Desde el aire, un amplio monitoreo satelital de Chile central, realizado entre 2000 y 2017, fue clave para observar la realidad de los incendios forestales en nuestro país y los factores asociados a su incremento. El reciente estudio, desarrollado por un equipo multidisciplinario de científicos y publicado en la Revista Science of the Total Environment, logró determinar cuáles han sido las principales áreas afectadas por el fuego, las zonas de mayor riesgo, y los cambios en el uso de suelo que han favorecido estos eventos, cada vez más frecuentes en los ecosistemas mediterráneos.

La investigación constató que, en la zona centro de nuestro país, son 2,979.132 millones de personas las que viven en interfaces forestales-urbanas inflamables, y que el número de habitantes que ya han sido afectados por las llamas, bordea a los 55 mil.

©Cortesía Greenpeace
©Cortesía Greenpeace

El análisis se centró en el territorio que va desde Valparaíso hasta La Araucanía, que es justamente, aquella franja donde más se registran incendios. Asimismo, se puso foco en este último período en que Chile está viviendo una megasequía y por lo tanto, el riesgo de incendios forestales se ha incrementado. Se emplearon imágenes satelitales para detectar áreas quemadas, y lograr definir los espacios urbano-forestales en los que vive gran cantidad de población susceptible al fuego.

Magdalena Fuentealba, Dra. en Ecología (PUC), investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), y quien participó en esta investigación, se refiere a la importancia de los hallazgos. “Gracias a la información obtenida y a registros del Instituto Nacional de Estadísticas, INE, hemos podido establecer cuál es la población potencial de riesgo de incendio y aquella que realmente ha sido afectada entre 2000 y 2017. En ese contexto, vimos que las zonas más perjudicadas y las que enfrentan una mayor amenaza de incendio, están situadas entre la ciudad y las zonas destinadas a plantaciones forestales”, comenta la científica.

Valparaíso ©Guy Wenborne
Valparaíso ©Guy Wenborne

Fuentealba  detalló que la región más expuesta a la amenaza es la del Biobío, con un 60% de población vulnerable; seguida por La Araucanía, con un 49%, y luego Valparaíso, con un 40%. Sin embargo, también aclaró que es Valparaíso la que ha mostrado el número más alto de habitantes damnificados por los incendios, con alrededor de 30 mil personas afectadas.

Respecto al trabajo, el mapeo se realizó gracias a una plataforma online (Google Earth Engine), mediante la cual el equipo de investigadores logró observar todas las áreas quemadas por período de tiempo para luego confrontar esa información con la del CENSO.

Por otro lado, la definición de áreas de interfaz urbano-forestal, se realizó basándose en la evidencia de regulaciones que existen en países del Mediterráneo occidental, como Portugal, España, Francia e Italia, los que presentan condiciones climáticas similares a las nuestras. Dicha clasificación es relevante, ya que por primera vez se definieron estos límites para Chile.

Prevención y aporte a la planificación territorial

Las altas temperaturas registradas durante el 2020 y que se han extendido en lo que va de marzo, no juegan a favor en el control de estos eventos.  Pero factores como el cambio climático y la crisis hídrica, no son los únicos que estarían agudizando la recurrencia y expansión de estos incendios provocados, en su mayoría, por el humano, ya sea por negligencia o de manera intencional. Los cambios en el uso de suelo, el crecimiento de plantaciones forestales y una precaria gestión territorial y de urbanización, serían otros elementos fundamentales a considerar, según advierten los investigadores de este estudio, liderado por el geógrafo Pablo Sarricolea, de la Universidad de Chile.

©Bomberos de Chile
©Bomberos de Chile

En ese contexto, el científico señala que la existencia de estas áreas combustible, localizadas entre los centros urbanos y la zona de plantaciones, junto a la evidencia recogida en este estudio, debe ser materia a considerar en las políticas públicas y planificación territorial, con el fin de establecer métodos de prevención y evitar la amenaza y daños por incendios, en la población.

 “Nosotros esperamos que Chile desarrolle normativas que reconozcan estas zonas de peligro y de riesgo. Con esta lógica, que es la que se ocupa de Europa, creemos que menos personas estarán expuestas a esta amenaza y daños, los que podrían incrementarse con el cambio climático. Para ello, es importante poner foco en la planificación territorial. Chile se ha puesto metas para lograr la Neutralidad de carbono para 2050, mediante el incentivo a la forestación tanto nativa como forestal, pero hay que tener ojo, ya que el mayor peligro son los grandes incendios. Por esta razón, la sugerencia es tratar de fragmentar las zonas forestadas con cortafuegos, para que, en caso de incendio, éste sea de pequeña magnitud. Del mismo modo, sería importante que la generación de incentivos a la forestación, estén acompañados de medidas para mitigar las amenazas”, explica Sarricolea.

Incendio forestal ©Skeeze en Pixabay
©Skeeze | Pixabay

Similar opinión comparte Fuentealba: “Este tema es muy importante, considerando que los ecosistemas mediterráneos están siendo muy afectados por el cambio climático. La disminución de las precipitaciones, el incremento de las temperaturas y una vegetación sometida a un estrés hídrico permanente que, por tanto, se vuelve una masa combustible, son claves. Por otro lado, los cambios en el uso de suelo, y en especial la transformación del paisaje natural y agrícola por plantaciones forestales en las últimas décadas, sin medidas de mitigación de incendios como corta fuegos, acentúa la propensión a incendios forestales”, asegura la investigadora.

Al respecto, la científica también advierte algunos puntos relevantes del estudio. En el caso de las zonas de cultivo, que son el tipo de cobertura que más incendios debiese mostrar, se vio una disminución de estos eventos durante el período de tiempo estudiado. “Esto es interesante, ya que, probablemente, hay una labor de los agricultores, en tomar medidas para prevenir estos incendios en sus espacios. Sin embargo, en las plantaciones forestales, se ha visto que estos eventos van en franco aumento”.

Investigadores. Gentileza IEB
El equipo de investigación. Gentileza IEB

Ambos investigadores aseguran que es posible aprender de los países del mediterráneo, que a pesar de tener similares condiciones a las nuestras, han adoptado medidas de mitigación y mejores regulaciones territoriales, logrando así disminuir la amenaza y los daños en la propiedad y vidas humanas.

Del mismo modo, los expertos señalan que la evidencia de los estudios muestra que no es recomendable que la población habite en estas zonas de interfaz, por la amenaza que esto representa.

Más vegetación nativa

Pero esto no es todo. Fuentealba explica que la presencia de bosque y de flora nativa en general tienen un rol importante en el ecosistema y también en el control de estos eventos.

Parque Nacional La Campana ©IEB
Parque Nacional La Campana ©IEB

“Las especies nativas están adaptadas al estrés hídrico y aunque, frente a un incendio este tipo de cobertura se quemaría, las plantaciones forestales (como el pino) tienden a tener mayores requerimientos de agua. Secan el suelo, impiden la infiltración y recarga de acuíferos, por lo que es esperable que los incendios en plantaciones forestales sean más extremos que los que contienen bosque nativo. Por tanto, entre las medidas de mitigación podría considerarse la restauración con especies nativas y la fragmentación de las coberturas con plantaciones forestales, a fin de minimizar las pérdidas de agua”, puntualiza.

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