En una travesía bautizada como “Montaña sin Límites”, Julio Soto, exdeportista paralímpico de Chile, se propuso como meta la cumbre del Aconcagua, la cima más alta de América. Para conseguir este propósito, el Cerro El Plomo es un punto de partida importante con sus 5.424 metros sobre el nivel del mar, al que logró llegar a la cima durante la semana pasada. En esta aventura, el montañista fue y es acompañado por el cineasta Vicente Fernández, quien tiene la misión de realizar un documental luego de que se cumpla el recorrido completo.

Julio Soto perdió su pierna izquierda a los nueve años producto de un cáncer. Sin embargo, este evento jamás lo detuvo, ímpetu que lo llevó a representar a Chile en los juegos paralímpicos de Corea del Sur. Se retiró de aquella vida en 2019, y en la actualidad trabaja como traumatólogo y también da charlas motivacionales.

“Si yo me imagino la montaña sin límites, ustedes también pueden imaginarse la suya. Ahora tienen que pensar cuál es su montaña, aquello que se ve tan lejos y tan imposible”, reflexiona Soto.

Julio Soto en la cumbre del Cerro El Plomo. Créditos: Cristóbal Dumay.
Julio Soto en la cumbre del Cerro El Plomo. Créditos: Cristóbal Dumay.

Hoy, a sus 34 años, está enfocado también en lograr las principales cumbres de Chile y la región. “Lo hago por el resto de las personas con discapacidad, para que sientan que no están solas en su lucha. Para que sepan que se pueden desafiar a sí mismos. Yo no solo se los digo, se los estoy demostrando”, señala.

En este sentido, para poder dimensionar los logros de Julio Soto, El Plomo es el cerro más alto de Santiago (5.424 mts); Los Ojos del Salado el volcán más alto de América (6891 mts); y el Aconcagua (6960 mts), su meta final, se corona como la cumbre más alta de América.

Julio Soto en la cumbre del Cerro El Plomo. Créditos: Cristóbal Dumay.
Julio Soto en la cumbre del Cerro El Plomo. Créditos: Cristóbal Dumay.

Equipado con tan solo dos bastones, fue capaz de conquistar, al menos por ahora, la cumbre más alta en su currículum: El Plomo, cima desde la que se puede visualizar todo Santiago. “En el día a día uso una prótesis. Pero para subir la montaña lo hago sin, así me siento más libre”, explica orgulloso.

“Fue una gran aventura de tres días. Logramos llegar a una cumbre de 5.424 metros de altura. Estamos entrenando desde marzo de 2023 y tenemos como meta el Aconcagua. Lo primero fue entrenar la parte técnica. Ahora estamos centrados en hacer altura. Logramos el Plomo y ahora vamos por el Ojos del Salado, el volcán más alto de América. Vamos paso a paso, desbloqueando etapas”, agrega.

Su compañero en esta aventura es el guía de montaña, Alejandro Calvo, quien respecto a Julio señala: “Es un tipo salvaje, tiene una fuerza mental única. Se propuso llegar al Aconcagua. Pero antes debemos lograr el Ojos del Salado, por el que vamos este fin de semana, en una travesía que durará 10 o 12 días”.

Julio Soto en la cumbre del Cerro El Plomo. Créditos: Cristóbal Dumay.
Julio Soto en la cumbre del Cerro El Plomo. Créditos: Cristóbal Dumay.
Julio Soto en la cumbre del Cerro El Plomo. Créditos: Cristóbal Dumay.
Julio Soto en la cumbre del Cerro El Plomo. Créditos: Cristóbal Dumay.
Julio Soto en la cumbre del Cerro El Plomo. Créditos: Cristóbal Dumay.
Julio Soto en la cumbre del Cerro El Plomo. Créditos: Cristóbal Dumay.
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