Un registro fotográfico a los glaciares del valle del Olivares
Nuestro colaborador, el fotógrafo David Cossio, nos comparte una galería fotográfica sobre una expedición que realizó junto a su cordada al valle del Olivares, en la Región Metropolitana. En su travesía, lograron ver lugares como el glaciar Alpha, Beta, Gamma y Juncal Sur, que forman parte del alejado nuevo parque nacional de esta región, además de estar impregnados de las historias de los primeros exploradores de los Andes centrales.
El pasado 18 de febrero de 2022 nos adentramos 15 días en lo profundo de la cordillera junto a Damir Mandakovic, Emil Stefani y Rafael Reinoso. Nuestro objetivo era explorar el valle del Olivares, entrando por el Alfalfal, en el Cajón del Maipo, y saliendo por el portezuelo del Altar en Yerba Loca (Camino a Farellones).
Teníamos la intención de hacer distintas travesías y ascensos en la zona de los glaciares Olivares Alfa, Beta, Gamma y Juncal Sur. Nos impulsaban las ganas de conocer y registrar este increíble lugar, repleto de cerros y glaciares gigantescos, llenos de las historias de los primeros exploradores de los Andes centrales.
En esta misión de fotografiar estos paisajes salvajes e inhóspitos no pude dejar de pensar en la Patagonia. No había visitado paisajes como estos, con tanto hielo, fuera del sur de Chile. Resulta que todo ese hielo da origen al río Olivares y, por lo tanto, es una parte esencial del agua que se consume en Santiago.
Era difícil no dejarse asombrar en cada momento con la cantidad de cerros, lagunas y glaciares. La cordada comparaba el valle con un museo del montañismo, donde puedes perderte semanas o meses en sus pasillos, haciendo referencia a la cantidad de cerros, valles y glaciares escénicos y desafiantes.
En esta expedición, en especial, buscaba hacer un registro desde un punto de vista más autoral, donde se refleja la idea del paisaje vasto e indómito apoyado de la escala humana, todo en torno al paisaje glacial como sujeto principal.
Gracias a la tecnología de las cámaras, drones y trípodes actuales, pude cargar todo el equipo fotográfico que antes hubiera sido imposible de llevar en una sola mochila, expandiendo así las posibilidades creativas a la hora de hacer el registro.
Estar inmerso 15 días en lo profundo de los Andes centrales, desconectado de la realidad de la ciudad, pero totalmente conectado con la naturaleza, fue una experiencia muy enriquecedora para el alma, con muchos espacios para reflexionar y admirar la belleza de nuestro planeta. Como artista, son las instancias que busco y que me inspiran a crear.
El hecho de que estos lugares sean tan remotos y aún “salvajes” hace que cada proyecto que los involucre sea algo único, principalmente por el esfuerzo físico y mental que requiere y, en especial, por la posibilidad que da de compartir la belleza e importancia, para que ojalá algún día se pueda llegar a proteger.