergió más en el pasado y tiene una adaptación mucho más completa en el ambiente marino”, explica Juliana a Ladera Sur. “El chungungo es muy reciente, tanto así que la especie pasa gran parte de su tiempo en tierra”. De hecho, como se indica en un artículo de Ladera Sur, el chungungo pasa solo el 20% del día en el mar, el resto se mantiene en tierra debido a su deficiente termorregulación, necesitando varias horas de acicalamiento y captura de calor.
En ese sentido, una especie fue hacia el Océano Pacífico, habitando las rocosas costas de Chile, mientras que la otra se quedó protegida en las aguas dulces del continente, así como en aguas estuariales y canales protegidos no expuestos al Océano Pacífico. Si bien, algunas personas tienden a confundirse, la principal forma de diferenciar ambas especies es que el huillín es mucho más grande que su pariente de agua salada.
“Son especies muy importantes para el ecosistema”, señala la Dra. Vianna sobre ambas nutrias. En el caso del huillín, “obviamente, como es el mayor carnívoro acuático que está en los ríos de Chile, tiene una gran importancia y va a tener todo un rol en el equilibrio trófico del lugar. Es una especie súper importante y emblemática de Chile”.
Por su parte, el Dr. Medina señala que conocer sobre sus roles ecológicos no es tarea fácil, ya que sus poblaciones están muy reducidas y difícil poder predecir cuales fueron sus funciones en antaño. No obstante, señala que, probablemente, tenía una función importante como depredador tope, “no solo en el control de las especies que consume, sino que también de fertilización a través de las fecas. Y también puede haber sido un importante dispersor de semillas, por su pelaje. Así como el visón, que se detectado que dispersa algas invasivas. En la cosmovisión mapuche el huillín se asociaba a tierras muy ricas, a aguas claras, a bosques muy diversos, entonces probablemente el huillín tenía un elemento importante en ese sentido”.
Por otra parte, Gonzalo explica que existen algunas diferencias genotípicas entre los que viven en agua salada y agua dulce, pero que son mínimas, es decir, no es suficiente para indicar que son subespecies diferentes. “No hay información suficiente para decir que son subespecies diferentes, pero tienen diferencias. Probablemente son diferencias generadas por el aislamiento en el tiempo, entre Chiloé y lo que es el archipiélago de las Guaitecas”, puntaliza.
En un estudio que hizo la académica de la Universidad Católica en 2011, tomando el ADN mitocondrial ya había detectado, “una pequeña diferenciación entre la población de los ríos y de los canales, pero muy poquita, porque no hay tanta diversidad. Lo interesante ahora es repetir eso, pero con un genoma completo a largo de distribución, para saber si realmente son diferentes”, agrega la Dra. Vianna.
El mayor problema, es que durante sus investigaciones detectaron que el huillín está en una situación cercana al “cuello de botella génetico”, lo que es un problema grave para la conservación de esta especie.
“El huillín tiene la menor diversidad genómica de todas las nutrias del mundo y el chungungo está en el segundo lugar. Esto significa que la especie tiene un bajo tamaño efectivo e implica que tiene una baja capacidad adaptativa para responder a cambios ambientales”, agrega la especialista.
Así, la especie contaría con una gama inferior de opciones para adaptarse a los cambios de su ambiente, tales como las enfermedades, y sobrevivir ante la selección natural. Si bien, esta poca variedad genética se puede relacionar con su reciente aparición en el mundo (en comparación con las otras especies de nutrias), es un problema que tiene múltiples factores.
Como explica Juliana: “El huillín se ha visto impactado históricamente, como es común en las especies del sur de Chile, por las glaciaciones, que cubrieron casi todo el sur de Chile. Eso genera lo que llamamos cuello de botella y esto, a su vez, genera una disminución de las poblaciones y una disminución en la diversidad genética. Pero también hay factores antrópicos del norte hacia el sur, como la caza y la destrucción de su hábitat, que han llevado a la disminución del huillín”.
En 2021, Gonzalo y Juliana, junto a otros colegas, publicaron un estudio sobre el complejo principal de histocompatibilidad (MHC), que son genes altamente polimórficos que intervienen en la respuesta inmunitaria de los vertebrados mediante el reconocimiento y la creación de antígenos al momento de enfrentar a microbios dañinos.
Al comparar el MHC del huillín con el del visón (Neovison vison), que en Chile es una especie invasora, “tenía mayor capacidad adaptativa frente a enfermedades que el huillín”, lamenta la Doctora en Ciencias Biológicas.
Si bien, el MHC no es la única respuesta de los vertebrados ante los patógenos, el huillín en general tiene baja capacidad adaptativa, como señala la experta, “lo que es bastante preocupante”.
Por su parte, el investigador y académico de la Universidad Andrés Bello, advierte que “hoy lamentablemente los huillines se están enfermando de todo”. En la especie se han detectado enfermedades tales como toxoplasmosis, parvovirus o distemper, escenario que, según dice, es peor para las poblaciones que habitan en agua dulce. “Hemos detectado prevalencias altísimas de toxoplasmosis y también hemos detectado leptospirosis. Son patógenos diferentes, pero tienen en común que el agua las transporta, y el huillín vive en el agua. (…) Estamos hablando de una prevalencia de 100%, ósea, el 100% de las muestras que tomamos están positivas. En el mar la prevalencia es menor al 30%, pero en agua dulce es 100%”.
Gonzalo define a los ríos como “las venas y arterias de la tierra”. Y aquí es donde entra el problema de la contaminación, porque los cuerpos de agua absorben todo lo que reciben.
Aquí entra al baile la industria salmonera. Aún no esta del todo claro la relación que existe entre el huillín y la piscicultura, pero las evidencias han demostrado que la prevalencia de algunos patógenos en el ambiente acuático podría venir por ese lado.
“En los nichos ecológicos que hemos desarrollado para el estudio de toxoplasmosis hemos descubierto que la prevalencia de la enfermedad se asocia con una fuerte presencia de salmón chinook (Oncorhynchus tshawytscha), y en los ambientes marinos donde no hay salmones, la prevalencia de toxoplasmosis es bastante baja, en el visón también, pero en aquellas zonas de ambiente marino donde hay salmones la prevalencia sube. Aun no tenemos la evidencia de que esto es por ahí, pero los estudios nos están llevando por ese lado”, remarca el médico veterinario.
Por otra parte, también está la amenaza del visón. En un principio se pensaba que esta especie proveniente de Norteamérica competía con la nutria nativa por alimento, sin embargo, estudios más recientes han permitido dilucidar que el problema no es la competencia, sino que la trasmisión de enfermedades.
Como explica el Dr. Medina: “A principios de los años 90, cuando preguntaba por la presencia de huillines, la gente me decía que los huillines desaparecieron cuando llegaron los visones. Entonces culpaban al visón de la desaparición del huillín como resultado de competencia por explotación o por interferencia. Entonces hicimos una investigación para probar si realmente existe esta competencia, y probamos que no. De hecho, en los pocos registros que tuvimos de relaciones de conflicto entre las dos especies, el visón salía arrancando. El huillín es mucho más grande, y los que hemos trabajado con el sabemos que es un gallo malgenio”.
Sin embargo, el visón sirve como puente para transferir enfermedades como el parvovirus y el distemper al huillín desde el perro (Canis lupus familiaris), algo que también estaría ocurriendo con los gatos (Felis catus). Ambos animales, por su presencia en el ambiente, se han convertido en todo un problema para la fauna nativa en Chile y en el mundo, como hemos mencionado desde Ladera Sur en otros artículos.
“Hemos detectado huillines cero positivos a parvovirus, no de distemper. Lo que es esperable porque el distemper los mata a todos. Es difícil que un mustélido sobreviva al distemper. (…) Es muy probable que la mantención de ambos patógenos en el ambiente donde está el huillín sea responsabilidad del visón, y probablemente la presencia de los patógenos en el visón sea responsabilidad del perro. Sin embargo, el cómo se está haciendo esta trasmisión todavía no lo tenemos claro”, puntualiza el investigador de la U. Andrés Bello.
En este caso, se cree que como el visón es semiacuático y pasa más en tierra que el huillín, tiene más contacto con perros y gatos, lo que provoca estos cruces de patógenos.
Actualmente, se habla de que hay solo entre 400 y 800 huillines en estado silvestre. Sin embargo, como señala Medina, la difícil observación de estas nutrias en sus ambientes naturales ha sido un obstáculo para estimar su abundancia, por lo cual estas estimaciones son escasas, indirectas y muy locales. “Probablemente el número de huillines que quedan en agua dulce no supera los 500 individuos. Mientras que en aguas marinas el número es totalmente desconocido”, dice el investigador.
Así, mientras algunas amenazas retroceden, aparecen nuevos desafíos. En la actualidad, uno de los principales problemas para conversar esta especie es su gran extensión de territorio. “Para conservar al huillín tienes que conservar el río completo. Ese es uno de los principales desafíos actuales”, finaliza el académico de la U. Andrés Bello.