© Cortesía CONFENIAE
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La pandemia de Covid-19 está diezmando a la población de indígenas de la Amazonía. Así lo ha confirmado la Organización Panamericana de Salud (OPS), quienes indican que al menos 20 mil indígenas de la cuenca del río Amazonas están ya infectados con el virus, y enfrentan la enfermedad con muchas menos herramientas que los ciudadanos latinoamericanos de zonas urbanizadas. ¿Por qué? Según la misma OPS, esto se ha debido, en gran parte, a que en muchas de esas comunidades indígenas hay una carencia histórica de acceso a los servicios de salud, así como altos índices de pobreza que inciden en una nutrición deficiente, un factor que agrava la respuesta del cuerpo ante un contagio. Otro punto relevante que ha destacado la organización es que los indígenas de zonas amazónicas no cuentan con acceso a elementos básicos como el agua potable, la cual es primordial para mantener una adecuada higiene y así evitar más contagios.

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La pandemia asola ya a gran parte de los 420 pueblos indígenas de la cuenca del río Amazonas, y está tan extendida que ya se ha manifestado en todos los países por donde transcurre este caudal. En Brasil, el índice de mortalidad por Covid-19 de un indígena de la selva alcanza a casi uno de cada diez infectados, prácticamente el doble que las personas que viven en ciudades o pueblos urbanizados. De hecho, el pasado jueves 18 este país vio partir a uno de sus activistas por la Amazonía más reconocidos, Paulinho Paiakan, quien falleció de una infección respiratoria por Covid-19.

Por otra parte, en el extremo sur de Colombia, más concretamente en el departamento de Amazonas – donde casi dos tercios de los habitantes son aborígenes y además es una de las zonas más pobres y despobladas de la nación– la tasa de contagios ha llegado a ser la peor en todo el país, con 320 casos de Covid-19 confirmados por cada 10.000 habitantes.

Y la situación no mejora para los indígenas amazónicos en otros países como Venezuela, Bolivia, Perú y Ecuador, siendo este último un lugar donde la pandemia está avanzando particularmente rápido entre la selva: 7 de 14 nacionalidades aborígenes que viven en la Amazonía ya presentan contagios.

Ecuador: un caso de contagios al alza 

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Bastó tan sólo un día, para que la cifra de indígenas amazónicos contagiados por Covid-19 en Ecuador haya aumentado en más de 120 personas, pasando de los 523 casos el lunes 22 de junio, a los 649 confirmados el pasado martes. Las cifras provistas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (CONFENIAE) indicó que también habrían aumentado la cantidad de indígenas muertos, pasando de 25 a 34 en tan sólo una jornada.

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Y eso tan sólo considerando a la población a la cual se le ha hecho el test, ya que no son pocos los que han advertido que existe un abandono por parte del gobierno en cuanto a proveer recursos para la detección viral.

“Hemos tenido que hacer un gran esfuerzo, haciendo uso de los propios medios para conseguir las pruebas. De hecho, las mismas comunidades indígenas han aportado, y ha sido una minga entre todos, para poder realizar la mayor cantidad de pruebas posibles que nos permitan detectar los casos”, comentó a Ladera Sur Andrés Tapia, comunicador de la CONFENIAE, organización que representa a cerca de 1500 comunidades pertenecientes a las nacionalidades amazónicas de Ecuador.

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Ante la aparente ausencia del gobierno central, las comunidades han recibido apoyo desde otras instituciones para mejorar la capacidad de diagnóstico: en este punto ha sido crucial la cooperación con las universidades. De hecho, según un estudio publicado recientemente por la Universidad de las Américas de Ecuador, se han logrado identificar algunas zonas indígenas críticas, como es el caso de Tehueno, en donde el índice de contagio habría llegado incluso hasta el 90% de la población, y en otros lugares como Shell, un pueblo rural de 8.300 habitantes, donde la cifra de contagiados llegaría a 4 de cada 10 personas.

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“En Shell somos como casi 150 familias y las hay con síntomas, por eso queremos realmente asegurar si tuvimos COVID o no”, se quejó Nemonte Nenquimo, líder del pueblo Waorani durante la toma de muestras realizada este viernes.

¿Por qué la población indígena es más vulnerables al Covid-19?

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En una reciente guía publicada por la OPS en donde se explica a los líderes de comunidades, centros de salud y autoridades de gobierno cómo minimizar los efectos del Covid-19 en la población indígenas, la organización destacó que es necesario tener presente que estos grupos enfrentan en general mayores niveles de pobreza, además de la presencia previa de otras enfermedades como la tuberculosis, malaria y sarampión, y una inseguridad alimentaria que está presente en el 85% de la población. A todo eso, le suma la falta de medidas de saneamiento adecuadas, sobre todo derivada de la falta de acceso al agua potable, lo cual pone a estos grupos en una situación de vulnerabilidad.

 

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Así lo confirma a este medio el comunicador de la CONFENIAE Andrés Tapia, quien habita en la comunidad indígena Kichwua Unión Base, cercano al centro urbano de Puyo, en la Amazonía: “La mayoría de las zonas aquí no tiene acceso a ese servicio. Incluso, en las comunidades amazónicas más cercanas a las ciudades, por ejemplo donde yo vivo, recién el 2019 comenzó a tener acceso al agua potable, entonces no se diga en los sectores más rurales, donde hay zonas donde solamente el acceso es vía fluvial en canoas o por vía aérea, allí prácticamente no existe servicio de agua potable”.

Precisamente, es en esos lugares remotos de la selva donde la situación es aún más crítica para efectos de atender una situación de emergencia por Covid-19, debido a la dificultad de acceso. “En las comunidades de acceso fluvial, en canoa, en llegar a un centro de salud podríamos estar hablando de días. A las zonas de acceso aéreo, el viaje puede durar unas horas, pero escasea la posibilidad de contar con una ambulancia aérea en el momento efectivo que pase una emergencia”, agregó Tapia.

“Cuando hablamos de Covid-19, el hecho de que las poblaciones indígenas carezcan de servicios básicos como el agua potable, sumado a un estado nutricional que puede no es el más adecuado, y junto con esto que carezcan de un acceso oportuno a la salud, va a determinar que la mortalidad en esa población sea mayor”, indicó a Ladera Sur Rodrigo Blamey, infectólogo de la Clínica Las Condes.

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Las pandemia no ha detenido a las industrias en Ecuador

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Los dos primeros meses de pandemia, en Ecuador se mantuvo una alerta roja en el país, lo que significó un aislamiento completo, tanto para la circulación de vehículos como de personas.  Sin embargo, a partir del mes de mayo, el gobierno autorizó a que cada municipio de la nación cambie las restricciones de movilidad, de acuerdo a las condiciones locales respecto del estado de contagios.

“A partir de entonces en la Amazonía muchos municipios optaron por pasar al semáforo amarillo. Lo que estamos viendo es la consecuencia de esta decisión, que nosotros consideramos que fue equivocada por parte de los distintos gobiernos locales y seccionales, que privilegia las presiones por parte de comerciantes, de los negocios, mas no precautela la vida. Prácticamente las actividades extractivas en la selva han continuado, no se han detenido, de hecho se han acentuado. Las empresas han seguido trabajando de manera impune, eso es una gran preocupación. Sigue entrando y saliendo gente del Amazonas, ya sea por la actividad maderera, minera y petrolera”, agregó el comunicador de la CONFENIAE.

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De hecho, el 12 de junio, representantes indígenas de la Reserva de la Biósfera del Chocó Andino denunciaron  través de un comunicado que algunas empresas estatales e internacionales – entre ellas la compañía chilena CODELCO – “aprovecharon el bloqueo impuesto por el Gobierno para adelantar actividades de exploración no deseadas”. Actividades comerciales que han traído aparejadas un gran flujo de personas dentro de la selva, una situación que preocupa desde un punto de vista epidemiológico.

“Estas tribus no están cien por ciento aisladas, debido a que tanto actividades legales como ilegales hacen que haya tránsito de personas desde las ciudades y centros urbanos, quienes pueden haber tenido contacto con el virus, pudiendo transmitir la epidemia”, comentó el infectólogo Rodrigo Blamey.

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De hecho en la CONFENIAE, temen que la falta de medidas de restricción sean devastadoras para nacionalidades indígenas especialmente reducidas. Tal es el caso de los Siekopai, quienes cuentan con tan sólo 700 habitantes, y ya tienen 23 contagiados. También preocupa en la CONFENIAE la situación de las personas mayores, que tienen un rol crucial en la transmisión del conocimiento que en gran parte de las tribus amazónicas, y que de desaparecer, podrían llevarse consigo gran parte del patrimonio cultural cultivado por generaciones.

“Veo un panorama bastante complejo. No podemos decir que ya hemos pasado esto. Justamente el relajamiento en las medidas que tomó el gobierno nacional son las que han hecho que la situación se vuelva a disparar. En todo caso, nosotros vamos a estar alertas a las cosas que pasen, y esperamos evitar las posibilidades de rebrotes. Seguiremos brindado apoyo a las comunidades para poder disminuir al máximo los efectos de la pandemia entre los indígenas amazónicos y, sobre todo salir de esta crisis”, concluyó Tapia.

 

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