En el confín austral del mundo, donde la tierra se funde con el mar y las tradiciones se mezclan con la biodiversidad, se encuentra un tesoro natural sin igual: el archipiélago de las Guaitecas. Un conjunto de más de 40 islas que solo se pueden alcanzar en avioneta o barcaza, custodiadas por canales imponentes que alguna vez fueron hogar de antiguos pueblos canoeros como los Chonos.

Vista aérea del Archipiélago de las Guaitecas
Vista aérea del Archipiélago de las Guaitecas. Créditos a SíMiPlaneta.

Toda la región insular atesora una riqueza natural y cultural de carácter único en el mundo. Su capital comunal, Melinka, se erige como uno de los asentamientos más importantes para el desarrollo de la zona, ostentando un significado particular: «la más querida», en honor a la esposa de un inmigrante lituano que se estableció en las Guaitecas.

En este enclave rebosante de historia y biodiversidad, el movimiento medioambiental SíMiPlaneta ha seleccionado cuidadosamente una isla para albergar una extensa reserva ecológica de 872 hectáreas. Este refugio natural estará dedicado exclusivamente a la protección de la flora y fauna local, garantizando la conservación de este invaluable patrimonio para el futuro del planeta y la sociedad.

Día nublado en el archipiélago de las Guaitecas. Créditos a SíMiPlaneta.

Entre sus bosques frondosos y aguas de tonalidad azul profundo, esta zona austral alberga una rica biodiversidad de especies endémicas y migratorias. Entre sus habitantes más emblemáticos se encuentran las majestuosas ballenas azules, los juguetones delfines australes, los imponentes lobos marinos, los delfines chilenos y el pingüino de Magallanes. Estas especies cumplen un rol fundamental como bioindicadores de la salud de los ecosistemas.

En tierra firme, una rica variedad de árboles, plantas y frutos del bosque, como calafates, frambuesas, murtas y maquis, componen un paisaje vibrante. Mientras que el canto de coloridas aves terrestres, como el martín pescador, el chucao y el zorzal, dan vida a la floresta y llenan el aire con melodías únicas.

Atardecer sobre el archipiélago de las Guaitecas.
Créditos a SíMiPlaneta.

Los bosques submarinos de huiro, los nacimientos de agua dulce y los bosques ancestrales donde crecen lengas, coihues, ñirres, ciprés de las Guaitecas y mañíos, son solo algunos ejemplos de la rica biodiversidad que alberga el archipiélago. Cada elemento de este ecosistema juega un papel crucial en el equilibrio natural, creando un entorno vibrante y resistente.

La adquisición de esta isla por parte del movimiento SíMiPlaneta es un hito fundamental en la conservación medioambiental, con repercusiones positivas a largo plazo para todo el entorno nacional. Según explicaron desde el movimiento:

“Este logro se enmarca en nuestro compromiso con la conservación y protección del medioambiente. Reconocemos la importancia inestimable de la Patagonia chilena, un tesoro de biodiversidad y belleza natural. Nuestra misión es preservar este rincón único del planeta para las generaciones presentes y futuras”.

La iniciativa SíMiPlaneta ayudará a la conservación y reforestación de los bosques.
La iniciativa SíMiPlaneta ayudará a la conservación y reforestación de los bosques. Créditos a SíMiPlaneta.

Este proyecto abre un abanico de posibilidades para emprender nuevas iniciativas de reforestación, educación e investigación sobre la captura de CO2 en los bosques de la isla, que abarcan más de 800 hectáreas. Los datos obtenidos podrían aportar información crucial para avanzar hacia la carbono neutralidad y comprender mejor el impacto de la crisis ambiental en los ecosistemas costeros y marinos de Chile.

De esa manera, el archipiélago de las Guaitecas se suma a la larga lista de acciones que lleva a cabo el movimiento y se convierte en la primera “SimiReserva” en territorio nacional, erigiéndose como un microcosmos que captura la esencia de la belleza y biodiversidad de la Patagonia chilena. La protección de este enclave único representa un paso crucial en el compromiso de SíMiPlaneta con la defensa del medioambiente y la lucha contra el cambio climático. El movimiento se une a la tarea de preservar este tesoro natural para las generaciones presentes y futuras, asegurando su legado para el planeta.

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