Es un jueves cualquiera, bajo un agradable sol de otoño en Santiago. Sobre la torre de alta tensión que está al inicio del recorrido, nos recibe, vigilante, un ave rapaz de gran tamaño. Anthony la identifica de inmediato con sus binoculares: “es un ejemplar adulto de águila mora”. Acto seguido, se escucha esa característica vocalización fuerte, aguda y carraspeada, como si estuviera saludándonos, pero en realidad el águila había visto algo más que a nosotros. Soltó sus garras de la torre y comenzó a batir sus pesadas alas en dirección a la ladera norte de la quebrada. Su víctima fue un pequeño conejo que inocentemente nunca sospechó que lo estaban acechando desde unos 300 metros de distancia.

Anthony Bevilacqua en Aguas de San Ramón. Créditos a Juan Francisco Cox / Fogata Films.
Anthony Bevilacqua en Aguas de San Ramón. Créditos a Juan Francisco Cox / Fogata Films.

La jornada ya empezaba con una breve y dramática historia que nos ofrecía la naturaleza ante nuestros ojos, apenas a unos pocos pasos sendero arriba. Es el tipo de avistamientos que logran quienes abren los sentidos intentando comprender nuestro entorno, atentos a leer estas situaciones que parecen sólo posibles de ver en documentales de NatGeo, pero en realidad están ahí para quien realmente quiera verlas. Así, habíamos sido notificados de una sutil invitación de la Madre Naturaleza a conectarnos con ella.  

Un poco más allá, empezó el revoloteo de las codornices entre los pastizales secos. Anthony se detiene y hace un gesto señalando su oreja: “cuando escucho a la codorniz (‘California quail’), me siento como en casa…”. Y claro, porque Anthony es nacido y criado en la ciudad de Los Angeles, en California y la codorniz chilena fue introducida aproximadamente en 1870 desde esa región de Estados Unidos. Se adaptó tan bien al clima de la zona central, que hoy es un ave muy típica de ver en múltiples lugares de Chile, entre Coquimbo y Aysén.

Anthony Bevilacqua en Aguas de San Ramón. Créditos a Juan Francisco Cox / Fogata Films.
Anthony Bevilacqua en Aguas de San Ramón. Créditos a Juan Francisco Cox / Fogata Films.

Su primera confesión nos conectó de entrada con su historia. “Estos lugares me producen nostalgia. Son paisajes muy similares a California. Ahora que venimos recién llegando con mi familia a vivir por un buen tiempo a Chile, estoy atento a estos lugares donde me puedo conectar conmigo mismo. Camino por estos senderos, veo matorrales y bosque esclerófilo y me siento como en casa. Es una sensación extraña. De alguna manera esto es único, pero al mismo tiempo se me hace muy familiar”.

La caminata hacia el Salto de Apoquindo dio el tiempo de conversar y de grabar a Anthony en una pequeña pieza audiovisual que puedes ver en este link, pero su entrevista en detalle la encuentras a continuación.

¿Por qué te viniste a Chile?

Mi esposa es chilena. Ella es productora audiovisual y la conocí el año 2014 en Los Angeles, mientras ella cursaba un magíster en comunicaciones. Luego ella consiguió trabajo en una agencia que trabaja para Netflix allá en los Estados Unidos y al año, la plataforma de streaming le ofreció un puesto en Sao Paulo, Brasil, para trabajar en las relaciones públicas de Netflix para la región. Tras cuatro años en Brasil y el nacimiento de dos hijos (hoy de 1 y 3 años), decidimos volvernos a Chile, el país de mi mujer y el lugar donde tenemos más redes de apoyo para la crianza.

¿Y qué te ha llamado la atención de Chile en estos primeros meses?

Bueno, yo había venido varias veces a Chile desde que conocí a mi esposa. Pero ahora que llegamos a quedarnos, nos encontramos con los gigantescos incendios forestales del verano. En California también los habíamos tenido, con zonas quemadas que yo quiero mucho, por lo tanto fue como experimentar un tipo de tragedia interconectada. Los incendios, la sequía, la desertificación… He podido darme cuenta de que son fenómenos globales muy preocupantes. La manera en cómo nos adaptemos o reaccionemos a esto mediante el manejo de nuestros parques nacionales, será un desafío muy interesante.

¿Cómo es para ti la experiencia de vivir en una gran ciudad?

Me gustan las ciudades como Santiago porque entregan esta posibilidad de tener acceso a espacios naturales de manera muy fácil, tal como lo es en Los Angeles, de donde vengo. He estado en contacto con la Fundación Cerros Islas, que buscan recuperar los 26 cerros isla de Santiago como espacios naturales de uso público, lo que me parece una iniciativa súper interesante. Para mí, salir de mi casa ya empieza a ser una experiencia de comunión con la naturaleza… Veo un pájaro e intento reconocer cuál es, lo mismo con los árboles, los paisajes o las plantas de la ciudad. Aunque cada cierto tiempo, necesito tener ‘micro dosis’ de una conexión mayor con la naturaleza, como lo que estamos haciendo ahora.

Anthony Bevilacqua en Aguas de San Ramón. Créditos a Juan Francisco Cox / Fogata Films.
Anthony Bevilacqua en Aguas de San Ramón. Créditos a Juan Francisco Cox / Fogata Films.

¿Cómo fue que te hiciste un Park Ranger?

Cuando niño, recuerdo viajando en el auto de mis padres por la carretera mirando asombrado hacia afuera todas las maravillas de la naturaleza. Luego, en la Universidad estudié literatura inglesa, pero en el último año me interioricé en la literatura medioambiental. Estudié a una autora llamada Mary Hunter Austin, que escribió acerca del desierto de California. Ella planteaba eso de mirar el desierto desde más cerca, apreciando las cosas más pequeñas. Aquello fue muy revelador para mí. Siempre miraba las colinas y montañas de Santa Mónica y quería saber más y más, pero yo tenía un título en literatura inglesa así que me busqué un trabajo en una escuela secundaria como profesor. Un buen día, manejando por la famosa carretera 101, vi un gran letrero que decía “Santa Mónica Mountains, Visitor Center” y simplemente ingresé, como visitante. Pregunté si necesitaban fotógrafos y me dijeron que no, pero que había una postulación abierta para estudiantes en práctica. Apliqué y al día siguiente me avisaron que había quedado seleccionado. Mantuve esos dos trabajos por un tiempo, pero después de un año, me contrataron como guardaparque (park ranger). Finalmente, trabajé diez años entre el Santa Monica Mountains y el Sequoia and Kings Canyon. Me siento muy afortunado por haberme detenido en el “visitor center” aquel día.

¿Qué tipos de trabajos desarrollabas allá como guardaparque?

Siempre estuve en el área de la educación medioambiental. Mi trabajo principal estaba en conectar a los visitantes con los recursos naturales y culturales del lugar, especialmente a través de planes de interpretación para el público. También estuve en un programa con grupos de jóvenes con los que hacíamos trabajos de restauración y mantención del parque. Me sentí siempre atraído por la interpretación y el storytelling. Encontraba historias en cada roca, en cada pequeño ecosistema. Me gusta mucho elucubrar acerca de esas historias y contarlas a los visitantes, para maravillarnos con los misterios y magnificencias del mundo natural.

¿Has podido conocer alguno de nuestros Parque Nacionales aquí en Chile?

Me gustaría haber conocido mucho más, pero hasta ahora he podido visitar el Parque Vicente Pérez Rosales y el Conguillío. Me parecieron parques extraordinarios, verdaderos tesoros del mundo. Si quisiera hacer un paralelo con los parques en EE. UU., no podría porque son diferentes, estos son simplemente parques chilenos. Hacen un muy buen trabajo de senderismo y conservación. Así como en Conguillío se protegen los bosques de araucaria, allá lo hacíamos con las sequoias gigantes… Pero mi experiencia acá es muy limitada, debo salir más y conocerlos.

¿Pudiste conocer el trabajo de los guardaparques acá en Chile?

Sí. Creo que tienen en general un rol distinto. Hace poco tiempo atrás presenciamos un paro de guardaparques protestando por la precariedad de las condiciones en las que trabajan y sus bajos salarios, lo que claramente puedo comprender. Ellos tienen una gran carga de trabajo en parques enormes y los recursos que les dan para desarrollar ese trabajo es claramente mucho menor que lo que teníamos nosotros en Estados Unidos. La verdad, no pude interactuar mucho con ellos, porque su trabajo no es tanto en el campo de la interpretación para visitantes, sino más bien de cuidado y mantención, lo que por supuesto es muy importante, pero con mayor financiamiento, podrían tener ese rol más educativo, que generalmente aquí en Chile lo asumen terceros, en ciertos casos. Veo una gran necesidad de más experiencias guiadas en los parques y una excelente posibilidad para la colaboración.

Anthony Bevilacqua en Aguas de San Ramón. Créditos a Juan Francisco Cox / Fogata Films.
Anthony Bevilacqua en Aguas de San Ramón. Créditos a Juan Francisco Cox / Fogata Films.

¿Cuál crees que es tu principal motor respecto de este trabajo?

En mi experiencia, la gente que se siente atraída por este tipo de trabajo, se siente atraída por las historias. Nos sentimos llamados por la aventura, por la naturaleza y por las historias que contienen estos lugares, conectando a la gente a través de esas historias en experiencias guiadas. Entonces yo me siento como una especie de intermediario entre el mundo natural y los visitantes, lo que es una magnífica posición donde estar; es donde me siento cómodo y donde debería estar, contando estas historias. Para la gente que visita los parques con la intención de protegerlos, las historias apocalípticas del cambio climático que se escuchan a diario pueden ser demasiado como para poder procesarlas. Es importante que siempre recordemos que necesitamos disfrutar estos lugares, protegerlos y hallar la forma de conectar con ellos. Y aquellos que no puedan encontrar la forma de preservarlos o de conectar de manera profunda, entonces ahí me veo yo, ayudando para que esas personas puedan encontrar esa conexión.

¿Y cuáles son las dificultades que tienes para poder hacerlo?

Mira, cuando mi primer hijo nació, realmente me di cuenta de que la vida no se trataba sólo de mí, que cuidar a ese niño no era una tarea que una sola persona pueda hacer. Se trataba de algo que tendríamos que hacer juntos, entre mi esposa, mi familia y la familia extendida, inclusive. Ahí fue cuando comprendí que pasarme la vida explorando en la montaña, ahora entraba en conflicto con mi realidad como padre de familia. Estoy intentando poder mantener parte de ese estilo de vida en cuanto pueda y me encantaría que como familia lo podamos hacer más seguido, porque también es algo que yo realmente necesito hacer, pero a veces pienso en que debemos trabajar en la difícil y sabia tarea de simplificarnos, hacer modificaciones en lo que nos hace feliz y trabajar duro para encontrar ese balance.

¿En qué estás actualmente?

Me siento muy cómodo en Chile. Sin embargo, en este momento estoy intentando encontrar mi lugar. Pienso en cómo y dónde podría yo conectar estas historias con la gente, cómo podría motivar e inspirar a otros a mi alrededor… Siento que ese es mi propósito y estoy buscando dónde poder aplicarlo. Espero encontrarlo pronto.

Nuestro plan como familia es quedarnos por un tiempo largo y criar a nuestros hijos aquí. En un futuro cercano, me imagino habiendo encontrado la forma de contribuir de buena manera con esta creciente ola ambientalista que he podido percibir y habiendo encontrado el camino para ser un buen padre y un buen marido.

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