Documental «Una vida en nuestro planeta»: las poderosas lecciones de Attenborough y la urgencia de combatir la crisis climática

«Vivir en este planeta es un espectáculo maravilloso, la forma en cómo los humanos vivimos aquí nos está llevando al declive». Así comienza «Una vida en nuestro planeta» (en inglés «A Life in our planet») la nueva producción del legendario David Attenborough que no dejará indiferente a nadie quien lo vea. El realizador, que dedicó su vida a a documentar la vida sobre la Tierra como un paraíso biodiverso y entramado en un complejo equilibrio, hoy ve que gran parte lo que conoció ya no existe: la vida silvestre está destruída debido a la intervención humana, los glaciares se están derritiendo y los bosques desapareciendo, lo cual nos está llevando a una inminente extinción. Para él, recuperar este paraíso  el deber más urgente para resguardar nuestro futuro.

Muchos de nosotros nos hemos cautivado con las realizaciones de vida salvaje narradas con su inconfundible voz, al tiempo que  vemos a diario noticias de naturaleza que suelen ser muy poco alentadoras: derretimiento de glaciares, degradación del suelo, incendios forestales y acidificación del océano, por nombrar algunas de las problemáticas que hoy en día enfrentamos globalmente.

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Desde los inicios de su carrera a la fecha, han pasado casi 70 años, tiempo en el cual han ocurrido un sinfín de cambios a una velocidad sin precedentes en la historia. Los datos son contundentes, por ejemplo, desde la primera vez que visitó el Ártico a la fecha, han desaparecido tres cuartos de los hielos polares.

Así Attenborough demuestra cómo aquellos lugares en que alguna vez filmó y nos cautivó con sus historias han desaparecido o están propensos a hacerlo. El crecimiento de las poblaciones humanas, a la par con la reducción acelerada de las áreas silvestres en todo el mundo y las emisiones incontroladas de dióxido de carbono responsables del calentamiento global; han destruido ecosistemas imprescindibles para sostener la vida, lo cual nos está conduciendo a nuestra propia extinción.

Ante todo este panorama mundial podríamos sumirnos en una gran desesperanza, sobre todo hoy, en tiempos que nos hemos visto afectados por la pandemia por Covid-19 de la cual ya conocemos su estrecha relación con el deterioro ambiental. Sabemos también que el tiempo es escaso y actuar cada vez es más acuciante, pero Attenborough nos viene a refrescar y a decir a su propia manera: no todo está perdido, podemos revertirlo.

«Una vida en nuestro planeta» pareciera ser un resumen de las casi cien películas y series que ha realizado Attenborough, con sus características imágenes alucinantes e inéditas de la vida salvaje. Un recorrido por los cientos de lugares que ha visitado, como las selvas en Borneo, hielos Árticos y sabanas africanas; incluyendo sus aportes a la divulgación científica y conocimiento y flora y fauna en todo el mundo, con tomas antiguas en blanco y negro de cuando recorría los mares en pequeñas balsas.

La vida de este naturalista sin duda esta llena de experiencias inolvidables, y el privilegio de conocer los lugares más salvajes e inhóspitos del planeta es el sueño hecho realidad de muchas personas. Esta misma trayectoria de casi 70 años es lo que hoy lo ha llevado a continuar en este camino concientizando sobre la importancia del cuidado de la naturaleza. Para él bajar los brazos no será una opción mientras no existan transformaciones radicales en nuestro estilo de vida y producción que detengan esta crisis.

©Netflix/ A life in our planet

No es solo salvar al planeta, es salvar al humano

La naturaleza tiene la poderosa capacidad de regenerarse por sí sola. Ella no dejará existir, pues se mueve en este devenir constante entre vida, muerte y transformación. Los ciclos naturales son así: todo lo que muere se integra a través de otros organismos y transforma en vida otra vez. Esta simple explicación sirve para entender que la vida seguirá existiendo a pesar de nosotros, pues solo somos parte de este ciclo. Y salvar al planeta, por lo tanto, es en realidad salvar a los humanos en él, pues llegará un punto en que no podremos habitar el hogar que tenemos.

Chernobyl, que representa un emblema en lo que la destrucción humana respecta, luego del desastre nuclear en 1986, hoy luce lleno de fauna y frondosa vegetación sobre los restos de una ciudad que quedó totalmente inhabitable. La naturaleza hizo lo suyo y hoy puede haber vida en ese lugar donde se pensó jamás volvería. Attenborough nos transmite desde ahí la urgencia de ocupar la capacidad regenerativa de la naturaleza para salvarnos ¿Cómo?

El secreto que aprendió este naturalista es muy simple: nos necesitamos los unos a los otros, no podemos existir sobre este planeta si no existen las miles de millones de especies que conforman los diversos ecosistemas del planeta tierra, cada una tiene una función crítica en cada lugar. Recuperar la biodiversidad y restituir las áreas silvestres es el primer paso para sostener la vida nuevamente y para ello, necesitamos de acciones grandes como la transición de energías de combustibles fósiles a energías verdes que ocupen las inagotables fuentes de la naturaleza, a pequeñas  y cotidianas como cambiar radicalmente nuestra dieta a una alimentación basada en plantas, entre varias otras opciones que tenemos en nuestras manos y con ejemplos de lugares donde han funcionado.

Esto significa volver y replantearnos cómo llevamos haciendo las cosas, es esta la oportunidad que tenemos en frente de que los miles de humanos que habitamos este mundo podamos hacerlo de forma sustentable, fuera de los márgenes que las grandes ciudades, la extracción de recursos naturales y el consumo desmedido nos han enseñado para revertir el devastador futuro que viene por delante si no actuamos.

¿Qué esperas para verlo y cautivarte con su mensaje?