Borde costero de Huentelauquén: un entorno natural único en el mundo
¿Conoces Huentelauquén? Hoy, junto a Aguadulce, te invitamos a descubrir algunas de las maravillas naturales que esconde este rincón de Chile, tantas veces inadvertido por quienes visitan la Región de Coquimbo.
La gran mayoría de las personas que han oído hablar de Huentelauquén, asocian inmediatamente este nombre a las exquisitas empanadas de queso mantecoso artesanal de la Hacienda Huentelauquén, ubicada en el kilómetro 260 de la Ruta 5 Norte.
Pero los que conocen un poco más, saben que esta localidad de la Región de Coquimbo alberga, además de sus atributos gastronómicos, uno de los ecosistemas naturales más ricos y complejos del país. Hoy, junto a Aguadulce, te invitamos a descubrir algunas de las maravillas naturales que esconde este rincón de Chile, tantas veces inadvertido por quienes pasan durante su camino hacia las playas y valles del norte.
Biodiversidad única
Huentelauquén es un sector predominantemente costero, en el que encontramos un rico paisaje que alberga ríos, valles y costa marina. De clima estepárico costero, nuboso y de abundante humedad, esta área se caracteriza por una vegetación nativa típica de la región mediterránea semiárida de Chile Central, con gran variedad de especies arbustivas, cactáceas, espinos y un tapiz herbáceo donde destacan nolanas y bahias, como la chamiza blanca.
La característica más destacable de la flora y fauna de este sector es la inusual diversidad de especies y su alto nivel de endemismo. Esto, ya que se encuentra inserta en una de las 34 zonas “hot spots” con mayor diversidad del mundo.
Desde la costa hasta sus valles transversales y la cordillera, encontramos mamíferos como el chungungo, el lobo marino y el zorro culpeo; aves costeras como la garuma, el lile y el pilpilén, o rapaces como cernícalos y chunchos; también anfibios, como la rana chilena y el sapo de rulo, y reptiles representados por el género Liolaemus. Lamentablemente, muchas de estas especies se encuentran bajo algún grado de amenaza.
Humedal Salinas de Huentelauquén: una parada obligada para los amantes de la naturaleza
Uno de los grandes atractivos naturales de la zona es, sin duda, el humedal Salinas de Huentelauquén: un verdadero núcleo de vida que abarca el tramo final del cauce del río Choapa y su extensa laguna estuarina, además de varios ecosistemas de playas, llanos, dunas, quebradas y humedales de escorrentía y costeros.
Ubicada apenas a unos minutos al sur de Aguadulce, esta área fue declarada como Sitio Ramsar (zona protegida por tratados internacionales) en septiembre de 2015. Alberga 148 especies de aves, 10 de reptiles, 14 de mamíferos, 4 de anfibios y 133 especies de flora. Además, 28 especies de aves migratorias usan este sitio como área de alimentación, de descanso o como sitio de invernada, y otras aves residentes se reúnen aquí luego de su etapa reproductiva.
Bajo la superficie de sus aguas se reproducen peces y crustáceos indispensables para la economía local, como la lisa (Mugil cephalus) y el camarón de río del norte (Cryphiops caementarius), que además es endémico —sólo se encuentra en este lugar del planeta—.
Para los amantes de las aves, una de las joyitas que se pueden encontrar en el humedal es el chorlo de campo o Pachurrón, un ave que, si bien se puede encontrar desde Arica a Tierra del Fuego, es poco común y muy difícil de avistar. Al ser un ave migratoria, sus poblaciones están protegidas en el Apéndice II de la Convención de Especies Migratorias (CITES), y sólo en este humedal se concentra al menos el 1% de la población mundial de la especie, que sólo llega a unos 200 ejemplares. La presencia del chorlo de campo resultó ser de gran ayuda para catalogar a este humedal como Sitio Ramsar.
También destacan otras especies como el pidencito (Casi Amenazado), la variante más pequeña de pidenes que habitan en Chile y residente en la zona durante todo el año; los cisnes de coscoroba (En Peligro) y cisnes de cuello negro (Vulnerable); la yaca, el único marsupial presente en el humedal; o el chagual, una planta chilena nativa con múltiples usos, entre ellos gastronómicos, que llama la atención por presentar un extraño fenómeno de autocombustión en los ejemplares más adultos.
Por su cercanía al humedal, muchas de estas especies animales y vegetales se encuentran también en las 260 hectáreas de terreno del proyecto Aguadulce. En el desarrollo de este condominio se ha tomado en cuenta este entorno natural y el equilibrio de este delicado ecosistema, reduciendo al mínimo la interferencia humana. Para conocer más sobre este proyecto, puedes visitar su página web.