Los productos farmacéuticos se han vuelto, de cierta forma, parte de nuestro día a día. Dolores de cabeza, problemas estomacales o congestiones son problemas que ya no resultan una carga gracias a los remedios, pues sin duda que son indispensables para la salud y el bienestar de las personas, pero su creciente utilización conlleva graves problemas ambientales.

De acuerdo a la  investigación “Productos farmacéuticos en el medio acuático de la región del mar Báltico” realizada por la UNESCO, la ruta más importante por la que los fármacos ingresan en las aguas dulces y marinas son los vertidos de aguas residuales. Entre un 30% a 90% de las dosis administradas por vía oral se eliminan en forma de sustancia activa por la orina de personas y animales. Lo que ocurre es que las instalaciones de tratamientos residuales no son capaces de filtrar los compuestos químicos de estas sustancias y por ende, terminan en el mar afectando a los ecosistemas.

Según especifica el estudio, los fármacos presentes en mayor concentración –paracetamol, ibuprofeno, macrogol (laxante) y metformina (antidiabético)– eran los que menos se eliminaban con la depuración de aguas residuales.  Se detectaron fármacos en 640 de las 4.600 muestras de agua, sedimentos y biota de la zona estudiada.

Respecto a los impactos, la Agencia Federal del Medio Ambiente de Alemania (UBA) detalló el informe “Fármacos en el medio ambiente- perspectiva global”, que los fármacos son sustancias biológicamente activas que afectan específicamente a los mecanismos de control de organismos vivos y, cuando éstas se  liberan en el medio ambiente, su actividad biológica puede tener consecuencias negativas para la flora y fauna y afectar la salud del ecosistema.

Dentro de algunos ejemplos mencionados respecto a efectos ecotoxicológicos, destaca la casi extinción de buitres en el subcontinente indio, causada por la alimentación de estas aves a base de cadáveres de vacuno tratado con el fármaco antiinflamatorio diclofenaco.

En otros casos, ciertos fármacos poseen una función endocrina, es decir que pueden tener efectos en el sistema hormonal. Se ha demostrado que los fármacos de alteración endocrina tienen efectos adversos en la flora y fauna en concentraciones muy bajas, como feminizar a los peces macho, impedir la reproducción de algunas especies o causar la regresión de una población.

Respecto a estas situaciones, la UNESCO hizo una serie de recomendaciones para generar mayor conciencia, tanto en el consumidor como en médicos y farmacéuticos, del impacto ambiental que tienen este tipo de productos y  fomentar el uso sostenible para reducir su carga en las aguas residuales. Asimismo aconsejó que se debiera implementar sistemas de devolución a las farmacias de los medicamentos no utilizados en aquellos países donde este sistema no exista ya que, en su mayoría, estos terminan siendo eliminados por el alcantarillado.

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