Como poco alentadoras catalogó la organización de conservación marina, Oceana, los resultados del informe Estado de Situación de las Principales Pesquerías Chilenas 2019 publicado por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca), en el cual se da cuenta de que un 67% de las pesquerías del país aún se encuentran sobreexplotadas o colapsadas.

Merluza común ©Mauricio Altamirano | Oceana
Merluza común ©Mauricio Altamirano | Oceana

Si bien Subpesca resaltó las mejorías arrojadas por algunas especies, desde la ONG apuntaron a que es preocupante que recursos emblemáticos como la merluza común no hayan evidenciado ninguna mejora significativa en su estatus desde el año 2012. De hecho, gran parte de las pesquerías de importancia comercial llevan más de diez años al borde del colapso o ya colapsadas.

“La merluza común, más conocida como la pescá, sigue en un estado crítico de conservación y, pese a ello, su cuota de extracción para 2020 se aumentó en un 19%; lo mismo pasa con la merluza austral, que se encuentra sobreexplotada desde 2013 y, sin embargo, se autorizó un aumento en su cuota, donde claramente hubo una intervención de los interesados”, señaló Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de Oceana Chile, quien agregó que “nos preocupan enormemente estos casos, donde es evidente que la recuperación de las especies no se está concretando y pese a ello se siguen aumentando las cuotas de extracción”.

Del informe se puede desprender la recuperación del jurel, cifra destacada por Oceana ya que representa un ejemplo positivo de recuperación. Recordemos que esta especie se administra a nivel internacional y que estuvo en estado de colapso debido a la sobreexplotación industrial entre 2006 y 2011, pero gracias a la aplicación del principio precautorio en la toma de decisiones de las cuotas de pesca, hoy se encuentra recuperada.

Pesca 2 ©Mauricio Altamirano
©Mauricio Altamirano | Oceana

Por su parte, la sardina común mantuvo su estatus de plena explotación, mientras que se evidenciaron leves mejorías en el bacalao de profundidad que, tras dos años de estar en estado de colapso, pasó a la categoría de sobreexplotación. Respecto a la anchoveta, el informe evidencia que el stock comprendido entre las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta, pasó de sobreexplotado a subexplotado, mientras que el de las regiones de Atacama y Coquimbo se mantiene en plena explotación. Finalmente, el stock entre las regiones de Valparaíso y Los Lagos mejoró, pasando de agotado a sobreexplotado.

“Frente a estos resultados, no podemos dejar de mencionar la pesca ilegal como un factor limitante para la recuperación de las poblaciones de peces de interés pesquero en Chile” explicó van der Meer, y agregó que «las prioridades de los gobiernos en la última década no han estado centradas en poner fin a la sobreexplotación pesquera de este bien público, que es además parte de la seguridad alimentaria de las comunidades costeras”.

Pesca ©Mauricio Altamirano
©Mauricio Altamirano | Oceana

Falta de información impide avanzar en planes de manejo

Al revisar el informe, Oceana alertó también que la falta de datos entregados por Subpesca sigue repitiéndose y se ha transformado en un importante obstáculo para avanzar en la conservación de ciertas especies. Esto queda de manifiesto al ver que 17 pesquerías no cuentan con todos los datos para determinar su estatus, como son los casos del erizo rojo, el loco, las algas pardas, entre otros.

«Es imposible desarrollar políticas públicas que limiten la sobreexplotación de los recursos con tal falta de información”, sentenció van der Meer, y añadió que “esto es extremadamente preocupante en el caso de las algas, la pesquería más grande de Chile de acuerdo a su volumen de desembarque, y cuya explotación aumenta de forma exponencial sin tener claridad sobre su estado de conservación”.

Los chilenos somos los mayores productores del mundo de macroalgas extraídas de poblaciones naturales. ©Antonia Perello
©Antonia Perello

Efectivamente, según lo indicado por Subpesca, la exportación de algas se ha valorizado en US$ 210,4 millones, mientras que los datos de exportación muestran que se ha transformado en la principal pesquería bentónica del país; de ese total, un 79% corresponde a algas pardas y un 11%, a luga roja.

“Necesitamos aumentar las herramientas de los comités científicos. No puede ser que el comité de especies bentónicas deba revisar 45 especies; para nadie es posible desarrollar tal nivel de evaluación y nos quedamos sin conocer el estado de pesquerías que son cruciales, como el caso de las algas” sentenció van der Meer.

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