En la mira: la metamorfosis de la ranita moteada paso a paso
Los anfibios son unos de los pocos seres vivos que a lo largo de su vida presentan una completa transformación de su cuerpo. Si en un inicio son larvas, tienen cola y branquias, su cuerpo luego sufre una metamorfosis, perdiendo la cola y transformando las branquias en pulmones al transformarse en rana adulta. Aquí nuestro colaborador Eduardo Minte nos invita a maravillarnos con este espectáculo de la naturaleza a través de una galería que muestra el desarrollo completo de la ranita moteada.
Hace unos días nuestro colaborador Eduardo Minte se encontró en su camino a una ranita moteada adulta. Un encuentro que para muchos podría parecer banal, para él adquirió un significado diferente. No sólo por su fascinación por la fotografía de fauna silvestre, que en muchas ocasiones acerca más a las personas a estos animales, sino porque hace unos años se propuso la cautivante tarea de registrar el desarrollo larvario de unos huevos de esta misma especie que había encontrado.
La rana moteada (Batrachyla leptopus) es una especie relativamente pequeña, mide entre 23 a 35 mm de longitud hocico-cloaca. Su cuerpo es delgado, al igual que sus extremidades. Presenta sus dedos libres con una reducida membrana interdigital, y la punta de estos se ensancha en forma de cuchara.
De colores entre negro, café y rojizos, presentados en forma de manchas sobre una base más clara –por lo general grisácea–, esta pequeña ranita llama la atención en medio de la vegetación.
En Chile se puede encontrar desde Concepción hasta Aysén, desde los 50 hasta los 1000 msnm, y usualmente están bajo troncos y hojarasca húmeda en bosques nativos, constituidos por lo general de coigües (N. dombeyi), lenga (N. pumilio), roble o pellín (N. obliqua), raulí (Nothofagus alpina), ulmo (Eucryphia cordifolia) y tepa (Laureliopsis philippiana) además de nalca (Gunneria tinctoria) y musgos.
Esta ranita se reproduce entre enero y abril. Sus huevos son depositados en forma de clusters en la tierra, en cavidades o bajo troncos, cerca de cuerpos de agua permanentes y transitorios. Y, según se ha descrito, es el macho el que cuida de los huevos hasta su eclosión.
La larva (renacuajo) que eclosiona puede nadar gracias a su cola y respirar bajo el agua por medio de branquias. Esta larva crece en tamaño hasta que se gatilla la metamorfosis, el proceso biológico que, a grandes rasgos, representa un cambio abrupto de la estructura del cuerpo del animal.
En el caso de las ranas y sapos estos pierden la cola y las braquias y desarrollan extremidades y pulmones, que los hacen más aptos para la vida terrestre.