Con vientos que en ocasiones superan los 90 km/h y un frío intenso que cala hasta los huesos, no cabe duda que la Patagonia y su clima siempre cambiante, le han dado la fama de «hostil» a este territorio al fin del mundo.

Pero es precisamente lo volátil de este clima, lo dramático de su geografía y lo asombroso de su vida salvaje, lo que nos regala momentos inesperados como este: En la foto, se ve el macizo del Paine desde el puente Weber en un día de verano, es muy inusual que no haya viento en esta época del año.

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