Una vez más, la contaminación lumínica ha causado estragos en las aves marinas.

Fardela blanca muertas ©CONAF_2
Fardelas blancas muertas ©CONAF

Hace algunas semanas se ha registrado una masiva caída de al menos 169 fardelas blancas (Ardenna creatopus) en el Archipiélago de Juan Fernández, de las cuales 96 han sido halladas muertas. Se trata en su mayoría de polluelos volantones, los cuales se desorientan por la luz, chocan con infraestructura o con cables de la electricidad, y se accidentan o caen al suelo, siendo atacados por perros y gatos. Otros, en tanto, logran esconderse y son rescatados por personas de la comunidad, o por los equipos de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y de la organización Oikonos.

Si bien el año pasado habían disminuido las caídas en comparación a otros periodos, este 2020 aumentaron considerablemente, lo que se debería a la nueva luminaria pública instalada en el poblado San Juan Bautista. De esa forma, el problema continúa, mientras aún no se adoptan medidas concretas en el archipiélago para disminuir el impacto de las luces.

Fardelas blancas ©Peter Hodum Oikonos
Fardelas blancas ©Peter Hodum | Oikonos

“Este año ha habido un aumento significativo de aves caídas en el borde costero y en la explanada familiar, sector utilizado por la comunidad para distintos eventos. Cuando las aves se encandilan con las luces artificiales, se desorientan y chocan con la infraestructura o con los cables de la electricidad. Ahí caen al suelo y son presa fácil de perros y gatos que deambulan por el pueblo. Creemos que el aumento de aves caídas en esta temporada se debe al recambio de luminaria pública por la construcción del nuevo borde costero, y también en otras zonas del poblado donde se están cambiando las luces”, detalla Héctor Gutiérrez, coordinador de proyectos para Juan Fernández de Oikonos.

Gutierrez añade que “junto a CONAF y la comunidad, hemos encontrado 96 fardelas muertas y 73 vivas, las que han sido liberadas en el mar. Previo a la construcción del proyecto del nuevo borde costero, enviamos recomendaciones para la instalación de luminarias amigables para las aves marinas, pero estas no fueron acogidas”.

Polluelo de Fardela Blanca preparándose para la migración ©Héctor Gutiérrez
Polluelo preparándose para la migración ©Héctor Gutiérrez | Oikonos

En efecto, desde la CONAF, SAG y Oikonos han sugerido medidas para mitigar el impacto de la luminaria, tanto a la Municipalidad como al Ministerio de Obras Públicas, siendo este último responsable de la construcción de la zona costera. Dentro de las propuestas está la disminución de la intensidad lumínica del sistema de alumbrado público, y el recambio de las luces por diseños especialmente fabricados para evitar este tipo de accidentes. Sin embargo, hoy no se cuenta con una iniciativa concreta para contrarrestar estos efectos por parte de ambas instituciones.

Fardela blanca muertas ©CONAF_1
Fardelas muertas ©CONAF

Por su parte, el alcalde de Juan Fernández, Leopoldo González, señala que “estas caídas comenzaron hace una semana aproximadamente, y son más que nada por el tipo de luminaria que tenemos. Son generalmente juveniles que están saliendo de las cuevas, y claro, al pasar por al frente de la bahía se encandilan con la luz y más aún cuando está la nubosidad baja. Muchas muertes no se producen por caída sino porque hay muchos perros que andan cerca, las muerden y las matan. Estamos tratando de hacer una ordenanza para la tenencia responsable”.

Si bien el edil reconoce el problema de las luminarias, señala que no cuentan con recursos disponibles para hacer un recambio.

Borde Costero San Juan Bautista ©Sara de Rodt
Zona costera de San Juan Bautista ©Sara de Rodt

Cabe destacar que, en el caso de Chile, esta especie nidifica solo en el Archipiélago de Juan Fernández y en isla Mocha, entre los meses de noviembre y abril. Para ello, estas aves construyen cuevas de entre uno y tres metros, las cuales pueden ser usadas por la misma pareja durante varios años. En el caso de Juan Fernández, las colonias ocupan laderas con poca o inexistente vegetación en las islas Robinson Crusoe y Santa Clara, poniendo generalmente un solo huevo que es incubado por el macho y la hembra. Una vez que nace la cría, ambos padres se encargan de su cuidado y alimentación, visitando los nidos durante la noche luego de forrajear en el mar.

Fardela Blanca ©Héctor Gutiérrez Oikonos
©Héctor Gutiérrez Oikonos

Precisamente, en este periodo las fardelas emprenden su migración hacia el hemisferio norte, y los polluelos salen por primera vez de sus madrigueras, las que están en completa oscuridad bajo la tierra, para unirse al periplo. De esa forma, sus primeros vuelos se ven truncados por la contaminación lumínica generada por el humano.

Fardelas caídas ©Pablo Manríquez Oikonos
Fardela caída ©Pablo Manríquez | Oikonos

Frente a esta situación, existe un programa de rescate de aves marinas durante esta época para coordinar las acciones de las instituciones y comunidad local. De esa manera se han organizado para socorrer a estas malogradas aves, sacando salvoconductos debido a la pandemia del coronavirus.

Una de ellas ha sido Iva Vásquez, residente de la isla e ingeniera en expediciones y ecoturismo, quien junto a su pareja empezó a encontrar polluelos caídos desde el 17 de mayo. “Normalmente los polluelos caen por la noche al encandilarse con las luces de los focos, así que las búsquedas de fardelas es por las mañanas. También se ha estado hablando de la posibilidad de regular la intensidad de los focos, lo importante es tener presente el impacto ecológico, tanto a nivel de nuestras acciones personales, como de grandes proyectos que se puedan desarrollar en el archipiélago”, relata.

Fardelas caídas en Juan Fernández ©Iva Vásquez
Fardela rescatada ©Iva Vásquez

Vásquez agrega que “la comunidad tiene un fuerte lazo con su territorio y con las especies con las que cohabitan en él. La mayoría de las acciones que se han tomado son sugerencias de las ONGs presentes en Robinson y se toman por cuenta propia como, por ejemplo, qué hacer en caso de encontrar una fardela, o guardar a perros y gatos por las noches”.

Fardelas caídas ©Pablo Manríquez Oikonos (1)
Fardela rescatada ©Pablo Manríquez | Oikonos 

Por ejemplo, algunos individuos son transportados al Centro de Recuperación de Fauna que existe en el sector de administración del Parque Nacional Juan Fernández, donde las aves son evaluadas para luego proceder a su recuperación en el breve plazo.

Fardela blanca muertas ©CONAF_3
Fardelas muertas ©CONAF

Gutiérrez puntualiza que “las personas que rescatan fardelas, las meten dentro de una caja de cartón y llaman a las organizaciones para que las retiren y puedan liberarlas al otro día. Liberarlas es algo emocionante, es una felicidad muy grande ver a las aves volar con mucha energía hacia el mar. Pero también es muy triste cuando nos avisan de fardelas muertas. A esas aves las enterramos, para evitar malos olores y algún foco de contaminación. Pero la ayuda de la comunidad es fundamental. Ellos son los mayores protectores de las aves”.

Fardela liberada al mar ©Pablo Manríquez Oikonos
Fardela liberada al mar ©Pablo Manríquez | Oikonos

El lado oscuro de la luz

Se entiende por contaminación lumínica al uso ineficiente, innecesario o extremo de fuentes de luz artificial, la cual aumenta el brillo del cielo nocturno, desencadenando varios efectos no solo en la demanda energética y salud humana, sino también en la biodiversidad, ya que son múltiples especies las que pueden verse afectadas por la luminosidad, como sucede con peces, tortugas marinas y aves marinas.

Calle La Pólvora_ ©Hernán González
Calle La Pólvora ©Hernán González

Quizás uno de los casos más conocidos, que también está ocurriendo en estos precisos momentos, es el de las golondrinas de mar en el norte de Chile, las cuales caen por las luminarias de las ciudades y sectores industriales.

En el caso de las fardelas en Juan Fernández, se cuentan con registros desde 2012, repitiéndose cada año la misma historia. Para tener una idea, en monitoreos realizados en el archipiélago entre abril y mayo del 2016, se registraron un total de 450 individuos encandilados, correspondiendo en un 92% a fardelas blancas. De ellas, el 73% eran polluelos volantones.

Por ello, en los años posteriores se implementaron con éxito focos que direccionan la luz hacia el suelo en dos sectores de la isla Robinson Crusoe, disminuyendo la contaminación lumínica y, con ello, sus impactos.

Luminarias amigables para aves en Robinson Crusoe ©Héctor Gutiérrez | Oikonos
Luminarias amigables para aves en Robinson Crusoe ©Héctor Gutiérrez | Oikonos

Luego, disminuyeron considerablemente las caídas, registrándose el año pasado solo 29 aves marinas caídas, en su mayoría fardelas, de las cuales cinco resultaron muertas. Para ser más específicos, en mayo de 2019 solo cayeron seis, sobreviviendo cuatro individuos.

Gráfico aves marinas caídas en el poblado de San Juan Bautista – Isla Robinson Crusoe_Oikonos
Aves marinas caídas solo en San Juan Bautista. Fuente: Oikonos

Sin duda, lo anterior contrasta bastante con la actualidad, donde la responsabilidad recae en las nuevas luminarias públicas, instaladas en el marco del proyecto de borde costero del poblado San Juan Bautista.

En ese sentido, el alcalde sostiene que “por un tema de seguridad, tengo que velar por la gente, aquí hubo un tsunami hace un tiempo atrás, tenemos fuertes vientos también. Por cualquier emergencia no podemos apagar las luces de las calles, es imposible”.

Bahía Cumberland ©Héctor Gutiérrez Oikonos
Bahía Cumberland ©Héctor Gutiérrez Oikonos

Sin embargo, el profesional de Oikonos subraya que “no estamos pidiendo dejar la isla a oscuras, sino instalar luminaria acorde a la biodiversidad del lugar. Juan Fernández es un reservorio de vida y de especies endémicas que debemos cuidar. Hace algunos años, y con el apoyo del municipio y la comunidad, cambiamos la luminaria pública en dos sectores del poblado donde teníamos grandes caídas de aves. Instalamos luces que direccionan la luz hacia el suelo y evitan la pérdida de luz hacia arriba. Según las recomendaciones científicas, esta característica, sumado a evitar la luz blanca, daría buenos resultados para disminuir la caída de aves. Y así lo hemos registrado en los dos sectores de Robinson Crusoe que cuentan con luminaria amigable para las aves marinas. Hoy en día hay más y mejor tecnología para ofrecer luminarias que sirvan a la comunidad local y también protejan a las aves”.

Mientras no se materialicen esos cambios, solicitan bajar la intensidad de las luces y apagar un poste por medio para disminuir su impacto en las fardelas. No obstante, nada de eso ha ocurrido hasta ahora.

Fardela blanca ©Héctor Gutiérrez Oikonos
©Héctor Gutiérrez | Oikonos

Actualmente, la fardela blanca es una especie que enfrenta numerosas amenazas, razón por la cual está catalogada “en peligro de extinción” por el Estado de Chile.

“Son aves muy fieles y vuelven siempre al mismo lugar, aún cuando su hogar signifique la pérdida de la vida o perder a su pareja para siempre. En el mar, la pesca de cerco y la contaminación marina son sus grandes amenazas. En tierra, las especies exóticas como ratas, coatíes, perros y gatos asilvestrados atentan contra la supervivencia de los polluelos y de los adultos. La expansión urbana también es una gran amenaza, ya que la construcción de casas y la instalación de más luminarias afecta directamente a todas las aves marinas. El Archipiélago Juan Fernández es un sitio muy especial, ya que es uno de los dos sitios donde estas aves nidifican. Si perdemos los sitios de nidificación, estaremos perdiendo poco a poco a estas aves marinas que son muy importantes para la salud de los océanos y de las islas como las de Juan Fernández”, destaca Gutiérrez.

Para resguardarlas, se han impulsado durante años una serie de medidas como instaurar cercos para proteger sus nidos, las mencionadas luces amigables con las aves en dos sectores de Robinson Crusoe, así como actividades de educación ambiental para promover el conocimiento y valoración de esta especie migratoria.

Fardelas caídas ©Pablo Manríquez Oikonos
Fardelas rescatadas ©Pablo Manríquez | Oikonos

Vásquez asegura que “la comunidad es consciente de la responsabilidad que tienen para con ellas y la mayoría siempre que encuentra un polluelo llama para avisar. Debemos tener presente que no somos los únicos habitantes en estas islas, hay otros, y hace mucho más tiempo que nosotros, entonces para convivir con respeto, hay que asegurarse que las medidas que se tomen, de cualquier índole, tengan en cuenta a los otros seres junto a quienes vivimos. Tener una mirada más holística en pro de la riqueza biológica que se presenta en el archipiélago”.

Por ello, desde organizaciones como Oikonos llaman a considerar la protección de la biodiversidad en la norma que regula la contaminación lumínica, además de extender el ámbito territorial para incluir zonas de nidificación y descanso de aves marinas migratorias, particularmente en territorios insulares y costeros donde se ha evidenciado un impacto negativo de las luminarias.

Fardela blanca ©Héctor Gutiérrez | Oikonos
©Héctor Gutiérrez | Oikonos

Gutiérrez asegura que “Chile tiene la oportunidad de ser un ejemplo mundial y líder en el manejo de impactos lumínicos a nuestra biodiversidad. Junto a esto, el uso de luminarias amigables promueve el ahorro de energía y el uso eficiente de nuestros recursos, manteniendo la calidad y efectividad de la luz artificial para uso humano”.

Pero frente a las demás amenazas que aquejan a las fardelas, consideran esencial ir más allá, promoviendo acciones para “proteger los sitios de nidificación a través de la valoración ciudadana y con medidas de protección por parte del Estado. Hoy estamos trabajando para que el Ministerio de Bienes Nacionales con el apoyo del Ministerio del Medio Ambiente, declaren como Bien Nacional Protegido al único y particular sitio de nidificación que se encuentra en el poblado de San Juan Bautista, en la Isla Robinson Crusoe. Esto sería un gran avance en la protección de la especie”, concluye.

Fardela blanca ©Héctor Gutiérrez | Oikonos
©Héctor Gutiérrez | Oikonos
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