Islas Faroe: la magia inexplorada del norte del mundo
Llegar no es nada fácil, pero irse es algo casi imposible. Las Islas Faroe son magnéticas y enamoran a cualquiera que vibre con la naturaleza y la historia. Un rincón del planeta único, lleno de cascadas, acantilados, corderos y las carreteras más lindas del mundo. Esta galería muestra las venas abiertas del último paraíso vikingo.
El avión estaba casi vacío. De los más de 100 asientos, éramos unas 30 personas las que ocupaban las butacas. ¿El destino? Copenhague, la capital de Dinamarca. Un lugar impresionante, interesante, lleno de vida, bicicletas y lluvias torrenciales. Y si tuviera que recomendar algo rápido, imperdible una Pølser (hot dog) en alguna de las plazas principales de esta ciudad sentado en un banco viendo lo que pareciera ser una ciudad perfecta en la que que todo funciona bien.
Pero hoy no estamos acá para hablar de las maravillas danesas. O sea sí, también, pero en esta historia solo fue la escala previa a una aventura mucho mayor y salvaje.
Bus a Aalborg y un tren al puerto de Hirtshals. Ahí esperaba el implacable Norrøna, un Ferry enorme que une Dinamarca con las Islas Faroe, el destino final. Dos días arriba de esa embarcación para llegar al puerto del dios Thor, que es la traducción literal del nombre de la capital faroesa: Torshavn.
Ya en Torshavn se sentía esa vibra única y especial. Una sensación indescriptible y extraña en un lugar tan lejano como ajeno. Lleno de casitas con pasto en el techo y gente que no esperaba que fuera tan amable, muy distinto a la frialdad nórdica de la cual tanto me habían hablado.
18 islas componen el Estado de Islas Faroe que significa “Isla de los corderos”, donde la población de estos animales supera por el doble a la población faroesa. En este lugar, unido por puentes y unos túneles acuáticos que te dejan con la boca abierta, viven un poco más de 50 mil habitantes.
Una vez en el auto comienza un recorrido que ni en todos los sueños que tuve me habría imaginado. Llevaba más de 10 años pensando en estas islas, sus corderos, pueblos de 20 personas y esa naturaleza indómita y solitaria.
Son islas maravillosas, que te roban el corazón desde el minuto en que las pisas. Un destino único y poco común. Las islas Faroe son de los secretos mejores guardados del norte.