¿Has empezado a verlas en tu casa? ¡No las mates! Conoce a las típulas, los falsos “zancudos gigantes” que ayudan al medio ambiente
Por su aspecto físico, suelen ser confundidas con mosquitos o zancudos, sin embargo, no pican a las personas y cumplen un rol fundamental en los ecosistemas. Hablamos de las típulas, una familia de insectos voladores de patas muy largas, que -a diferencia de los mosquitos- se alimentan de néctar y juegan un papel esencial en la polinización. En Chile, se encuentran representadas por más de 500 especies, siendo la familia de dípteros más diversa del país. ¿Qué son las típulas y por qué no debemos matarlas? Aquí te lo contamos.
La primavera está por llegar y con ella, la época de insectos. Por estos días, solemos ver con más frecuencia diferentes especies de insectos en nuestros jardines y hogares. Algunos de ellos, como los mosquitos y zancudos, nos generan ciertas molestias, mientras que otros nos acompañan con su presencia siendo completamente inofensivos para los seres humanos.
Un ejemplo de estos últimos son las típulas, una familia de insectos voladores de patas muy largas, que comenzamos a ver con mayor frecuencia cuando el invierno está por terminar y llegan los días más cálidos. Estos insectos son completamente inofensivos para los seres humanos y cumplen roles fundamentales para el medio ambiente, sin embargo, las personas suelen matarlos cuando los ven en sus hogares, debido a su parecido físico con los mosquitos o zancudos. De hecho, las típulas son conocidas comúnmente como “zancudos gigantes”.
Es importante aclarar que las típulas tienen ciclos de vida completamente distintos. Desde el punto de vista biológico, las típulas son dípteros, es decir, son parientes de los mosquitos y de las moscas, pero son organismos totalmente diferentes.
“Las típulas son moscas que pertenecen a un suborden o agrupación llamado típulomorpha, que no tiene nada que ver evolutivamente con los culícidos (suborden culicomorpha), que son los zancudos. Si bien, las típulas están en la base de la evolución de las moscas -se puede decir que son los organismos que dieron origen a las moscas y a los zancudos- las moscas y los zancudos son evolutivamente más nuevos”, cuenta Rodrigo Barahona, Dr. en Ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias y académico del Departamento de Ciencias Biológicas y Biodiversidad de la Universidad de Los Lagos.
Cabe destacar que las típulas son el grupo de moscas más diverso del planeta, con más de 15.000 especies descritas. “Y en Chile es la familia de dípteros más diversa también. Son aproximadamente 500 especies de tipúlidos las que hay en el país y debe haber varias más sin describir”, agrega el Dr. Barahona.
Su gran abundancia se debe, principalmente, a que habitan en distintos ecosistemas, tanto acuáticos y semiacuáticos como terrestres. Por ello, las encontramos en prácticamente todos los hábitats, en desiertos, zonas costeras, selvas, bosques, matorrales, zonas cordilleranas, sistemas lacustres, pastizales y también en las ciudades, siempre en lugares donde haya cuerpos de agua o humedad y tierra mojada.
Hay que señalar, igualmente, que hay tipúlidos todo el año, pero que aparecen en mayor cantidad en la época de primavera y verano, cuando las condiciones ambientales mejoran. “El adulto requiere de condiciones de temperatura de 15 a 20°C para poder emerger. Y también depende mucho de la disponibilidad de flores para poder alimentarse, tanto de día como de noche. Entonces empiezan a aparecer, en mayor medida, en invierno tardío y primavera temprana”, puntualiza el académico.
¿Cuáles son las principales diferencias entre las típulas y los zancudos?
Las típulas se parecen bastante a los zancudos, sin embargo, tienen varias diferencias morfológicas que permiten distinguirlas. En primer lugar, las típulas son mucho más grandes que los zancudos. Pueden llegar a medir entre 2 y 100mm, aunque las que se suelen ver más a menudo tienen un tamaño en torno a los 60mm. Por otro lado, los zancudos miden entre 2 y 19mm. “Los tipúlidos en general, y todas las subfamilias que componen los tipúlidos, son mucho más grandes que los zancudos. En términos de tamaño los tipúlidos son tres, cuatro y hasta 10 veces más grandes que los zancudos”, agrega Barahona.
En segundo lugar, una de las principales diferencias morfológicas es su aparato bucal. Las típulas, a diferencia de los mosquitos, no se alimentan de sangre, sino de flores y néctar; por lo tanto, no poseen un apéndice modificado morfológicamente para poder chupar sangre.
Así lo señala el académico de la Universidad de Los Lagos: “Es salto evolutivo que los culicomorfa como los zancudos lograron obtener a partir de ciertas adaptaciones de vivir asociados a los mamíferos. En cambio, los tipúlidos, como tienen este aparato bucal que está adaptado para el néctar, por lo general son organismos que se dedican a polinizar. Principalmente son polinizadores nocturnos y, en algunos casos, polinizadores diurnos, en distintas partes del planeta”.
Por lo anterior, las típulas son completamente inofensivas para los seres humanos, ya que no pican a las personas ni pueden transmitir enfermedades. Simplemente vuelan de forma torpe por nuestros hogares, mientras buscan flores de las que alimentarse.
En tercer lugar, se puede diferenciar a las típulas por la forma de su tórax. Mientras los tipúlidos tienen el tórax en forma de “V”, los culícidos lo tienen de una forma más bien rectangular. Y por ultimo, también se pueden diferenciar por la forma en la que descansan. “Los tipúlidos al descansar, se posan con todas sus patas en la superficie donde están descansando. Los zancudos no, los zancudos levantan el último par de patas y las dejan semi arqueadas hacia arriba. Entonces esa es una forma de diferenciar efectivamente que son zancudos y no tipúlidos”, indica el investigador.
Grandes polinizadores nocturnos
Al igual que los mosquitos y la gran mayoría de las especies de moscas, las típulas tienen cuatro etapas de desarrollo: comenzando por el huevo, la larva, la pupa y finalmente el adulto. Y en cada una de estas etapas, las típulas cumplen con diferentes roles ecológicos que ayudan al equilibrio de los ecosistemas.
Vale decir que el ciclo de desarrollo de las típulas, pasando por las cuatro etapas, puede tardar desde un par de semanas hasta un año en completarse, siendo el estado larvario el que toma más tiempo. Durante la etapa larval, la mayoría de las especies de típulas se desarrollan en ambientes acuáticos o en ambientes terrestres con alta humedad, alimentándose de algas o materia vegetal en descomposición. Por ello, contribuyen muchísimo a la degradación de la materia orgánica en los procesos de descomposición y ayudan al reciclaje de nutrientes en el suelo.
“Particularmente las larvas de las típulas degradan la materia orgánica que está en el suelo y, por lo tanto, participan en el ciclado de los nutrientes, así como muchos otros organismos. Pero ellas, como son muy abundantes en algunos ecosistemas, generan una contribución importante al ciclo de los nutrientes”, agrega Rodrigo Barahona.
Por otro lado, se ha documentado también algunas excepciones que se alimentan de otros artrópodos, como larvas o ninfas de zancudos, por lo que también contribuyen al control de otros organismos invertebrados.
Cabe destacar que es en su etapa larval cuando proveen la mayor parte de los servicios ecosistémicos, ya que es la etapa en la que viven más tiempo. La mayoría de las especies en su etapa adulta viven muy poco, pero eso no significa que no cumplan con diferentes funciones ecosistémicas.
Las típulas en etapa adulta se alimentan principalmente de néctar o polen de las flores, por ello, son grandes polinizadoras, tanto diurnas como nocturnas, pero principalmente nocturnas. Esto, como explica el académico de la Universidad de Los Lagos, se debe a adaptaciones evolutivas que han permitido que estos organismos se desenvuelvan mejor en condiciones crepusculares o nocturnas.
“Los zancudos son organismos que tienen una alta concentración de sensilias, que son los órganos sensoriales que le permite captar, por ejemplo, altos niveles de CO2. Esos niveles de CO2 son los que atraen a los zancudos, por ejemplo, a las zonas urbanas, donde van a encontrar una mayor disponibilidad de personas que estén emitiendo el CO2. En el caso de los tipúlidos eso no existe, porque ellos están captando estímulos químicos que vienen de la flora, principalmente durante la noche, donde los reservorios de néctar se van llenando en las flores”, indica el Dr. Barahona.
Las típulas son organismos completamente inofensivos para los seres humanos, además, ayudan al reciclado de nutrientes y a la polinización, por lo tanto, aunque nuestra primera reacción al ver uno de estos insectos sea exterminarlos, no es para nada necesario, e incluso, es preferible sacarlas de la casa antes que matarlas para ayudarlas a seguir contribuyendo al equilibrio de nuestros ecosistemas.