Desde Chile a África para cazar animales, una vieja práctica que reflota la polémica con el último “caso elefante”
Un reportaje de contrabando del matinal Contigo en la Mañana de Chilevisión denunció el caso de un empresario chileno que cazó un elefante en Zimbabue y lo trató de ingresar al Chile, distribuido en trozos y convertido en muebles. Al respecto, vuelve a resurgir un tema en la discusión: los viajes de caza a África desde Chile, que siguen sucediendo en la actualidad.
Este martes 1 de agosto, el Matinal Contigo en la Mañana de Chilevisión denunció, a través de un reportaje sobre casos de contrabando en el Puerto de San Antonio, el caso de un empresario chileno que habría cazado un elefante en Zimbabue y lo intentó ingresar al país en trozos.
Según se explicó, el animal estaba desarmado y dividido en partes, incluyendo dos colmillos de marfil, una cabeza embalsamada, cuatro patas transformadas en reposapiés y revestidas en cuero de elefante.
Las autoridades aduaneras están llevando a cabo una minuciosa revisión de la documentación de esta importación poco convencional. Aunque aún no se ha determinado si es ilegal, las piezas del elefante no serán liberadas hasta que se verifique la legalidad de todos los documentos. Desde Chile se está exigiendo la documentación necesaria al país de origen para determinar si se cumplieron las normativas internacionales relacionadas con la caza y el comercio de especies protegidas.
Según lo aclarado en medios nacionales, el empresario se habría contactado con una empresa de Zimbabue para llevar a cabo un tour de caza, que incluiría el empaquetamiento de los trozos del animal para trasladarlos a Chile.
«Parece ser una costumbre, pues el empresario que acaba de intentar de ingresar el cuerpo de un elefante como trofeo no es el único que disfruta de este tipo de cosas«, comenta Sergio Jara, periodista de reportajes del programa Contigo en la mañana y exdirector de prensa del medio digital El Desconcierto.
Por ejemplo, explica el periodista, «hace unos años, Tomás Flores (economista y exsubsecretario de Piñera I), en una entrevista con La Segunda (14/06/2016), habló sobre su afición a las armas y que de chico se dedicaba a la caza (ya de grande no le daba el tiempo)».
En 2018, Sergio Jara público el libro «Piñera y los leones de Sanhattan: crónica del auge de la elite financiera chilena», en el habló sobre diferentes empresarios, entre ellos, Juan Bilbao y Alejandro Weinstein, ambos en esos entonces ligados a la farmacéutica CFR y, también, investigados en Chile y Estados Unidos por uso de información privilegiada (Bilbao fue multado en ambos países).
En el marco de esa investigación, según explica el periodista, se incautaron las comunicaciones de los empresarios vía correo electrónico a las que se accedió vía Ley de Transparencia: «En la correspondencia entre ambos se puede apreciar los planes que realizan para ir de caza a Zimbabue. En prensa de la época, en todo caso, ya se había dado cuenta de esa práctica por parte de Bilbao, quien en su momento fue calificado por los diarios locales como el chileno más encumbrado en Wall Street y uno de los empresarios más cercanos al entonces presidente Piñera».
La caza en África
El elefante africano (Loxodonta africana) es una especie «En Peligro», según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Dentro de sus amenazas se encuentra la caza furtiva.
Esta especie forma parte del convenio CITES es un programa de las Naciones Unidas, que regula el comercio internacional de especies animales y plantas silvestres para evitar que su supervivencia esté en riesgo. De hecho, desde CITES existe un programa de Monitoreo de la Matanza Ilegal de Elefantes, en el que se monitorea las tendencias en los niveles de matanza ilegal de elefantes.
En África, la caza de algunos animales sí está permitida. En algunos países de África, como Sudáfrica y Namibia, se permite la caza legal regulada de rinocerontes africanos, con cuotas establecidas. Sin embargo, desde 1972, se permite cazar machos rinocerontes blancos y negros sin límites, con el objetivo de mejorar la demografía de la población y la diversidad genética.
Al respecto, Leno Sierra, especialista en conservación que ha trabajado con diversas especies en Sudáfrica, comenta sobre especies: “Siempre repito que no se trata de estar de acuerdo -idealmente a mí tampoco me gustaría que existiera la cacería-, pero sigue siendo este uno de los principales ingresos que genera recursos para la conservación, es contradictorio, no es bonito, pero es así. Aunque no nos guste, es una industria que representa un ingreso muy importante para la conservación de especies en muchos países».
Así mismo señaló estar a favor de esta práctica debido a que «regularmente las especies que se cazan son especies que están monitoreados sus números de poblaciones y no representan un impacto al ecosistema, es decir, por años ellos hacen conteos de animales en la Reserva cinegéticas, y hay ciertos individuos que pueden ser eliminados o pueden salir de la jugada sin necesidad de desequilibrar al sistema. Siempre repito que la conservación se trata de especies, no de individuos«.
Así mismo complementó que hay ocasiones en que reservas tienen que cazar animales solamente para regular poblaciones sin contar que sea cacería legal o ilegal. «Hay que recordar que una reserva es un área limitada, como una pecera y en una pecera no puedes meter 80 pirañas y tres guppy, porque no funciona, ya que, si empieza a aumentar la población de una de tus especies, en esa pecera, puede colapsar el ecosistema. Entonces incluso en reservas en las que la cacería no es legal o no pueden dar permisos incluso en esas reservas a veces se tiene que regular la población y se tienen que eliminar animales de una u otra forma. En la naturaleza muchos animales mueren todos los días y en el momento en el que nosotros los encerramos por más grande que sea una reserva, pues así tiene que funcionar».
Finalmente, señaló que desde la cacería ilegal «todo está fatal, no son individuos que estén estudiados, contados o que sepamos que representan un peligro que colapse el ecosistema. También recordemos que la cacería legal genera ingresos para el guía, para las comunidades cercanas, para el taxidermista y para las transportadoras. Entonces todo esto son ingresos. Cuando se hace de manera ilegal, no existe y entonces es un daño por todos lados. Es daño al ecosistema, a la especie que no son especies protegidas, a la economía porque sí, alguien va a hacer dinero, pero definitivamente no la comunidad completa».
Este tema ha suscitado un importante debate en torno a la preservación y protección de la fauna salvaje. En medio de esta controversia, todas las miradas se dirigen hacia el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), el cual está actualmente revisando la situación, tomando medidas para asegurar que este tipo de situaciones no vuelvan a ocurrir en el futuro.