Chile, un destino en «el fin del mundo» que cautiva a viajeros de todas partes
El país ha recibido recientemente y por séptima vez consecutiva el galardón como mejor destino de aventura de Sudamérica, otorgado por los World Travel Awards (WTA). Pese a los rigores que impuso la pandemia sobre el sector turístico, Chile continúa siendo un destino con una oferta inigualable, con atractivos naturales únicos en el globo y la posibilidad de vivir experiencias que permiten a los viajeros conectar con el entorno, emocionarse con los paisajes prístinos y practicar actividades deportivas en sitios de gran valor escénico. También este año, por cuarta vez consecutiva, se ha incluido al desierto de Atacama, el más árido del mundo y que comprende las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo, como Mejor Destino Romántico. En esta categoría, Chile se impuso sobre destinos como Cartagena de Indias, en Colombia; Fernando de Noronha, en Brasil; y Buenos Aires, en Argentina, entre otros destinos nominados. Felipe Howard, director de Latitud 90, gerente de nuevos proyectos de Ladera Sur y una de las voces más preocupadas y solventes en el sector turístico del país, analiza en esta entrevista —que también publica hoy @LaTercera, las razones por las que Chile continúa siendo un destino predilecto por viajeros en todo el mundo, cuenta cuáles son los destinos que son más valorados y apreciados, y también reflexiona sobre los aciertos y espacios para mejora.
Chile lo ha vuelto a hacer. Por séptimo año consecutivo, el país ha sido reconocido por los World Travel Awards (WTA) como el mejor destino turístico de aventura en Sudamérica. Los premios World Travel Awards sirven para reconocer, recompensar y celebrar la excelencia en todos los sectores de la industria mundial de viajes y turismo.
También este año, por cuarta vez consecutiva, se ha incluido al desierto de Atacama, el más árido del mundo y que comprende las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo, como Mejor Destino Romántico. En esta categoría, Chile se impuso sobre destinos como Cartagena de Indias, en Colombia; Fernando de Noronha, en Brasil; y Buenos Aires, en Argentina, entre otros destinos nominados.
Los premios y reconocimientos no son poca cosa, si se toma en cuenta que el país, al igual que la mayor parte del mundo, padeció los rigores de la pandemia por el Covid-19, que afectó de manera aguda al sector turístico y que obligaron al cierre de pequeños emprendimientos y negocios, especialmente en el área de servicios, provocando una contracción económica de todo el sector.
Pero este impulso o incentivo que viene asociado a estos reconocimientos sirve también para revisar e intentar identificar las razones por las que el país continúa siendo un fuerte jugador en la oferta turística regional. De allí que las apuestas, esfuerzos e inversiones, puedan destinarse a reactivar y potenciar de manera progresiva todo el sector, para llevarlo no solo a un estado óptimo, sino también impulsarlo para alcanzar su desarrollo, estabilidad y crecimiento de manera sustentable.
Sin duda, Chile continúa siendo un destino con una oferta inigualable, con atractivos naturales únicos en el globo y la posibilidad de vivir experiencias que permiten a los viajeros conectar con el entorno, emocionarse con los paisajes prístinos y practicar actividades deportivas en sitios de gran valor escénico.
Una aproximación a las condiciones que hacen de la riqueza y diversidad del país única tiene lógica si se piensa en la singular geografía y en el hecho de que el país, como la Cordillera de los Andes, se erige como la columna vertebral del continente. Y esto, claro está, hace la diferencia. Sin embargo, puede parecer un análisis superficial. Entonces, ¿Qué hace a Chile un destino mundialmente reconocido por su potencial turístico? ¿Cuáles son los destinos internacionales que llaman la atención? ¿Por qué es el país reconocido como el mejor destino turístico de aventura en Sudamérica?
Felipe Howard, director de Latitud 90, gerente de nuevos proyectos de Ladera Sur y una de las voces más preocupadas y solventes en el sector turístico del país, tiene algunas respuestas para estas interrogantes. Howard se ha dedicado con especial esmero durante los últimos treinta años a la promoción y operación de turismo de alta calidad en Chile con un foco claro sobre la importancia del cuidado de la naturaleza, el buen servicio y hospitalidad, la educación al aire libre y el impulso transversal a todos los actores del sector como un verdadero pilar para el desarrollo del país.
Además, Howard encabeza la más importante y reciente apuesta de Ladera Sur, lanzada hace apenas un par de semanas, llamada Ladera Sur Adventure, un espacio de viajes, expediciones, excursiones, salidas a terreno junto a expertos, y algunos de los colaboradores más estrechos del medio, que está próximo a cumplir siete años el año que viene.
“Sí, la geografía de Chile es alucinante, pero muchos países tienen paisajes bonitos. Tengo la impresión de que tiene más que ver con un factor ligado a la naturaleza en estado puro. En Alaska, por ejemplo, en todos los ríos podrías encontrarte con 25 pescadores en cada uno de los pozones. Es la misma naturaleza, con paisajes similares, con atractivo parecido. Pero creo que el gran atractivo de Chile es esa pureza, esa sensación de estar casi en soledad en medio de la naturaleza, de estar en un entorno no del todo descubierta, de destino remoto”, explica.
Cree —o mejor dicho: está convencido— que la idea o el concepto de que Chile está “en el fin del mundo” es un factor determinante, que es también un atractivo, que seduce, que permite a los visitantes disfrutar de los entornos remotos y la riqueza escénica sin el caos o las multitudes propias de destinos excesivamente explotados o en los que pasearse puede tornarse una experiencia angustiante.
“Efectivamente, es cosa de agarrar un globo terráqueo o un mapa y mirar donde estamos. Se siente que es el fondo del mundo. En Estados Unidos o Europa puedes estar en un montón de lugares cuestión de poco tiempo. Acá no. La Patagonia, en cambio, es casi mística. Como me lo dijo una vez un visitante: ‘Esto es como el fondo del mundo’, porque hay que alejarse mucho para encontrar destinos prístinos. Las distancias son muy grandes”, relata.
Howard reflexiona sobre la importancia de estos reconocimientos, porque —explica— muchas veces también son el resultado de las reseñas y el aporte de medios, periodistas, viajeros, que votan y contribuyen a hacer visible la invaluable labor de cientos o miles de actores que sostienen el sector, desde pequeños emprendedores, pymes, operadores, grandes cadenas de hoteles, con diferentes conceptos y focos, algunos con servicios “todo incluido” (all-inclusive), posadas, restaurantes, redes de servicios, transporte, alimentación, cadenas enteras de proveedores.
“En los últimos veinte años hemos avanzado mucho, pero queda aún mucho por mejorar, especialmente en el área de servicios. Hace falta capital humano. Por eso también he dicho que el influjo de migrantes es positivo para el país y el sector, porque traen también vocación de servicio, de hospitalidad, de servicio y amabilidad con el visitante”, plantea.
—¿Cuáles son los destinos más importantes que tiene Chile y que son mejor valorados a escala global?
—Yo los separo en tres principales, que considero que son los más importantes y por los que somos reconocidos en el mundo: Atacama, la Patagonia e Isla de Pascua. El desafío que tenemos como país es efectivamente no saturar esos tres destinos, que no pase lo de Alaska. Una vez me encontré a un turista belga pescando solo en río Cochrane, en un cañón. Me dijo: ‘Estoy solo y esto es un lujo’. El desafío es precisamente lograr que esa experiencia de ese turista se mantenga. Que no se sature. De nuevo, es la apuesta en valor que hace que a nuestro país se le reconozca y que a cada tanto salgamos en estos rankings.
—¿Por qué crees que se le valore a Chile especialmente como un destino predilecto de aventura? ¿Por qué es el país tan reconocido en temas de aventura?
—Creo que esto tiene más que ver con esas experiencias cuando sales de tu zona de confort, cuando vives cosas que no has experimentado antes. No somos un destino de playas, de palmeras. Tampoco somos especialmente un destino de cultura. Una vez un turista español me comentó que acá le hablaban de estructuras de hace 200 años: ‘La casa de mi abuela en Galicia tiene 400 años. Yo vengo acá a ver naturaleza, montaña’. Por eso nuestro país se asocia con la aventura. En los últimos se posicionó a San Pedro de Atacama como destino romántico.
—Se habla mucho de adrenalina y aventura…
—No tanto de adrenalina, pero sí de aventura. Es decir, si vas a Torres del Paine, necesariamente tendrás que hacer caminata en la naturaleza. Nuestros destinos invitan a hacer cabalgatas, a caminar, explorar, a la expedición. A la gente le fascina navegar en los lagos, andar en kayak. Con toda certeza, El macizo del Paine es una tremenda aventura, pero no ofrece el nivel de adrenalina a la que está acostumbrado un deportista, pero para el visitante que viene de tan lejos una caminata como esa, un paseo en kayak es una gran aventura. Una travesía en bote, pescar en el río Puelo. Todas estas actividades, un rafting, canopy, canyoning en cascadas, el rappel, aportan a esta categoría. No es que se menosprecie la cultura, pero tenemos al lado a Machu Picchu, y muchas veces los turistas combinan ese destino con Chile. Pero nos visitan por la naturaleza más que por cualquier otro atributo.
—¿Dónde han estado los aciertos y dónde hay espacio para mejorar?
—Diría el gran activo —y esta ha sido una preocupación para mí—, que era una de nuestras más importantes fortalezas era la estabilidad social y política. La gente no quiere ir a un lugar donde va a encontrarse con una barricada en el aeropuerto. Gran parte del desarrollo que hemos alcanzado en los últimos veinte años tiene que ver con este activo: la tranquilidad, que permitió recibir grandes cantidades de visitantes. En la primera década del Siglo XXI, después de que fueron derribadas las torres gemelas del World Trade Center, la gente dijo: ‘Quiero ir a un destino seguro’. Y esto no estaba precisamente en Europa o Medio Oriente. Fue mucha la gente que miró hacia Latinoamérica y vio que Chile destacaba por su estabilidad social y política.
—¿Y qué pasa ahora?
—La inestabilidad de los últimos años me preocupa. Porque la estabilidad fue la que nos permitió ese desarrollo de infraestructura, de servicios, de atención al visitante, pero falta todavía por hacer. Donde estamos al debe es en el capital humano, porque no somos un país con vocación turística.
—¿Cuál es el mensaje a los chilenos y al visitante que viene a conocer estos increíbles paisajes, que viene a maravillarse con la riqueza natural de nuestro país?
—Un tema clave es que aún nos preguntamos por qué los turistas vienen para acá desde tan lejos. Muchas veces como chilenos no nos damos cuenta. Nos falta creernos el cuento de que el turismo puede aportar al desarrollo de Chile. Argentina es un gran destino, entonces porqué no se gana esto. Porque allí, por ejemplo, mucha gente anda con efectivo, con los riesgos que eso implica. Yo no me voy a un lugar, o a un sitio, muerto de susto de que me roben o lo pierda. En los países más inestables pasa eso. Y eso ahuyenta. Acá tenemos infraestructura, medios de pago electrónicos, servicios, seguridad. Pero hay que cuidar esa estabilidad. Por eso se pegan un pique para venir hasta acá, a ver una naturaleza más recóndita, más remota, pero que hay que cuidar y conservar. Nos falta todavía esa cultura turística. Y esto debe ser un pilar fundamental, porque el turismo es una de las industrias que más resuelve las demandas, porque es transversal, hay más actores, le da pega a todo el mundo, al de las empanadas, al hotel grande, al de la excursión, al guía, al restaurant, cadenas de proveedores. Cuando seamos conscientes de estas cosas, que son muchas veces obvias, podremos en verdad avanzar y hacer de esto uno de los grandes soportes del desarrollo del país.