Reconocida como Reserva Mundial del Surf, la ciudad de Pichilemu recibe cada año a miles de fanáticos de este deporte que con sus tablas y trajes de gomas llegan para disfrutar de sus increíbles olas de calidad mundial. Un lugar que combina playas, bosques, gastronomía y descanso, pero también una rica biodiversidad marina –característica que muchos desconocen–.

El fotógrafo Eduardo Sorensen nos muestra hoy, a través de impresionantes fotos, la vida submarina que se refugia en esta costa, las cuales al ser iluminadas por el flash presentan formas y colores únicos que no te puedes perder.

Detrás de la fotografía

Actinias ©Eduardo Sorensen
Actinias ©Eduardo Sorensen/Fundación Punta de Lobos

Eduardo Sorensen y el biólogo marino y académico del Departamento de Ecología de la UC, Alejandro Pérez Matus, junto con la Fundación Punta de Lobos, emprendieron un viaje bajo el agua para registrar  las distintas especies que se encontraban en las profundidades.

Alejandro Pérez, quien durante años ha explorado estos sectores del mar de nuestro país, nos informó con más detalles de qué se trataban estos secretos que escondía la localidad. Pichilemu, además de ser un lugar de magníficas olas, se caracteriza por poseer una dinámica de un fenómeno oceanográfico llamado surgencia, que corresponden a sectores de levantamientos de masas de aguas profundas –frías y ricas en nutrientes– que favorecen la existencia de peces más grandes y una variada diversidad de especies. “La dinámica del sitio está dominada por cada zona de surgencia, donde ciertas especies encuentran muchos nutrientes para poder crecer y eso hace que el lugar sea bastante productivo, con variedad de especies, facilitando la vida de peces con alto nivel trófico o grandes depredadores”, explica Alejandro.

Congrio colorado ©Eduardo Sorensen
Congrio colorado ©Eduardo Sorensen/Fundación Punta de Lobos

Dentro de las especies marinas que se pueden encontrar en esta zona y que destacó el especialista, está la Rhodymenia: un alga con forma de abanico, de color rosa, que alcanza cerca de 100 milímetros de altura. Gracias a los sedimentos que agarra esta alga, se genera un hábitat ideal para que muchas especies encuentren refugio, dando a su vez alimento a especies como el congrio (Genypterus chilensis), el tiburón pintaroja (Schroderichthys chilensis), las cabrillas (Sebastes oculatus), estrellas de mar (Meyenaster gelatinosus) y rollizos (Pinguipes chilensis) .

Doncellita ©Eduardo Sorensen
Doncellita ©Eduardo Sorensen/Fundación Punta de Lobos

Uno de los peces que lograron avistar en el recorrido fue la doncellita (Myxodes sp), de color intenso, que se caracteriza por anidar en bosques de algas y donde el macho es el encargado de cuidar los huevos hasta que se desarrollen.  “Estos peces son también depredadores de los pequeños herbívoros que se acercan a comer las algas, donde estos ponen sus huevos”, agregó Alejandro destacando que se trata de una especie muy críptica que se camufla muy bien en su entorno.

Además muchas de las rocas que observaron en el lugar, contenían alrededor de seis o siete variedades de esponjas de múltiples colores. Entre ellas, la Axinella crinitaScopalina sp. y Halichondria sp., de apariencia asimétrica y una estructura bastante porosa, razón por la cual llevan el nombre de poríferos. Estas esponjas se confunden en el fondo marino como si fueran corales.

©Eduardo Sorensen
©Eduardo Sorensen/Fundación Punta de Lobos

Alejandro a su vez destacó que las especies de estos mares son objetos importantes de conservación y de la misma forma se pueden vincular bastante con los intereses de las personas de la localidad, ya que pueden resultar lugares interesantes para el buceo recreacional por la alta diversidad que se puede encontrar.

¿Qué te parece este desconocido tesoro?

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