Sin mucha experiencia previa, aproveché una semana de vacaciones para irme bien equipado a recorrer la Araucanía Andina y ver qué aves podría encontrar para ver y fotografiar sin dedicar más que algunas horas al día. La única premisa era ir a disfrutar de la espera, porque si bien la naturaleza puede ofrecer sorpresas para capturar, hay que tener paciencia y aprender a buscar, asumiendo que aunque no aparezca nada la espera se disfruta igual.

©Francisco Croxatto
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El recorrido fue: Parque Nacional Conguillío, Laguna Icalma, Lago Galletué, Reserva Alto Bío Bío y Parque Nacional Tolhuaca, los cuales ofrecen una gran variedad de paisajes ya que uno se va moviendo entre los bosques y la estepa alto andina. Estos fueron los resultados:

Tiuque. ©Francisco Croxatto
Tiuque. ©Francisco Croxatto

Las primeras aves aparecieron en los prados que se formaron sobre las cenizas producto de las erupciones del volcán Llaima. En ese escenario se pueden ver muchos tiuques y cernícalos compartiendo territorio y alimentándose de insectos o gusanos. El tiuque (Milvago chimango) simplemente recorre el prado en búsqueda de sus presas.

Cernícalo (Falco sparverius). ©Francisco Croxatto
Cernícalo (Falco sparverius). ©Francisco Croxatto
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A diferencia del tiuque, el cernícalo vuela sobre el terreno y se detiene en el aire, luego de un instante se lanza en picada. Su vuelo ágil ofrece múltiples movimientos para capturar.

Cernícalo en vuelo. ©Francisco Croxatto
Cernícalo en vuelo. ©Francisco Croxatto
©Francisco Croxatto
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En el Parque Conguillío existe un sendero para observar carpinteros negros (Campephilus magellanicus) en un sector que se encuentra bajo monitoreo para estudiar la especie. Sólo pude hacer una captura de este macho ya que se escondió detrás de un tronco y luego se fue junto a un grupo de 4 o 5 individuos. Además del clásico martilleo, llama la atención el sonido que emite, que varía de fuertes gritos a un divertido zumbido.

©Francisco Croxatto
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Por las tardes, numerosas liebres salen del bosque y se acercan a la laguna Conguillío. Si bien estas alcanzan un gran tamaño, las crías son parte de la dieta de las aves cazadoras más grandes.

©Francisco Croxatto
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Precisamente una tarde en que luego de un largo recorrido donde casi sólo vi liebres, y ya casi sin luz, pasó volando muy cerca de mí un ave más grande de lo que había visto hasta el momento. Luego, a unos 100 mts de distancia la vi dejar caer algo de entre sus garras y se fue a posar a la copa de un árbol: era esta cría de liebre.

Aguilucho hembra. ©Francisco Croxatto
Aguilucho hembra. ©Francisco Croxatto

El ave resultó ser un aguilucho común (Geranoaetus polysoma) hembra, de unos 55 cms aprox. Lamentablemente no la pude ver volver por su presa, a pesar de que esperé un buen rato hasta entrada la noche. Al día siguiente no había rastro de la liebre.

©Francisco Croxatto
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La última tarde en el Parque Conguillío me fui a recorrer el borde del bosque en busca de algún avistamiento. Luego de un rato, me encontré sorpresivamente con este cernícalo que recién había cazado un roedor.

©Francisco Croxatto
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 Acercándome de a poco pude ver cómo lo iba despedazando y engullendo hasta que no quedó nada.

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Finalmente me vio y decidió emprender vuelo.

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Cabe destacar el rol de control de plagas que realizan estas aves, especialmente del rodeor de cola larga portador del virus Hanta.

©Francisco Croxatto
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En la ruta al Parque Nacional Tolhuaca, a un lado del camino se encontraba este traro o carancho (Caracara plancus), el cual se dejó fotografiar tranquilamente, ya que es un ave confiada. A diferencia de otras aves rapaces que cazan desde el aire, el traro desciende cerca de su presa y la corretea hasta alcanzarla. También come carroña.

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Ya instalado en Tolhuaca, el cual goza de diversos paisajes para recorrer, me encontré con este martín pescador (Megaceryle torquata) temprano en la mañana calentándose al sol. La tarde anterior no tuve suerte recorriendo el parque, y a diferencia de las capturas en el Conguillío las cuales fueron al caer la noche, aquí pude ver algunos hábitos matutinos.

©Francisco Croxatto
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Estos tiuques también pasaron un buen rato calentándose al sol, por lo que pude hacer varias tomas.

©Francisco Croxatto
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Avanzada la mañana aparecieron grupos de aves escandalosas como las cachañas (Enicognathus ferrugineus) y otros un poco más tranquilos como los tordos (Curaeus curaeus). También se asomó un escurridizo chucao (Scelorchilus rubecula) que si bien se escucha constantemente desde el bosque, no siempre se deja ver, y el churrete (Cinclodes patagonicus) estuvo presente en casi todo el viaje en los lugares donde había agua.

©Francisco Croxatto
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Mención aparte a las miles de lagartijas que se cruzan constantemente al recorrer los senderos, y que no dejan de sorprender con sus colores.

Creo que para no haber sido específicamente una expedición a fotografiar aves, ya que iba acompañado y durante la mayor parte del día realizamos otras actividades, los resultados fueron mejor de lo que yo esperaba. Con un poco de paciencia y un lente de largo alcance (en este caso un Sigma 150-500mm) se puede conocer un poco más de cerca la variedad de especies y algo de su comportamiento, que a mí parecer es lo más interesante; conocer sus hábitos, dónde encontrarlas, de qué se alimentan, etc. Chile tiene una riqueza infinita en paisajes y en cada uno de estos podemos encontrar distintas especies de flora, fauna y también fungi, que para poder proteger hay que empezar por conocer.

*Fuente de respaldo: Aves de Chile. Sus Islas Oceánicas y Península Antártica. Enrique Couvé, Claudio F. Vidal y Jorge Ruiz T. Guía de Campo Ilustrada.

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