Para algunos, podría parecer un paisaje “desolado”. Los ecosistemas áridos como el desierto de Atacama suelen ser incomprendidos, pese a que su peculiar biodiversidad se ha adaptado con resiliencia a rigurosas condiciones. De hecho, los suelos arenosos de la costa de la Región de Antofagasta son un importante refugio para especies amenazadas, ya que cobijan entre piedras y grava a la descendencia del gaviotín chico (Sternula lorata). Esto no es menor si consideramos que esta ave se encuentra en peligro de extinción, y que habita en Ecuador, Perú y el norte de Chile, aunque nidifica solo en los últimos dos países.

Gaviotín chico posado en su nido en Gualaguala ©Fundación Gaviotín Chico
Gaviotín posado en su nido en Gualaguala ©Fundación Gaviotín Chico

Por eso las esperanzas están depositadas en la propuesta para la creación del Santuario de la Naturaleza Itata-Gualaguala, el que sería nada más ni nada menos que la primera área protegida de este tipo en la comuna de Mejillones, en la aludida región. En este lugar no solo duermen importantes vestigios arqueológicos de culturas antiguas, sino que también se encuentra la segunda área reproductiva más importante del amenazado gaviotín en el país.

Sin embargo, fue en agosto del 2020 cuando el anuncio de la licitación de terrenos en el balneario de Hornitos generó controversia en la ciudadanía, ya que comprendía parte del polígono del propuesto santuario. Luego de ires y venires, el ministro de Bienes Nacionales, Julio Isamit, se presentó en persona, anunciando después la exclusión de Hornitos del proceso de licitación y comprometiéndose a proteger este sitio de nidificación. Desde entonces, han pasado más de 7 meses en que la tramitación del área protegida se mantiene en pausa, precisamente porque el jefe de dicha cartera aún no entrega su apoyo formal.

“Las razones del por qué se ha dilatado la aprobación del Santuario, no las conocemos ni entendemos, ya que contábamos con el apoyo de todos los sectores. A la fecha, el Ministro de Bienes Nacionales, Julio Isamit, aún no entrega la carta formalizando el apoyo. El expediente del Santuario de la Naturaleza fue ingresado el 24 septiembre 2020, y cuenta con al apoyo del Ministerio del Medio Ambiente y del Consejo de Monumentos Nacionales. Solo falta Bienes Nacionales para poder pasar al Consejo de Ministros para la Sustentabilidad”, comenta Alberto Rivera, director ejecutivo de la Fundación Gaviotín Chico.

Pollos en nido de Gualaguala ©Fundación Gaviotín Chico
Pollos de gaviotín en nido de Gualaguala ©Fundación Gaviotín Chico

Recordemos que el ministro Isamit visitó el sector de Hornitos el 7 de septiembre de 2020, luego de que estallara la controversia por la licitación abierta por el Ministerio de Bienes Nacionales. El anuncio que entregó, relata Rivera, “nos dio tranquilidad, ya que manifestó su apoyo a la iniciativa de proteger ese sector”.

Por eso, el 24 de septiembre la Fundación Gaviotín Chico y la Junta de Adelantos de Hornitos, hicieron entrega formal del expediente de la solicitud para la creación del «Santuario de la Naturaleza Itata-Gualaguala”, con el apoyo de la Municipalidad de Mejillones, la Corporación Nacional Forestal (CONAF) y la Sociedad Chilena de Arqueología.

Después, desde la Seremi de Medio Ambiente de Antofagasta se notificó a los servicios públicos regionales – incluyendo a la Seremi de Bienes Nacionales – sobre el inicio a la gestión para la creación del santuario. Llegado octubre, el Ministerio del Medio Ambiente solicitó el apoyo formal de su par de Bienes Nacionales a través de un oficio, para que así la propuesta pasara al Consejo de Ministros para la Sustentabilidad. Si el Consejo aprueba y recomienda lo mismo al Presidente de la República, el santuario se haría realidad a través de un decreto supremo.

Pero nada de eso ha ocurrido aún por lo expuesto anteriormente.

Gaviotín posado en nidos en Hornitos ©Fundación Gaviotín Chico
Gaviotín posado en nido en Hornitos ©Fundación Gaviotín Chico

Si bien desde la organización aseguran que entienden las complejidades que supone el contexto actual de pandemia, los procesos de otros santuarios de la naturaleza – como el de La Chimba, en la misma región – han avanzado durante el mismo periodo sin grandes contratiempos.

Por ello, Rivera espera que “este silencio no implique que se retome el interés de licitar y abrir la puerta a proyectos inmobiliarios en el sector”.

La inquietud es compartida por un investigador pionero en el estudio del gaviotín chico en Chile. Nos referimos a Yerko A. Vilina, académico de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Santo Tomás (sede Santiago), quien sostiene que “sobre las zonas costeras existe una fuerte presión, y este sitio no es la excepción. Esperamos que el Estado y este gobierno en particular ponga al centro el bien común en vez del bien de privados, que desean hacer negocios particulares. No se trata de un sitio estratégico para el desarrollo del país como para justificar su venta a inmobiliarias o proyectos similares”.

Pero ¿qué está en juego en el lugar donde se desea concretar esta área protegida?

La tierra prometida

A principios de la década de 1990, los registros del gaviotín chico eran escasos y difusos. Aunque se sabía que nidificaban en las costas desérticas de Perú y norte de Chile, en el país vecino se conocían lugares con solo una decena o un poco más de nidos, mientras que en Chile los investigadores Johnson, Goodall y Philippi mencionaban una colonia en Punta Chucumata que ya no existía. Dicen que construyeron encima del terreno.

“Existía consenso entre los investigadores que ya no se veía [al gaviotín]”, recuerda Vilina, a quien le informaron años después que se observaron nidos en Mejillones. De esa forma, se dedicó a buscar en sus ratos libres algún indicio de nidificación de esta ave marina, hasta que en septiembre de 1996 halló a un pollito en el desierto. Así realizó el primer estudio sobre esta especie en territorio nacional.

Nido de gaviotín chico en Gualaguala ©Fundación Gaviotín Chico
Nido de gaviotín chico en Gualaguala ©Fundación Gaviotín Chico

El académico relata que “el Plan Estratégico de los gobiernos de la Concertación de Eduardo Frei y Ricardo Lagos, de abrirse al Asia Pacífico, llevó a construir el ‘Mega Puerto Mejillones’, hoy Puerto Angamos”. Eso trajo consigo la industrialización en el norte de Mejillones, donde estaba la colonia reproductiva del gaviotín.

“Aprobaron el proyecto y me llamaron para estudiar antes, durante y después. Eso generó un gran avance en el conocimiento. Detrás llegaron las empresas. La fuerte oposición nacional, incluyendo conflictos internos en los servicios públicos y presión internacional, llevaron al gobierno de Michelle Bachelet de exigir una salida”, señala el investigador, quien agrega que así nació la Fundación Gaviotín Chico, cuya investigación ha permitido conocer en la actualidad cerca de 24 sitios de nidificación en el norte del país.

Uno de esos lugares es el que se postula hoy como Santuario de la Naturaleza, que corresponde a una planicie costera ubicada entre caleta Gualaguala por el norte y el sector de Itata por el sur, en la comuna de Mejillones.

Propuesta de Santuario de la Naturaleza Itata-Gualaguala, zona norte y sur – Gentileza Fundación Gaviotín Chico
Propuesta de Santuario de la Naturaleza, zona norte y sur / Gentileza Fundación Gaviotín Chico

Se propone la protección de una superficie de 2.798,87 hectáreas, para así resguardar este sitio de nidificación que “representa aproximadamente el 25% de la actividad reproductiva de la especie en la Región de Antofagasta, siendo la segunda en importancia en el país”, detalla Rivera. La primera, en términos de relevancia, se encuentra en la Pampa de Mejillones (también en Antofagasta), que aporta con un 43,6%.

Así lo han revelado los monitoreos sistemáticos que han constatado que los sectores de Hornitos y Gualaguala son áreas muy productivas desde el punto de vista ecológico, por lo que aportan significativamente a la población mundial del amenazado gaviotín.

Para hacerse una idea, en la temporada reproductiva de 2019, eclosionó con éxito el 64% de los 106 huevos depositados por los gaviotines en el sector de Hornitos. De ese total, se observaron 21 polluelos y un máximo de 13 volantones (pollos que todavía no vuelan bien). Por otro lado, el sector de Gualaguala vio nacer al 74% de los 93 huevos de estas aves en el mismo periodo, reportándose después 19 polluelos y un máximo de 44 volantones.

Cada gaviotín cuenta, al tratarse de una especie en peligro.

Pollo refugiado en piedra ©Fundación Gaviotín Chico
Pollo refugiado en piedra ©Fundación Gaviotín Chico

“En Mejillones existen dos áreas de uso restringido donde nidifican los gaviotines; y estas colonias siguen siendo las más numerosas en todo el rango de distribución (en Perú y Chile). En Ecuador pasa el invierno, no nidifica”, puntualiza Vilina.

El interés por conservar al gaviotín ha motivado incluso la colaboración internacional entre Ecuador, Perú y Chile a través de la creación de la Red de Observadores del Gaviotín Chico. “Los censos poblacionales simultáneos permiten estimar de mejor manera el tamaño de las poblaciones. En diciembre de 2019 se censaron 1120 ejemplares, mientras que el 2020 se registró un total de 1789 individuos. Un número levemente superior a lo estimado por Birdlife International, que estima su población entre 600-1700 individuos adultos, sexualmente maduros”, indica Vilina.

Paralelo a ello, en el sector donde se busca crear el santuario “también se reportan otras especies de aves, mamíferos y reptiles, entre las que destacan especies de aves migratorias y lagartijas con problemas de conservación”, añade Rivera. La gaviota garuma (Leucophaeus modestus, clasificada en estado “vulnerable” por el Ministerio del Medio Ambiente), el chorlo nevado (Charadrius nivosus, “vulnerable”) y el dragón de Stolzmann (Liolaemus stolzmanni, “vulnerable”), son ejemplo de ello.

Chorlito nevado en Hornitos ©Fundación Gaviotín Chico
Chorlito nevado en Hornitos ©Fundación Gaviotín Chico

Pero la importancia de esta zona no termina ahí.

Huellas del pasado

El litoral del norte de Chile también ostenta un importante valor cultural y arqueológico, tras haber sido habitado y frecuentado durante miles de años por distintos grupos humanos. Un testimonio material de ello es la presencia de sitios arqueológicos entre Hornitos y Gualaguala, como 19 cementerios (por ejemplo, túmulos funerarios) y 10 sitios residenciales (con conchales), que datan de distintos periodos de la prehistoria. La arquitectura en piedra es otro vestigio que sobrevive del pasado, como una aldea del Arcaico tardío, de hace unos 6.500 y 4.000 años antes del presente.

Tumbas túmulos Gualaguala ©Herman Mondaca
Túmulos funerarios en Gualaguala ©Herman Mondaca
Montículos correspondientes a tumbas túmulos en Gualaguala ©Herman mondaca
Montículos correspondientes a túmulos funerarios en Gualaguala ©Herman Mondaca

Precisamente, en marzo de este año se encontraron osamentas, así como una lanza de madera, trozos de textil y piel animal al norte del balneario de Hornito. Luego de que concurriera la Policía de Investigaciones, se determinó que pertenecieron a pueblos prehispánicos.

Tal como puede inferirse, estos vestigios están completamente expuestos. El vocero de la Fundación Gaviotín Chico asegura que es nula la protección del patrimonio arqueológico local.

Tumbas túmulos Gualaguala ©Herman Mondaca 2
Túmulos en Gualaguala ©Herman Mondaca 

“Recurrentemente salen noticias sobre hallazgos o destrucciones de tumbas, hoy en día, están a la vista en el lugar los restos humanos de la comunidad changa, esparcidos sin ningún cuidado; y por supuesto la amenaza permanente de proyectos inmobiliarios en el sector”.

Tumbas Tumulos y restos huamanos expuestos, Gualaguala ©Herman Mondaca
Túmulos y restos huamanos expuestos, Gualaguala ©Herman Mondaca

Como es de esperarse, la biodiversidad local y el gaviotín chico tampoco se libran.

Las principales presiones y amenazas que enfrenta el gaviotín chico en Hornitos-Gualaguala son la depredación por carnívoros exóticos como perros (lo que se suma a la presencia natural de depredadores nativos como zorros y aves rapaces); la presencia de caminos y huellas; las actividades recreativas como el tránsito de personas y vehículos 4×4; los aluviones; y la reducción en la disponibilidad de alimento, según una evaluación de los sitios de nidificación elaborada por Search Ltda.

Pollo de gaviotín chico atropellado por tránsito de vehículos sobre nido en Hornitos ©Fundación Gaviotín Chico
Pollo de gaviotín chico atropellado por vehículo ©Fundación Gaviotín Chico
Perros de vida libres en Hotel, ubicado dentro de las áreas de nidifcación ©Fundación Gaviotín Chico
Perros de vida libre en la zona ©Fundación Gaviotín Chico

La potencial expansión inmobiliaria y construcción de caminos son otros factores que se suman al listado. “El impacto antrópico es el denominador común, lamentablemente tenemos registros de nidos y pollos de gaviotín atropellados; generación de basuras y escombros que alteran el entorno; y existe una alta demanda para la extracción de áridos. Al no estar protegida esta zona, no se considera al momento de evaluar proyectos viales, como es el caso del bypass construido por el Ministerio de Obras Públicas (MOP) para mejoras de la Ruta 1”, complementa Rivera.

Nido G26 cerca a bypass de MOP, construido en área de nidificación en Guala ©Fundación Gaviotín Chico
Nido cerca a bypass de MOP ©Fundación Gaviotín Chico

Inclusive hay aspectos «poco visibles» que son relevantes para la conservación y viabilidad de las poblaciones de esta ave, como la biología molecular y diversidad genética. De partida, no es posible identificar con facilidad cuántos machos y hembras conforman una colonia, ya que esta especie no presenta dimorfismo sexual evidente. Solo es posible constatarlo con muestras de sangre, con una parte de las plumas (cálamo), o análisis de individuos hallados muertos.

Vilina explica que “lo mismo ocurre respecto a su diversidad genética; si forman poblaciones cerradas, entonces habría diferencias entre ellas (por ejemplo, morenos, rubios, colorines, etc.). Perder una colonia sería perder un grupo de individuos que forman una unidad particular. Uno de los requisitos para que las especies puedan sobrevivir es que existan diferencias genéticas y fenotípicas entre los individuos”.

Camión botando escombros en área de nidificación en Hornitos ©Fundación Gaviotín Chico
Camión botando escombros en área de nidificación, Hornitos ©Fundación Gaviotín Chico

Dicho en otras palabras, si se amenazan colonias como la de Guala-Guala y Hornitos, podría ponerse en riesgo la viabilidad y supervivencia de la especie – que está en peligro – y sus poblaciones. Por esta razón, un grupo de investigadores inició estudios para conocer más sobre su diversidad. “Estos gaviotines pueden ser genéticamente distintos a los de otras colonias, y perder diversidad en una especie que tiene tan pocos individuos puede ser catastrófico para una especie”, advierte el académico de la Universidad Santo Tomás.

Además, si se impactara un sitio de nidificación, el experto destaca que la hipotética “reubicación” de los gaviotines no sería sencilla ni apropiada, ya que el desplazamiento de una especie a sitios marginales podría generar bajos éxitos reproductivos, pudiendo precipitar aún más la caída de sus poblaciones.

Los gaviotines no nidifican en cualquier lugar, los sitios deben tener varias características físicas (por ejemplo, son sitios planos), geomorfológicas (debe permitirles esconderse y refugiarse en sitios naturales), etc., entonces perder un sitio es perder capacidad de carga del sistema; que es probablemente lo que ha llevado a esta especie a estar en peligro de extinción en todo el rango de su distribución”, asegura.

Gaviotín chico ©Fundación Gaviotín Chico
Gaviotín chico ©Fundación Gaviotín Chico

Asimismo, estos gaviotines suelen ser fieles a su lugar de origen – lo que se denomina como filopatría – por lo que pueden volver cada año al sitio donde nacieron para reproducirse, o podrían también escoger otro espacio diferente, retornando siempre al mismo para cada periodo. Perder sitios de nidificación podría desencadenar, por lo tanto, que algunos individuos no se reproduzcan en ciertas temporadas.

Crece la expectación

Todavía no existe claridad sobre los motivos que han dilatado el avance del anhelado santuario de la naturaleza, considerando incluso las diferentes respuestas por parte de la institucionalidad gubernamental. Por un lado, el Ministerio del Medio Ambiente aprobó la iniciativa y solicitó el apoyo de Bienes Nacionales, mientras la última entidad no da señales a favor, a más de 7 meses de comprometer su apoyo.

Hay que considerar, además, que el gaviotín chico es una especie protegida por la legislación chilena, y que también fue incluido en la Estrategia de Conservación de Aves 2020-2030.

Camioneta 4×4 botando escombros en sitio de nidificación ©Fundación Gaviotín Chico
Camioneta botando escombros en sitio de nidificación ©Fundación Gaviotín Chico

Se han sumado también otras iniciativas, que no siempre llegan a buen puerto.

Vilina ejemplifica: “Fui partícipe del estudio financiado por el Ministerio de Medio Ambiente, durante el gobierno anterior, para crear el Santuario en el área de nidificación al norte de Arica, ese proyecto también quedó detenido. El terreno también está bajo la tutela del Ministerio de Bienes Nacionales y también existen intereses económicos por utilizarlo. Cabe destacar que Arica venía recibiendo en alza, turistas de naturaleza desde el extranjero, birdwatchers, que permiten el uso sustentable de estas áreas y el desarrollo de la comunidad local. La destrucción de estos sitios sería para siempre, un daño irreparable y de consecuencias que, dado el aún escaso conocimiento que tenemos de esta especie, desconocemos”.

Pero si hay algo adicional que refleja este proceso es el centralismo característico de Chile, ya que la decisión sobre esta iniciativa regional depende, precisamente, de lo que se determine desde la capital.

“Soy de región y he vivido ese centralismo toda mi vida, el cual se manifiesta en todos los ámbitos en nuestra sociedad. Si bien se está avanzando en la descentralización, es muy lento, y las decisiones más relevantes se toman en Santiago, este proyecto de santuario de la naturaleza es un ejemplo claro al respecto. En mi opinión, este tipo de decisión debe ser regional, somos nosotros quienes vivimos en esta zona, la conocemos y la valoramos, y somos nosotros los que debemos decidir sobre su desarrollo y su futuro”, subraya el director ejecutivo de la Fundación Gaviotín Chico.

Pocos registros en Chile de Batitú en Hornitos ©Fundación Gaviotín Chico
Batitú en Hornitos, hay pocos registros en Chile ©Fundación Gaviotín Chico

Con todos estos antecedentes, no queda más que esperar un pronunciamiento que es apremiante para los involucrados, considerando el peligro de extinción que enfrenta esta especie.

Para Rivera, es necesario valorar y proteger el patrimonio, y contar con el apoyo de la ciudadanía: “Se necesitan acciones concretas, como no transitar por las áreas de nidificación, tomar conciencia acerca del abandono de mascotas, y sobre la disposición de la basura al momento de estar en estos sitios. El objetivo del santuario no solo radica en proteger a nuestra fauna y medio ambiente, sino también en mejorar la calidad de vida de los habitantes de nuestra región, y que puedan contar con un sitio donde puedan disfrutar de la naturaleza, con la infraestructura e información adecuada, así como lo es hoy el Monumento Natural Portada en Antofagasta. Por eso y mucho más, queremos el primer Santuario de la Naturaleza en Mejillones”.

Pareja de gaviotines chicos vocalizando en Gualaguala ©Fundación Gaviotín Chico
Pareja de gaviotines chicos en Gualaguala ©Fundación Gaviotín Chico

“El Ministerio de Bienes Nacionales de este Gobierno debe ponerse a la altura, esa es mi opinión; los argumentos para la conservación como Santuario de la Naturaleza, son sólidos”, concluye Vilina.

Ladera Sur solicitó entrevista al Ministerio de Bienes Nacionales. Al cierre de esta edición, no obtuvimos respuesta.

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